Por: Cristián León

Quizás uno de los discos chilenos más esperados del año 2016, ya que queríamos escuchar cómo sonaría Juana Fe sin su frontman característico, él que nos había regalado tantas alegrías en sus 5 discos anteriores. Si bien, el nuevo vocalista (Pablo Moraga) ya había debutado con el sencillo “La carretera”, era necesario escuchar su voz en una larga duración, por que como dicen por ahí “En la cancha se ven los gallos”. Obviamente Pablo Moraga no la tenía fácil, ya que ocupar el puesto de un frotman como Juanito Ayala, y mostrar una nueva propuesta vocal, era complejo. Pero su tono de voz logra dar un matiz atractivo a las canciones, el que se complementa con la energía que muestra al tocar en vivo, así que dedo para arriba señor Moraga.

Continuemos con la reseña del disco, el cual comienza con “A quemar el Sol”, donde se aprecia este nuevo Juana fe, con una sección de vientos impecable que le da cuerpo al tema, y donde se ensambla perfectamente la voz del señor Moraga y el teclado de Rodrigo Rojas. En “Enloqueciendo” me teletransporto al Galpón Víctor Jara, a esos conciertos memorables de los Juana Fe desparramando su energía tropical.

Comienza “Maleducao”, canción que le da nombre al disco, y representa claramente la nueva sonoridad de este Juana Fe, con una percusión y guitarras más oscuras, nos muestran un lado más rockero, pero sin dejar su discurso social.

De a poquito comienza a sonar “Cimarrón”, donde cada instrumento comienza a acoplarse de manera magistral, para dejar que los coros y vientos nos demuestren toda la calidad musical de Juana Fe. En la canción “una volada” mis oídos se trasladan a ese bar amigo que todos tenemos, donde te sirven ese borgoñita dulcecito o la cañita de vino, mientras suena por detrás boleros y cuequitas.

Con “Sirena” vuelven los ritmos roqueros, y nos demuestran que no son solo música tropical, sino que puede abarcar otro tipo de sonoridad.Llegan los aires nortinos con “La flor del desierto”, y aunque eche de menos la sección de vientos de Juana Fe, esta canción funciona ya que da un respiro para el gran final, donde se tira toda la carne a la parrilla con las canciones “Cualquiera puede bailar” y “Tráigame la medicina”.

Creo que con este disco, Juana Fe se atreve con otros estilos de música, quitándose ese cartel que los tenía a la cabeza de la nueva cumbia chilena, pero sin transar toda esa energía rumbera, lo que queda demostrado en cualquiera de sus shows. Quizás este no sea un disco fácil de digerir, al principio, pero les recomiendo que lo escuchen un par de veces y le agarraran cariño a sus canciones. Qué más les puedo decir, me gusta este nuevo Juana Fe, con más variedad de sonidos, más maduro, pero lo mejor, sin transar su energía.