Felipe Grandón en la Sala SCD Bellavista: Toda la mitad, y nada más que la mitad
20 de julio 2017.

Por Nicolás Morán.
Fotografías por Leonardo González.

Actualmente existe una infinidad de grupos y cantautores nacionales emergentes, que están de alguna forma, dándole una estructura y sentido más robusto a la oferta musical chilena, y entre ellos está Felipe Grandón, quien hiciera su aparición durante el año 2013 con su primer disco, La Botánica Del Asfalto y el año recién pasado presentara su segundo álbum, Atentado. Anoche pudo hacer gala de ese Rock Folk Indie tan agradable al oído, pero que por problemas de sonido y de espacio, no se pudo aprovechar al máximo.

En la sala SCD de Bellavista, estuvimos en un concierto que podríamos resumir como estar viviendo en un “soundtrack permanente”, porque de algún modo, su música, y sobre todo, los temas de su último disco, te recuerdan a esas películas de cine arte, cuya canción terminas tarareando luego de salir de la sala. Me refiero a esas películas que hablan sobre la vida misma, aunque sean hechas con dos pesos, pero que reflejan lo que el cineasta desea, siendo por esto, en ese sentido, la película de Felipe, con nosotros como parte del elenco.

Cerca de unas 40 personas estaban listas y dispuestas para sentir el sonido relajante de sus letras, que de algún modo te llegan al corazón gracias a su sencillez, que sumado a la composición musical tan rica que lo ha caracterizado, termina dando como resultado, un espectáculo para aquellos que les gusta la música independiente.

A las 21:15 hrs se suponía que subiría Benjamin Walker a escena, pero no. Subió un joven músico junto a su guitarra, Daniel Gong. Sinceramente, me gustó su onda musical, su especie de estilo sencillo y acústico. Luego de unos 20 minutos de espera, se presentó Grandón con su banda. Partieron tímidamente con el tema “Tuve”, haciendo que el público lo apoyara con un suspiro de satisfacción y palabras de apoyo.

Desde el punto de vista técnico, no sonaron del todo bien, y se notó que lo sabían, por las miradas que se dedicaban en algunos momentos del concierto. Ya sea por estar muy baja la guitarra y la batería, además de que por momentos, la letra no se lograba identificar mientras Felipe cantaba.

Sin duda hay un cambio notorio entre los temas del primer disco con el del segundo, partiendo del ritmo, que se nota mucho más producido, o por decirlo de algún modo, canciones más limpias y con toques de pop, ya que , por ejemplo, con “De Tripas Corazón”, “Atentado” o “Maltrecho”, se notó mucho más la fuerza de Grandón que con sus primeros temas, aunque sus fans cantaron sobriamente sus canciones.

Personalmente, creo que el show pudo estar mejor, porque aunque considero que su música es muy interesante y pegajosa, el ser independiente le termina jugando una mala pasada cuando hablamos de cuantificar al público asistente.

Es realmente una pena que Felipe Grandón no sea tan conocido como debería, porque al fin y al cabo, se propuso hacer un proyecto diferente y jugársela por hacer música que le gusta.

Aunque no fue el concierto perfecto, lo que se presentó, gustó, y eso es lo que importa al final del día.

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