La Cumbre del Rock Chileno + 2018, Parte 2: Entre Víctor Jara y Gato Alquinta
Club Hípico, 27 de enero 2018.

Por Johanna Dagnino.
Fotografías por Víctor Santibáñez/Francisco Aguilar A.

La Cumbre Del Rock Chileno es ya toda una institución en nuestro país, un escenario consolidado al que los músicos nacionales aspiran y que, con el correr de los años, ha sabido ampliar su espectro para poder dar cabida a un grueso importante de estilos que congregan hoy en día. Así llegamos a la versión de este año, la que añadió el sello “+” pensando precisamente en esa diversidad. Cuatro escenarios también dieron cuenta de ello, con shows simultáneos que permitieron gozar a los asistentes sin un solo respiro. En esta ocasión toca el turno para revisar lo que fueron los escenarios Gato Alquinta y Víctor Jara, la otra mitad de este cuadrilátero que englobó a miles de asistentes quienes soportaron fatigas y calores para formar parte de esta verdadera fiesta de la música nacional.

A eso de las 13:20 horas comienza todo con un breve homenaje a la figura del antipoeta Nicanor Parra. Esto fue parte de la tónica durante toda la maratónica jornada: al inicio de cada presentación, con una profunda voz en off que se encargaba de anunciar los shows y sus escenarios correspondientes, aparecían versos del fallecido poeta nacional. El escenario Víctor Jara fue uno de los encargados de darle el vamos a esta versión de la Cumbre. Con el sonido de fondo de El Cruce, banda que se encontraba en la otra diagonal, la gente comienza a acercarse al escenario. Una cálida brisa de verano y el cariño del público recibe así a Mamma Soul, quienes contagiaron con su mística y su vibra a todos quienes con entusiasmo llegaron hasta el fondo para ver a las nacionales. Sonaron temas clásicos como “Eternamente”, “Raza” y “Bendición” junto con un sentido homenaje a Violeta Parra con “Volver a los 17” y a Los Jaivas con “Mira Niñita”. Además, como parte del cierre, hicieron bailar a todos con “Fe”, intercalando su tema con el coro de “Baño de Mar” de la incomparable Cecilia.

Terminando de este lado, comienza a sonar la dulce voz de Yael Meyer en el escenario Gato Alquinta. El sol estaba justo sobre nuestras cabezas y las personas se congregaban para contagiarse de la suavidad de esta música radicada en EE.UU. que supo cautivarnos tanto en inglés como en español con temas como “Warrior Heart”, “No Matter How Hard I Try” y “Yo soy”. Para contrastar con los matices de Yael Meyer, una vez terminada su presentación volvemos a dirigirnos al otro punto para encontrarnos con el rock de Dixon, sonido potente que hizo a todos sacudir la cabeza al ritmo de sus riffs. Así, escuchamos temas como “You Know”, “Miedo y fuego”, “Podemos ser Luz” y nos permitieron además “rockear cumbias” con una versión propia de “Te Vas” (Américo).

El Gato Alquinta vuelve entonces a teñirse con el poder de una voz femenina. Esta vez fue el turno de Mariel Mariel, la talentosa chilena radicada en México quien se instaló con su magnética presencia y su Flow con F de feminismo para regalarnos temas como “Foto pa Ti”, “Tus Bajos Vibran en mi Pecho” y “Noche Noche”. Además, después de un potente speech en torno al rol de las mujeres en la industria y la importancia de abrir espacios que nos permitan decir “presente”, cantó entre ovaciones “De los Límites”. Una presentación marcada por el potente discurso que instaló una fiesta inteligente y pensante.

Al finalizar, mientras resuena en el aire aquella cita que dice “La poesía terminó conmigo”, nos trasladamos para presenciar a Rulo. El espacio empieza a cobrar vida con mayor fuerza con el paso del tiempo, Rulo congrega así a un gran público que, tanto de pie como sentados en los márgenes del escenario, enérgicos corean canciones como “Aguacero”, «Tu Misterio” y “Veleidosa”. Así, la música del cantautor nacional hizo que los asistentes se dejaran llevar por el ritmo acompasado y valsado de sus canciones. La carrera continúa así con Tormenta. La suavidad de sus melodías compite sonoramente con Aguaturbia, quienes suenan del otro extremo. Así, hubo espacio para temas del dúo como “Miénteme” y para canciones del EP solista de Begoña Ortúzar como “No Quiero Decir Más” y “Uno”. Así, Tormenta pudo vencer algunos problemas con el audio para entregarnos una brisa y una pausa en esta extensa y potente jornada.

