De Kiruza y La Rue Morgue en Club Chocolate: Una paleta llena de estilos y ritmos
28 de septiembre 2018.

Por Constanza Paredes.
Fotografías por Víctor Santibáñez.

Club Chocolate se caracteriza por ser uno de los lugares que ofrece panoramas exclusivamente musicales, es cosa de ver su cartelera y siempre hay algo a lo que querer asistir. Anoche no fue la excepción, se presentaban dos de las bandas que más han explorado en ritmos y estilos de diferentes ámbitos, pasando desde influencias afroamericanas hasta un suave toque de jazz y blues en sus creaciones, nos referimos a De Kiruza y La Rue Morgue.

La noche comenzó con De Kiruza, quienes con sus ritmos muy consolidados y un suave juego de luces pudieron dar un inicio bastante lento, con fuerte presencia de sintetizadores y mucha influencia de música electrónica, incluyendo un Dj quien en cada cambio de movimiento introducía mezclas que daban pie a la improvisación. Las clásicas armonías de voces no se hicieron esperar y de a poco se pudo ir dilucidando qué canciones iban apareciendo, ya que la base eléctrica nunca dejó de sonar, llevándonos por instante a sentir que no era realmente De Kiruza quien estaba en el escenario, sino que solamente una fuerte base de música envasada. Pese al lento comienzo y a la indagación en esta nueva forma de presentar su propuesta musical, podía verse a un solitario hombre en la pista de baile disfrutando de cada sonido y a medida que la banda parecía complacerse más, sus ritmos pegajosos y potentes comenzaban a fluir para dar paso a los clásicos toques latinoamericanos; la pista está vacía, pero pareciera no importar para el espectador que es fiel reflejo de lo que De Kiruza produce con su sello afroamericano.

A medida que avanzaba la presentación de la banda, poco a poco comenzó a llegar más gente, una que otra persona se puso de pie para acompañar al solitario hombre desde sus lugares lejanos al escenario. Pareciera ser que los comienzos siempre son lentos, pero De Kiruza no es para llegar y lanzarse a bailar, hay que disfrutarlo primero, poder sentir lo que sus ritmos quieren expresar, es así como con la letra «Amor Puro» prenden la energía bailarina de una mujer al otro extremo de la pista, el público, que lleva 16 minutos muy atentos, empieza a seguir a los atrevidos primeros bailarines de la noche. Mezclan ritmos brasileños y jazz lo que pareciera funcionarles porque muy pocos de los presentes evitan no incorporarse a los movimientos que el cuerpo les pide para menearse un poco y disfrutar. Pedro Foncea pide que el público coree “esta sensación en mí es lo que siento por ti”, recalcando que todos somos latinos, el público se une con aplausos, pero el ambiente en todo momento es ameno y se produce el primer corte en 20 minutos de espectáculo, para poder interactuar un poco mejor con la audiencia.

De Kiruza termina su presentación de manera mucho más activa que su comienzo, logró conquistar a los presentes y llevarlos a bailar en más de una oportunidad. Su show dio pie a la inclusión de ciertas partes de canciones muy conocidas a nivel popular como por ejemplo “No culpes a la noche” e incluso utilizando la introducción de la conocida “Crazy in love” de Beyonce, lo que le dio un toque divertido. Sin embargo, dejó la sensación de poder haber dado más de su propio estilo y no indagar tanto en lo “house”.

La jornada continuó con La Rue morgue, la primera tonada seleccionada para deleitarnos fue “Todavía”, un comienzo muy acertado, puesto que llenó de energía el lugar y aquellos que estaban lejos del escenario comenzaron a juntarse para no perderse ningún instante. Si se piensa, esta canción puede leerse como ese mensaje de que la banda y lo que Francisco Valenzuela ha hecho durante su carrera, no deben dejar de estar presentes en los escenarios de la música chilena. Cuando dejó de sonar la última nota los aplausos no se hicieron esperar; el comienzo es rápido, como si quisieran aprovechar cada minuto y poder tocar todos sus clásicos, así que no se hizo esperar la canción “Palabras”, para después dar paso a un saludo y agradecimiento por parte del cabecilla de la banda anunciando en forma de broma que la siguiente pieza era para terminar, probablemente solo para sentir el abucheo y alimentar las ganas del público de más.

Fieles a su estilo con base en el jazz y el blues, la fuerte base en conjunto del piano y el bajo son inconfundibles en sus canciones, pero su clásico estilo no solo se evidencia en su música: su look como banda, con camisa blanca y corbata negra (un par de integrantes con gafas oscuras), generó una atmósfera muy especial. Y así no seguimos adentrando en la (calle) Rue Morgue, para conocer esos rincones que nos llevaron a los clásicos como “Blues a dos mujeres” o “Cómo me olvido de ti”, para así hacer una especie de viaje por esos lugares bohemios que probablemente inspiraron más de una canción de la carrera de la banda.

Sus letras, que esconden posiblemente historias personales, dan el romance a la noche y es así como con “Sigues dando vueltas” todo se torna más íntimo y los presentes junto a sus acompañantes toman una posición más de acurruco para disfrutar de la suave melodía encabezada por la guitarra clásica y el piano emulando a la vez los sonidos de los violines de fondo, generando una especie de satisfacción pues probablemente era de las más esperadas.

Con la voz un poco gastada y una interacción un poco tosca con el público, que extrañamente generaron una cercanía y confianza que la audiencia retribuyó cantando y aplaudiendo cada canción de la noche, Francisco Valenzuela se robó el espectáculo, pero de manera muy generosa presentando al resto de la banda y aplaudiendo los talentos musicales de sus compañeros. Las oscilaciones por diferentes estilos, indagando en los extremos de las mezclas del rock y el jazz, incluso con un poco de ritmos sincopados encabezados por el firme bajo de fondo llenaron cada espacio, fue así como con “General después de la batalla” del disco Distinto, un estilo campirano hizo su aparición, casi como de cantina, perfecto para lo que se estaba gestando en club chocolate.

La noche terminó con “Nunca fui tu amor” de su disco homónimo, un final de despecho, pues quedó claro que la banda quería mucho más al igual que el público y la noche, no obstante, es imposible negar que la jornada terminó alegre y lleno de aplausos y coreos de sus canciones de las que nadie se pudo escapar.

Setlist La Rue Morgue:
Todavía
Palabras
Déjame un poco de amor
Blues a dos mujeres
Cómo me olvido de ti
Sombra 9:30
Fragancia
Quien ríe último
General después de la batalla
Sigues dando vueltas
No necesita tanto
Nunca fui tu amor

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