Por Francisco Aguilar A.
Pauta por Francisca Neira.

Dulce y Agraz es el proyecto musical de Daniela González (19), cantante y compositora penquista, que el próximo 4 de marzo se presentará en la cuarta versión del festival Rock en Conce.

Con un EP homónimo ya publicado en 2015 y dos adelantos de lo que será su próximo larga duración, Daniela se yergue como una revelación en la escena musical nacional, logrando conquistar a públicos variados y heterogéneos. Para conocer más acerca de su carrera y sus proyecciones, conversamos con la voz y cerebro de Dulce y Agraz.

Daniela, eres súper joven, ¿a qué edad partiste en la música y que te llevó a dedicarte a ella?

Partí tocando en vivo en una banda que se llama No te dispares a los pies, como a los 14 años. Después de un tiempo en ella, empecé a trabajar en mis canciones propias y nació la inquietud de explorar más en la composición e hice un proyecto solista que bauticé Dulce y Agraz. Con el tiempo me fui dedicando por completo a él.

¿A qué te refieres con el concepto Dulce y Agraz?

Es el contraste, lo que me gusta, entre lo nostálgico y lo lindo. De repente me inundan mucho esas sensaciones que no sabes si son felices o tristes, o ambas cosas, entonces encontraba que el nombre era bueno para poder bautizar ese mundo.

Cuéntanos un poco acerca de tu proceso creativo, ¿en qué te inspiras?, ¿cómo escribes?, ¿cómo compones?

Son procesos personales, en verdad, respecto al contenido. El método siempre cambia, ahora estoy trabajando mucho desde la voz y para eso me apoyo de una máquina loop, lo que me ayuda a hacer muchas armonías. Generalmente, son canciones construidas siempre en base a la voz.

¿Consideras que tus letras responden a preocupaciones universales o más bien son propias de tu edad o tu generación?

Creo que las letras propias de la edad también pueden ser preocupaciones más universales. Últimamente me he ido en rollos súper personales y, a través de eso, me he dado cuenta que he tocado temas universales. Como, por ejemplo, ahora estoy escribiendo letras en mis canciones en el concepto de la torpeza de la inteligencia emocional de la gente y del permitirnos ser frágiles y débiles para hacer ver que eso no está mal. Nunca escribo historias ficticias sino que todo lo que escribo tiene que ver conmigo, cosas reales o situaciones trascendentes.

¿Qué influencias musicales, estilos o artistas, podemos encontrar en tu música?

A la hora de componer no le hago mucho caso a nadie, más en la producción es donde uno se fija en lo que hacen los demás. Dentro de esa área me gusta mucho lo que hace Elsa y Elmar, una artista colombiana. En general, son mujeres las que me atraen musicalmente. También está Ela Minus, ella tiene un rollo súper digital y electrónico. Uno de sus discos fue producido por Andres Nusser de Astro, me llama mucho la atención.

¿Cómo fue el proceso de grabar en estudio tu primer EP, Dulce y Agraz, en el que trabajaste junto a Javier Barría? ¿Cómo fue la relación con él?

Javier le dio mucho peso a mi trabajo. Cuando empecé a trabajar en el EP no tenía idea con quién producir y él no era productor, solo producía sus propias canciones. A nadie se le había ocurrido que podía producir para otros artistas. Lo llamé para preguntarle, le tincó y por eso hicimos el EP juntos. Fue la mejor decisión para armar mi primer trabajo, ya que a mí me gusta mucho lo que hace y estaba súper influenciada, entonces fue como lógico que él fuera el encargado de afinar mis primeros trabajos. Hasta ahora, conservo esa nostalgia, esa esencia que tiene Javier.

¿Ha cambiado tu sonido desde esa grabación lanzada en 2015 hasta tu último single, “Ruido”, lanzado hace un mes atrás? ¿En qué lo notas o cómo lo describirías?

Ha cambiado muchísimo. De partida, ahora hablo de cosas distintas, a lo largo del tiempo uno crece y tiene otros rollos. Ya no hablas tanto del amor universal sino que del amor propio, otras cosas, otros procesos, más internos todavía. Una se va soltando y va adquiriendo el lenguaje para traducir todas esas cosas que nos van pasando y que no se hablan en la cotidianeidad. También ha evolucionado mucho el sonido, porque antes usaba instrumentos muchos más orgánicos. Ahora me metí con todo lo digital y las máquinas. Me ayudo mucho de baterías digitales y de la máquina loop, entonces ha cambiado muchísimo. Igual es bacán, porque logré desarrollar un sonido propio.

