Fabrizio Copano en Teatro San Ginés: Yo me río contigo, tú te ríes de mí y todos nos reímos juntos
Comediante invitado: Fernando Sanjiao
7 de marzo 2018.

Por Jorge Fernández.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Es cierto, estábamos sentados en las butacas del Teatro San Ginés. Delante de nosotros había un gran telón y cortinas que se abren en direcciones opuestas. Pero, esta vez, la puesta en escena era distinta, tanto sobre las tablas como bajo ellas.

Los espectadores se sentaban relajados y esperaban expectantes el comienzo del espectáculo. Más de alguno portaba en sus manos una cerveza, un combinado aleatorio o un agua mineral. Es que todo parecía nacer del concepto del Café Concert. Ese espacio confortable en que te sientas a escuchar una rutina que sabes, desde un principio, que te va a sentar bien. Esta vez, incluso, fue por partida doble porque el humor se gestó desde ambos lados de la cordillera.

Cual maestro de ceremonias, Fabrizio Copano fue el primero en aparecer y en pocos minutos se metió al público en el bolsillo. Entre mofarse de Pancho Saavedra y las argucias de Paul Vásquez como bombero surgió la presentación del comediante telonero, Fernando Sanjiao, quien hizo reír a todos los presentes tocando temas bien globales en cuanto a las etiquetas que portamos los latinoamericanos: la poca humildad de los argentinos, la alegría a flor de piel de los brasileños, la visión particular de nosotros los chilenos.

Sin embargo, también hubo espacio para lo genérico y la vida en familia. El hombre como muñeco insensible y básico en un contexto en que la mujer tiene el control de todo porque sabe tenerlo. Un tema, que a estas alturas se hace recurrente en contraste con todas las referencias patriarcales anteriores. Sanjiao actuó como corresponde y nos deslumbró con una buena, coherente y directa forma de decir las cosas. El público río y la sonrisa final del trasandino demostró que él también estaba feliz.

El caso de Fabrizio Copano con el público es distinto. A él, no lo venimos a conocer. Más bien venimos a sorprendernos cada vez. Y lo logra, pues no sólo refresca y actualiza sus chistes, sino que además maneja la improvisación y el contacto con el público de una manera extremadamente natural y, a su vez, eficaz.

Una de las cosas siempre destacables de este gran comediante es que no tiene pelos en la lengua. Sin tapujos, transforma el humor negro en humor más oscuro aún y no tiene problemas en atacar temas que parecen tabú como la homosexualidad, la pornografía o la suciedad política y eso, se agradece. Desde las vértebras de los invitados a presenciar el show, es que surgen los mejores momentos de la presentación. Y eso también se notó. El sentido de una historia contada de manera fragmentada. Los aullidos lacónicos y la mirada directa son todos atributos para hacer de un show, aunque breve, muy especial y sin fisuras.

No tenemos quejas cuando la sonrisa resalta de oreja a oreja. Tampoco cuando nos roban la película formateada y nos entregan imágenes exclusivas de algo que, si no fuera por el artista, jamás hubieran existido.

Fabrizio Copano sabe liderar la masa y los contrapuntos le resultan favorables porque cuando el talento se lleva en la sangre, las ideas y las improvisaciones se extraen desde los rincones más desfavorables permitidos.

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