Por Nicolás Morán.

Los segundos van pasando y se acerca la fecha en la que vamos a ver a los californianos, quienes nos traen todo el poder de las tierras soleadas del sur de Estados Unidos, directo a nuestra mesa. No hay que ser Pedro Engel para saber que nos han de sorprender, pero jugaremos un rato a las especulaciones sobre qué podríamos ver este martes 26 de septiembre en el Movistar Arena.

Los que se han sentado a tratar de encasillar a la banda entre el Nu Metal, el Rock Alternativo, Funk-Rock, o inclusive el Funk-Metal, me parece, que pierden el tiempo. Ya sea por cómo ha ido avanzando el grupo desde el año 1991 hasta el día de hoy o porque sentimos la necesidad de poner las cosas en un lugar desde el cual podamos darle un sentido, pero, ¿eso importa realmente o es una banda obligada a mantenerse en lo que empezaron?. Considero que no, de hecho, lo que nos ha enseñado Incubus en estos más de 25 años de trayectoria, es que avanzar es sinónimo de cambiar, es dejar que la inspiración llegue y te dejes sorprender, así como flotar en el río.

En todo este tiempo, han lanzado discos tan disímiles como puede ser el Fungus Amongus, Morning View y Light Grenades, pero que gustan, pues a Brandon Boyd y a los chicos, se les acepta todo.

¿Qué esperar para este martes? Estamos muy conscientes de que será claramente una presentación en que mostrarán su disco “8”, en las 13 fechas que dura su gira, que parte este 21 de septiembre en Paraguay y terminará el 28 de Octubre en México, pero obvio que incluirá sus hits, porque ¿qué sería de nosotros sin “Drive”, “Dig”, “Pardon me” o “Mexico”?

Aunque el disco, que viene saliendo como pan caliente, es una especie de picoteo de su época entre el 2003 hasta el 2011, en el que mezclan sonidos mucho más suaves que sus trabajos del 2001 hacia atrás. Sin lugar a dudas, es un disco que gusta, pero del que no puedes evitar sentarte y pensar: “igual esto podrían haberlo hecho como tal tema” o “está bueno, pero me acuerdo que en X disco lo trabajaron mejor”. Mucho se habla de la continuidad del If Not Now, When?, por su sonido más blando, pero que contrasta notoriamente con temas como «Nimble bastard» y «Glitterbomb» (los primeros adelantos que tuvimos del disco), que son mucho más rockeros y que vienen con el plus de tener como invitados y colaboradores a Skrillex y Chino Moreno.

Desde aquellos días en los que chicharreaban en un garage del soleado Calabasas, California, hasta la aparición de su primer disco, en el cual, vemos una mezcla de Funk, Metal y a Boyd rapeando en algunos temas, es como un “¿qué se supone que era esto?”. Cuando lo comparamos con canciones como “Anna Molly” o “Promises, Promises”, Fungus Amongus, parece el disco de una banda desconocida, de una que no podríamos asociar a Incubus, pero hay que entender que en los años 90, el rock como tal había sufrido varios cambios, y se habían popularizaron otros estilos que terminarían decantando para ser influencia en la banda. Un ejemplo de ese sonido más primitivo es en el tema “Take me to your leader”, donde se aprecia influencias del funk marcado por los Red Hot Chili Peppers o Mr. Bungle, en conjunto a sonidos más pesados que quizás podríamos atribuírselos a bandas como Korn o Sugar Ray.

Un sonido que, de todos modos, se va a mantener en el S.C.I.E.N.C.E, pero que irá dando la vuelta de tuerca que se notará mucho más el 99, al momento de estrenar Make Yourself, porque es el que los lanzaría a la fama que están cosechando hoy. Siendo un disco que se acerca lentamente al Rock Progresivo, en la mayoría de las canciones, funciona en paralelo al sonido agresivo del Nu Metal, siendo así inevitable pensar que es este álbum el que haría lucir mucho más la batería de José Pasillas y las guitarras de Mike Einziger, y el que terminaría por ser el que los haría ganar su primer disco de platino en octubre del 2000.

Los discos venideros serían, sin lugar a dudas, un éxito, debido a que llegan a ser más masivos. El que hoy, mirando hacia atrás, cumple con esa renovación por la que fueron duramente criticados, es el Morning View, que tiene un scratching más armónico, guitarras ligeras, canciones que, al igual que una montaña rusa, pueden hacernos pasar de la euforia a la reflexión, como por ejemplo puede ser “Wish you were here” o “Nice to know you”, que tienen su profundidad. El cómo un momento puede sentirse paradisíaco, y cómo nos gustaría poder compartirlo con otro, o bien, el cómo alguien nos puede despertar nuevas sensaciones. Claramente, el cuarto álbum es mucho más “experimental” en cuanto a sonido, a lírica, y una línea de bajo potentísima, a cargo de Dirk Lance.

Si bien, Morning View fue un trabajo de música más madura, era en cierto sentido, preciosista. Apuntaba a una técnica y una atmósfera de profundidad, que en A Crow Left Of The Murder, decidieron dejar de lado ese tono “bonito”, en parte, por la salida de Lance y la llegada de Ben Kenney en el bajo y por otro lado, porque nos encontramos ante canciones con trasfondos socio políticos y letras más agresivas, que podríamos asociar a la juventud de la banda, pero con esos arreglos profesionales y una técnica envidiable por parte de todos. Este llega al borde de ser un disco redondo, porque junta ese frenesí con un virtuosismo, que alcanzamos a ver, por decir algo, en “Here in my room”, uno de los temas más profundos, más humanos y que realmente esperamos ver en vivo una vez más.

Y nuevamente jugando al adivinador, muchos fans de seguro esperan que no se aparezca mucho el Light Grenades, porque ahí es cuando se le acusó a la banda de ser completamente mainstream y se alejaron completamente de lo visto, al menos hasta el 2000, pasando a un rock más emocional y un pop bien hecho, pero siento que no es así, porque no está demás decir que Incubus no es una banda que necesite demostrar quiénes son, o seguir alguna moda. Ellos hacen lo que aman, y lo hacen maravillosamente bien, al punto de que cualquier tema que logremos disfrutar este 26, de seguro está escogido con pinzas, y si bien el 2006 quizás no fue su año más brillante, no se puede desconocer lo bien hecho que está el disco, que mezcla a la perfección la guitarra de Einziger, que se roba, como siempre el álbum, junto a la voz de Brandon, en unos temas potentes y limpios, que vale la pena escuchar antes del concierto.

Y para qué entrar a lo que puede dividir a los fans, que es If Not Now, When?, su último disco, si queremos ser más puristas, obviando el EP del 2015, que, definitivamente, es un disco complejo de escuchar, incluso diría chocante si es que seguiste la evolución de la banda, pero que ahora que se viene el show, no podemos negar que fue un disco que pretendía mostrar que siempre la creatividad se abre camino.

Sea como sea, la espera llega a su fin, y ahí estaremos, con los pulmones preparados para cantar, como tantas veces, ya sea viéndolos en vivo, escuchándolos en Spotify, en un vinilo, o bien, en ese discman viejo que nos acompañó tantas veces en la micro de vuelta a casa, cuando nuestra adolescencia hacía calzar cualquier tema con nuestro estado anímico, por allá en los albores musicales, esperando que saliera alguna canción de Incubus en MTV.