He leído en varias partes que se te considera un referente de la nueva escena musical chilena, ¿qué te parece eso? ¿Lo sientes de esa manera?

Sí, pero la escena es chica, encuentro. Entonces no sé si es un logro, es algo que sucede cuando la escena es chica y van saliendo más artistas. De repente siento que es fácil crecer dentro de un mercado chico.

Y respecto de la escena musical en Concepción ¿Cómo la ves, cómo funciona? ¿Hay espacios, te han acogido bien?

Ahora, fijándome en la escena actual, estoy súper sorprendida porque los espacios se han abierto. Estoy súper orgullosa de la escena femenina que hay ahora: de la Feña Leiva, de la Análoga y de todas las niñas que dieron la pelea y pusieron “la pata” para poder armar sus propias tocatas y crear sus espacios, cosa que antes no pasaba. Como no había lugares con el equipamiento necesario para tocar, todas las tocatas bacanes sucedían en espacios independientes, como Casa 916, Taller Sismo, Cuartito Estudio. Y esos lugares, entre los partes y falta de solvencia económica, iban desapareciendo. Es bacán que las chiquillas hayan consolidado una escena.

¿Crees que ser mujer y tan joven ha dificultado (o facilitado) de alguna forma el reconocimiento de tus pares o de la escena, en general?

Yo creo que es un arma doble filo, hay veces en que la gente se fija más en el proyecto por ser joven y mujer. Hay otras veces que lo toman súper mal, diciendo “esta pendeja, cabra chica, que viene a hacer acá” y no dan fe de que el proyecto pudiése funcionar. Hay personas que tienen la sensación de que soy una cabra chica jugando, pero hay opiniones y opiniones. Yo solo trabajo.

Además de varias ciudades nacionales, has visitado algunos lugares fuera de Chile como Perú o Ecuador, cuéntanos, ¿cómo ha sido la recepción de tu música?

Ha sido bacán, sobretodo porque uno no se imagina que su música sea tan fuerte para llegar a otros lugares que no conoces. Me paso en Guayaquil, que yo no tenía idea del lugar, pero al llegar allá había un grupo de personas que le gustaba mucho el proyecto y coreaban las canciones y fue muy loco. Igual es bacán, encontrar un lugar común como el que establece la música en cualquier espacio, es muy gratificante.

Sobre el uso de redes sociales para contactarte con tus seguidores y promover tu música ¿Cuál es tu opinión?

Es algo bien natural. A mí me gusta mucho Instagram, creo que es mi red social favorita, la tengo súper activa y me ha servido para poder saber de cerca que es lo que la gente opina. Es útil conocer a la gente que te escucha, saber cómo es, que es lo que piensa, lo que siente, es bonito.

¿Alguna anécdota al respecto?, quizás de alguien que te haya escrito desde donde nunca imaginaste.

Si, una vez me encontré una nota de una niña de Taiwán, que puso mi foto con unos gráficos y estadísticas, como una disertación sobre Dulce y Agraz, pero en Chino/Japonés, fue muy loco. Ella me etiquetó y después le pregunté qué es lo que decía, porque no entendía nada. Le pregunté en inglés que era y ella me decía que era como una explicación de mi proyecto y mis letras, según lo que había averiguado en internet y a ella le gustaba mucho y quería mostrárselo a sus amigos que no hablaban español.

El domingo 4 de marzo te presentarás en REC Rock en Conce, festival que en promedio recibe 60 mil personas por día ¿Cómo te estás preparando para actuar frente a una audiencia tan grande?

Estoy llena de ensayos y súper nerviosa. Es la primera vez que trabajo con un equipo tan grande, porque hay un grupo tremendo detrás, para que todo salga bien, desde lo escénico a lo musical, entonces igual es bacán, porque te lleva a explotar tu potencial al máximo, algo que no hubiésemos hecho si estuviera siempre encerrada en el disco que estoy haciendo.

Cuéntanos un poco de lo que veremos este domingo en el show.

Prefiero no contar nada, pero puedo adelantar que tengo músicos invitados como Cristián Dippel de Niño Cohete, que va a estar tocando conmigo y que voy a tocar mis singles.

Y para el resto del año, ¿qué podemos esperar de Dulce y Agraz?

Este año tengo que terminar el disco antes de agosto, para lanzarlo antes de octubre, quizás antes. También se viene el Festival Ruidosa el 7 de abril en Santiago, que para mí es súper importante.

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