Lo siguiente está marcado por la fuerza de las raíces. Llegó el turno de los Kuervos del Sur, quienes hicieron al público correr hacia el escenario Víctor Jara para cantar a todo pulmón los temas de esta intensa banda nacional. El Rock así se apoderaba del sonido de la tarde. “El Vuelo”, “Los Cometas”, “El Árbol del Desierto” (todos de su último disco) hicieron levantar polvo y los brazos de quienes coreaban cada letra. Agradecidos de estar ahí, disfrutando de poner todo el corazón arriba del escenario, llamaron al público a poner el mismo corazón para cantar “El Indio”, “Cenizas” y “Anciano Sol”. Viene un quiebre y, para instalar la fiesta, del otro extremo empieza a sonar Tomo Como Rey, quienes con pelota incluida hicieron a todos gozar y bailar al ritmo de “Arriba de la Pelota”, “El mundo No se Va a Acabar” y “Descontrol”. También, se dieron un espacio para referirse a la muerte de Nicanor Parra y honrarlo con su versión de “Arriba Quemando el Sol” de Violeta Parra, canción que fue celebrada y disfrutada al igual que todo su repertorio para la jornada por la multitud que se acercó para unirse a su fiesta.

Una pausa breve y comienza así el show de Lucybell, una de las bandas esperadas de la jornada, lo que quedó claro con la tremenda convocatoria que tuvieron al subirse al escenario. Abrieron los fuegos con “Por Amor”, tema perteneciente a su última placa, Magnético (2017) y de la cual también tocaron “No me Olvides”. Además, tuvieron tiempo para presentar aquellos clásicos de siempre como “Mataz”, “Mil Caminos”, “Fe” y “Cuando Respiro en tu Boca”. Un sonido claro, producto de los años de trayectoria y que supo dejar en claro su presencia en esta versión de la Cumbre sin pasar del tiempo estipulado (solidez dada por su historia y trayectoria).

Al terminar Lucybell, volvemos a un rock más crudo con Weichafe, tremenda banda nacional que sonó a toda potencia en el escenario Gato Alquinta. Nuevamente, el público corre para llegar ante el anuncio de su presentación. La tierra se suelta definitivamente en el escenario por los saltos frenéticos de quienes ampliaron el mosh como una onda magnética. En un breve paso por escenarios nacionales, puesto que sus planes futuros se encuentran en México, presentaron su fuerza con sencillos como “Pichanga”, “Incendiando Infiernos” y «Cosas Simples”. Asimismo, y siguiendo la dinámica, se dieron el tiempo para tributar a Los Jaivas al tocar “La Conquistada” mientras gritaron como consigna “Grande, Gato Alquinta”.

Una vez terminada la presentación de Weichafe, seguimos con la intensidad de la mítica banda de punk rock nacional Fiskales Ad Hok. Sobre ellos, poco se puede decir: un público fiel, una historia que los consolida en cuanto a la calidad de su sonido y de sus ideas, un discurso propio y claro. Lo de los Fiskales es simplemente intensidad. Una seguidilla de temas que recorrieron su vasta carrera, en los que sonaron “Eugenia” (la encargada de abrir los fuegos), “Lindo Momento Frente al Caos”, “Guarda la Piel”, “Fiesta”, “Ponk” y “El Circo”. Cada cual con una dedicatoria clara, no dejaron a títere con cabeza, abordando temas desde la pedofilia en la iglesia hasta la corrupción en la política y la elección de nuestros gobernantes.

Siguiendo con la potencia del rock, teñido del virtuosismo y una calidad inusitada, sube a escena en el otro extremo Alain Johannes Trío, dueños de un talento único y quienes daban ya cuenta de cómo comenzaba a caer la tarde. Su presentación fue como un verdadero bálsamo, el escenario ya creaba sombra para los asistentes y su música atravesaba los oídos con temas como “Return to You”, “Falling Down” y “Reach Out”. Un sonido impecable acompañó esta presentación que, sin duda, habla de la factura y la experiencia a la hora de tomarse el rock como forma de vida. En esta carrera, así, toma el testimonio la banda de los hermanos Durán, Lanza Internacional, quienes cautivaron al público con un sonido que envolvía a todos. Con canciones como “Mala Fama”, “Perna”, “Corredor” y “Hora de dormir” fueron capaces de adueñarse de todo, hicieron bailar, cantar y disfrutar a un público que sólo crecía a esa hora en el Víctor Jara. Un show que se robó las miradas y la atención de los asistentes con su ritmo y su calidad y que, definitivamente, deja en claro que se puede bailar y rockear al mismo tiempo.

Al finalizar Lanza Internacional, llega el turno para escuchar a We Are The Grand, quienes llenaron su escenario e hicieron a todos menear las cabezas y aplaudir sus compases con temas como “Vientos”, “Arráncame” y “Soy”. Siguiendo además con los tributos, WATG presentó “Mi Casa en el Árbol”, de Jorge González, como un cover de una joya de la música popular chilena en tiempos de violencia e intolerancia. Al cerrar, llaman a cantar al público para tapar el sonido del otro escenario y corear todos juntos, a toda garganta, “Al Despertar”. Se cierra la presentación y toca entonces una cita con la historia: la presentación de Quilapayún. Los fuegos se encendieron con su versión de “Plegaria a un Labrador”, del histórico Víctor Jara, sobre el escenario que llevaba su nombre. Hicieron bailar a todos al ritmo de “Tío Caimán” y nos regalaron un momento único al interpretar “Pájaros de Fuego” de Los Tres, con el que, definitivamente, se robaron la película en la jornada. Una banda que sabe hacer lo suyo, conquistar a los asistentes y llevarnos por paisajes únicos de la música popular chilena.

