Los Fabulosos Cadillacs en Movistar Arena: Festejar porque se puede
13 de septiembre 2017.

Por Johana Dagnino.
Fotografías por Felipe Morales.

Hay pocas bandas hoy en día que se pueden dar el lujo de salir de su país y dar conciertos sin los motivos tradicionales como lo son la promoción de un nuevo lanzamiento o un tour de aniversario. Para nuestra suerte, tenemos a una de esas bandas del otro lado de la cordillera y sus más de treinta años de historia son capaces de hablar por sí mismos. Los Fabulosos Cadillacs llegaron la noche del miércoles 13 con toda la energía que los caracteriza para llenar un Movistar Arena que saltó y bailó a su ritmo.

La cita comenzó a las 21:25, cuando la banda aparece en el escenario con el tema de James Bond como telón. La euforia fue total, el público de LFC es fiel, tanto como para irse directo desde la oficina en medio de la semana o como para llevar a tus hijos y subirlos en tus hombros para que puedan ver bien desde la cancha. Los gritos bajaban desde las plateas y comenzaban a girar las camisetas en el aire: el ambiente de fiesta ya se cocinaba con las primeras notas de “Cadillacs”. Tal como anunciaba el mismo evento, la noche entera consistió en una seguidilla sin alto ni respiro de los grandes éxitos de la banda trasandina (LFC es una banda con éxitos de sobra como para darse estos lujos). En poco más de dos horas, la banda demostró de qué están hechos como agrupación, de la energía vital que hacían a toda la audiencia moverse al compás de cada canción. Cada asistente los baila a su modo, pero es una verdad absoluta que es imposible escuchar sus temas sin querer bailar.

Dicen que los años no son en vano, LFC son el mejor ejemplo ya que son de aquellas cosas en la vida que envejecen como el vino: el tiempo sólo los mejora. Con un sonido impecable repasan temas icónicos que son coreados con la misma intensidad por un público devoto que supo levantar los talones desde el inicio. ¿Cómo no hacerlo si sonaron al hilo “Mi novia se cayó en un pozo ciego”, “Conversación nocturna” y “El aguijón”? Canción tras canción, éxito tras éxito, las gargantas de los cientos de espectadores acompañaban cada palabra. Para seguir con esta noche de calor en la ciudad, suena “Demasiada presión” y “El genio del dub + Radio Kriminal”. La mística que genera esta banda trasandina es única: logra aunar generaciones, estilos, clases en un solo espacio, todos con este espíritu especial, único, del ska: el ritmo de la conciencia, de la esencia crítica.

“Averno, el Fantasma” y “La Tormenta”, acompañados por luces que hipnotizaban a todo el que las viera, fueron un punto de equilibrio en un setlist que no conoció de descansos. El bajo del Sr. Flavio te atrapa al instante en que lo escuchas, y con los rayos de luces que arman rejas proyectadas en el domo arman una atmósfera indescriptible. Lo que viene a continuación ya forma parte del soundtrack de una época: “Calaveras y diablitos” y “Manuel Santillán, el León” hicieron cantar y bailar con aun más fuerzas a quienes ya desgarraban sus gargantas y saltaban girando camisetas y chalecos en el aire. Punto aparte fue “Las venas abiertas de América Latina”, tema que en vivo alcanza una intensidad que traspasa la furia propia de esta canción.

Bajan las revoluciones y suena “Saco azul”, “El profesor Galindez” (como siempre en voz del Sr. Flavio) y “Canción de Solo para Juan”. De a poco vuelven a levantarse de nuevo los talones al ritmo del Ska con “Cartas, flores y un puñal” y su ya conocida versión de la canción de The Clash, “Revolution rock”. El llamado era claro: “Todo el mundo a mover los pies y a bailar hasta morir”. La fiesta continúa con “Carnaval toda la vida” y “Carmela” para rematar con dos temas que son a prueba de balas y que son parte del soundtrack de una generación, del inconsciente colectivo de todos quienes vivimos los 90’s: “Mal bicho” y “Matador”. Con la misma velocidad con la que transcurrió esta veintena de éxitos, la banda salió del escenario, pero tras un tiempo breve, vuelven a ocupar sus lugares. Los focos apuntan al centro y solo se ilumina la figura de Vicentico y de Flavio para entregar una suave versión de “Basta de llamarme así”, tema que hizo al público entrar en una nueva calma y sacar los celulares ya sea para grabar o para iluminar con pequeños destellos la oscuridad del anfiteatro. Caen los aplausos y gritos de la audiencia, y viene un conjunto de temas infaltables, imprescindibles si se trata de la esencia de Los Fabulosos Cadillacs: “V Centenario”, “Siguiendo la luna”, “Vasos vacíos” y “El satánico Dr. Cadillac” para terminar con el tema que la misma audiencia ha elegido como himno para aclamar a los argentinos: “Yo no me sentaría en tu mesa”.

Culmina entonces una noche cargada de buena energía y talento puro, de ese que solo ha sabido consagrarse y crecer con el tiempo, talento que es aclamado en medio de cánticos y palmas de un público fiel que ha transmitido el amor por la música de LFC a las nuevas generaciones. Queda entonces la pregunta: ¿Cómo, con más de treinta años de historia, se puede conservar un sonido tan propio y propagarlo con la misma energía y calidad que en un inicio? La receta sigue siendo un misterio para muchos, pero, definitivamente, Los Fabulosos Cadillacs algo de esta receta deben tener y, sobre todo, saber.

Setlist:
(James Bond theme)
Cadillacs
Mi novia se cayó en un pozo ciego
Conversación nocturna
El aguijón
Demasiada presión
El genio del dub / Radio Kriminal
Averno, el Fantasma
La tormenta
Calaveras y diablitos
Manuel Santillán, el León
Las venas abiertas de América Latina
Saco azul
El profesor Galíndez
Canción de Solo para Juan
Cartas, flores y un puñal
Revolution Rock (The Clash)
Carnaval toda la vida
Carmela
Mal bicho
Matador

Encore:
Basta de llamarme así
V Centenario
Siguiendo la luna
Vasos vacíos
El satánico Dr. Cadillac
Yo no me sentaría en tu mesa

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