Por Jorge Fernández.

Deep Purple es una de las grandes bandas del rock que despierta un fervor sinigual. Con fanáticos acérrimos que permanecen en el tiempo y se nutren de todo lo que estos excelentes músicos son capaces de entregar en cada concierto. Su historia está próxima a cumplir 50 años y el barrido de grandes éxitos sigue en próspero aumento.

Corría 1968, eran sus inicios, cuando nació su primer gran éxito titulado “Hush”, el cual los llevaría a la fama sistemática, especialmente en países como Estados Unidos y Canadá, donde alcanzó los primeros puestos en los rankings musicales. El inextinguible Ian Paice en batería acompañaba a Ritchie Blackmore en la guitarra y a Jon Lord en los teclados. Estos tres continuarían por largo rato, conformando un quinteto dorado que también incluía a las posteriores contrataciones: Ian Gillam en la voz y Roger Glover en el bajo.

Nueva conformación, nuevos aires y la incorporación de un tema como «Hallelujah» con un videoclip donde afloran los primeros retazos de un visual psicodélica y característica de la época que emergía con tesón.

Sin embargo, no fue hasta comienzos de los años 70 cuando la carrera de Deep Purple encumbró su vuelo definitivo hacia el éxito. El destello que cruzaba el firmamento se llamaba Deep Purple in Rock y de él, emanaban sonidos del más puro hard rock en canciones emblemáticas hasta el día de hoy como “Child in Time” y “Black Night”.

Machine Head (1972) es un álbum que vale la pena mencionar. Su alta calidad musical ha hecho de esta banda británica una de las más influyentes en la historia del rock mundial. En este disco aparecen grandes temas como “Lazy” y “Pictures of Home”, pero, sin lugar a dudas, son “Highway Star” y “Smoke on the Water” las que se llevan todos los reconocimientos a nivel mundial, pues son esos acordes los que llegan inmediatamente a nuestras cabezas rockeras cuando escuchamos nombrar a Deep Purple.

Tras Who Do We Think We Are (1973) se vivió el fin de la época de mayor gloria de la banda. Las cosas entre Blackmore y Gillan marchaban mal y la eterna lucha de egos no veía buen término. Así, Deep Purple terminaba un recorrido cargadísimo de estilo y potencia musical.

Fue Blackmore quien tomó la batuta de ahí en más, haciendo y deshaciendo los pedestales de la época magnánima. Siguieron los éxitos, pero la esencia se iba perdiendo. Fue así como en 1976 ocurrió la disolución más grande de la banda, esa misma que se mantuvo hasta 1984.

A partir de ese año y hasta antes que empezara la nueva década, los miembros más emblemáticos de la banda, los conocidos como Mark II (Blackmore, Gillam, Glover, Lord y Paice), reconstruyeron su fama con grandes álbumes, desde donde emanan canciones tales como “Perfect Strangers” y “Knocking at your Back Door” del disco Perfect Strangers (1984) y “Call of the Wild” y “Bad Attitude”, pertenecientes a The House of Blue Light (1987).

Los roces entre los cabecillas persistieron y la situación se vio peor de lo esperado. La nueva separación tocaba la puerta y los fanáticos no querían abrir. Así transcurren los años de debacle. Entre despidos y reincorporaciones, Gillam y Blackmore seguían manteniendo un juego sucio en el que el máximo herido era el sonido característico de la banda. El disco Slaves & Masters (1990) pasa sin pena ni gloria y The Battles Rages On (1993) si bien los encumbra nuevamente a su estilo más clásico, parece ser la saturación definitiva para un final que se proyectaba de manera continua. Blackmore dice adiós a la banda ese mismo año y la mítica formación de Deep Purple tiene su quiebre definitivo.

Para reemplazar a un gigante de esta magnitud en guitarra, el trabajo era arduo. Sin embargo, dieron con la tecla justa al incluir en primera instancia al excelente Joe Satriani de modo temporal y posteriormente a Steve Morse de manera estable.

Con esta nueva formación, pasan los años tras discos con nuevos aires para la banda entre los que se cuentan Purpendicular (1996) y Abandon en 1998. Entremedio, visitan nuestro país por primera vez. Un concierto triste en el Estadio Santa Laura, pues a poco de comenzar, la efervescencia inusitada del público nacional hizo que uno de los lugares del recinto cediera y dejara varios heridos. El show, pese a varios minutos cancelado, continuó y terminó por petición de la agrupación.

El nuevo milenio trajo consigo varias novedades para Deep Purple. Una de las más importantes fue el autoretiro de Jon Lord en 2001 y la incorporación de Don Airey en su reemplazo. Las giras se sucedieron una a una, recayendo una y otra vez en suelos nacionales con más de un concierto por fecha designada, destacando sus presentaciones fuera de la capital, en ciudades como Concepción, Puerto Montt y Antofagasta.

Deep Purple no ha muerto. Sus giras continúan contagiando por medio de su eterna juventud, incluso la genialidad en la composición se ha mantenido. Así lo demostraron con el disco Now What? (2013) en el que encontramos canciones como “Uncommon Man” y “Vincent Price”.

Sus últimas noticias son la incorporación de la banda al Salón de la Fama del Rock and Roll en 2016 y su reciente disco Infinite (2017), en el cual destacan canciones de gran factura como “All Got is You” y “Time for Bedlam”.

Sin embargo, la mejor noticia es, sin lugar a dudas, que la banda tocará nuevamente en nuestro país este viernes 8 de diciembre en el marco del Solid Rock donde, además, participarán las bandas Cheap Trick y Tesla. Una oportunidad única para revivir todos los clásicos que la extensa carrera de Deep Purple le ha otorgado a los fanáticos del rock.

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