Al terminar la presentación de Quilapayún, toca el turno de la incomparable y mítica Cecilia. En una presentación llena de amigos de la música, la colaboración fue simplemente la dinámica que encerró este evento: una celebración que atraviesa generaciones y que festeja lo mejor de lo nuestro. La acompañaron así otros asistentes a la Cumbre como Rulo, Álvaro López, Rodrigo Osorio, Ana Tijoux y Denisse Malebrán. En una presentación dominada por la nostalgia, Cecilia incluso se dio el tiempo de tararear el tema de Movimiento Original que sonaba en vivo del otro lado de la diagonal y retó al sonidista para comenzar nuevamente un tema. “Dilo Calladito”, “Serénate”, “Aleluya” y “Baño de Mar” nos hicieron bailar a todos y, a su vez, nos transmitió ese mensaje de amor recíproco que celebra Cecilia por ya tanto años con su público.

Terminando este momento único, toca el turno de Saiko para subir al escenario del otro vértice. Lo primero que destacó de la presentación fue la presencia de Mauricio Clavería (La Ley) en batería, la cual fue celebrada y agradecida por la agrupación frente a un público multitudinario que reaccionó con la misma efusividad. La Presentación de Saiko estuvo marcada por la elegancia y la potencia que los caracteriza. Tuvieron el tiempo para deleitarnos con “Arder el Cielo” y “Viaje Estelar”, de su última placa, y para llenarnos de nostalgia con sus clásicos de siempre como “Azar”, “Happy Hour”, “Limito con el Sol” y “Debilidad”. Además, compartieron escenario con Sebastián Gallardo (WATG) para dar espacio a ese reconocimiento propio de una instancia como es la Cumbre, un momento para “compartir con aquellas personas que admiramos”, en palabras de su vocalista.

Para seguir con la ruta de aquellas bandas nacionales que nos han acompañado toda una vida, llega la hora de subir a Sinergia. El inicio, marcado por una sentida dedicatoria a Nicanor Parra firmada por ellos, continúa con “Toy Chato” y “Mujer Robusta”, clásicos ya de una generación. Logran hacer que todo el público (que repletaba el espacio) salte y que no exista un centro para la euforia desatada. Así, vuelven a retomar la importancia de don Nicanor para agradecerle, frente a todos, que les haya enseñado la importancia de expresar su arte, sea de la forma que sea. Una presentación marcada por su energía, donde nos presentaron temas como “Mi Señora”, “Te Enojai por Todo” y “Amor Alternativo”, esta última en compañía de Denise, la vocalista histórica de Aguaturbia.

Al finalizar Sinergia, sigue el relevo con Ana Tijoux quien, clara y contundente como acostumbra, nos recuerda que la música es un ser político y que así debemos hacernos cargo de lo que ocurre. Con Anita, la música y el discurso se funden, así lo dejó en claro con su presentación, a través de canciones como “Mi Verdad”, “Shock”, “En Paro”, “Las Cosas por Su Nombre” y “Somos Sur”. Además, su presentación incluyó el llamado a la liberación del Wallmapu, de los compas mapuches y del compa Celestino; y terminó haciendo una alusión crítica a la Operación Huracán. Frente a todo esto, les dedicó el tema “Sacar la Voz”, como un llamado a no callar frente a la injusticia. Una presentación potente, que agradece el llamado a ampliar el espectro de La Cumbre como evento que está destinado a convocar las distintas voces que resuenan en la actualidad nacional.

La pausa entre Víctor y el Gato estuvo marcada por la tremenda presentación de Los Jaivas, homenajeados de la jornada que se presentaban en el escenario Violeta Parra mientras la gente contemplaba ya sea de pie, tratando de captar parte del escenario, o a través de la pantalla que transmitía en vivo lo que ocurría en esta vereda del cuadrilátero (gran acierto, por lo demás de la producción a lo largo de toda la jornada). Una presentación que resonó en todo el espacio y que no necesita mayores apelativos para ser descrita: simplemente únicos. Mientras tanto, un grupo importante, además, ya se agolpaba en el escenario de al lado para esperar el cierra de la noche, el cual estuvo a cargo, por este lado, de Moral Distraída y Banda Conmoción quienes, pese a la hora y al cansancio de una jornada frenética y extenuante, seguían en pie.

Así, se da término a una nueva versión de la Cumbre del Rock Chileno +. Muchas cosas podrán escribirse, muchas opiniones pueden ser vertidas, pero la verdad es que la Cumbre es un espacio necesario, una instancia única que permite apreciar la tremenda escena musical que tenemos en nuestro país. Una panorámica acabada y transversal que, esta vez, no se achicó ni en lo generacional ni en cuanto a géneros. Un modelo imprescindible hoy en día, porque la Cumbre es EL gran festival de música chilena, un momento único de comunión en donde podemos simplemente disfrutar de nuestra propia identidad musical.

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