Por Guillermo Ziem.

Cuando recordamos las grandes bandas del rock setentero, es inevitable no ver el cartel auto adjudicado de Sexo, Drogas y Rock and Roll, y todo puede variar desde la perspectiva en que se mira. Esa fue la visión viva que el director Cameron Crowe plasmó en celuloide en el año 2000, en su film más taquillero: «Almost Famous».

La película transcurre a mediados de los años 70, en EE.UU., donde al alero de bandas hoy muy reconocidas existe StillWater, banda que participa como plato principal y a veces invitado para shows de Led Zeppelin, Black Sabbath o Deep Purple. La historia que respecta al conjunto de músicos es apasionante, ya que principalmente se muestra cómo se vivía el tour de una banda de rock en esos años, pero principalmente se centra en las casi dos semanas en las que William (Patrick Fugit), se encarga de ser el notero en gira con StillWater para la revista Rolling Stone.

William es un notero aficionado al que casi por azar se le asigna la tarea de acompañar a la banda por algunos estados norteamericanos, el problema es que es un adolescente sin edad legal y que su pasión por la música y el rock lo lleva a revelarse a punta de mentiras frente a su madre para seguir su instinto. En ese periodo, logra conocer la fama, delirio, locuras, mentiras, éxitos y fracasos de los choques de egos que se generan al interior de StillWater, todo por figurar más que los otros.

En esta transición vital de la inocencia a la madurez, William conoce a Penny Lane (Kate Hudson), una groupie que acompaña a la banda con sus amigas, también groupies. Penny nota que William se enamora de ella y lo mantiene a raya en lo que hoy sería la friendzone, y mantiene su constante romance y coqueteo de musa inspiradora con el guitarrista interpretado por el actor Billy Crudup, que permanece en un estado ajeno a la realidad la mayor parte del tiempo, mientras mantiene su lucha eterna de egos con el vocalista interpretado por Jason Lee. Cabe señalar que Penny es la piedra angular que favorece a William al conseguir favores de la banda para que logre completar la nota que se le ha encomendado.

A lo largo de la película se puede ver el desenfrenado estilo de vida del rock de los años 70. Mucho alcohol, drogas (de todo tipo), sexo, algo que sólo pocos vivían a concho y sobrevivían para contarlo. Desde ahí se rescata la esencia de la película, las transiciones de la inocencia al despertar de una realidad lujuriosa, y rescatar a quienes se convierten en amigos, compañeros y hermanos. El rock los unifica. Es épica la secuencia cuando va la comitiva completa en el bus entre ciudades y todos cantan Tiny Dancer de Elton John, así como cuando Stillwater ingresa al estacionamiento de un estadio preparándose para actuar y de fondo se oye Sweet Leaf de Black Sabbath haciendo notar que los británicos eran los teloneros. Es destacable también, la escena cuando el guitarrista se electrocuta con su instrumento al inicio de un show, haciendo referencia al momento en que Ace Frehley de Kiss se electrocutó y facilitó que naciera la canción Shock Me y aquella en que el guitarrista, drogado con ácidos a más no poder, se lanza desde el tejado a la piscina de una casa donde se hacía una fiesta y que nadie se conocía, pero al final todos eran hermanos.

Es una película de culto y es de considerar que, como tal, es ficticia, pero basada en algunas de las vivencias que Cameron Crowe vivió en su adolescencia escribiendo para una revista de música.