Nano Stern y su «Santiago» en el Nescafé de las Artes: Vivir en contradicción es posible
17 de enero 2018.

Por Francisca Neira.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Anoche se llevó a cabo en el teatro Nescafé de las Artes, el lanzamiento del último trabajo de estudio de uno de los músicos chilenos más prolíficos del último tiempo, Nano Stern, el cual llega dos años después de su anterior entrega, Mil 500 vueltas.

En la cita pudimos ser testigos de un show bien pensado, armado con cariño y accesible tanto para los fans como para quienes recién se interiorizan en el cancionero del cantautor. Nano Stern, por lo demás, exuda carisma sobre el escenario, invita todo el tiempo al público a ser partícipe más que espectador del concierto e, incluso, genera instancias para aprender las letras de las canciones más nuevas.

Lo de anoche se dividió en dos partes fácilmente reconocibles: una primera que consistió en la interpretación íntegra del nuevo EP, Santiago (2017), que consta de cinco canciones que, efectivamente, nos sumergen en un viaje por la idiosincrasia, el sentir y la geografía capitalina. De hecho, durante la presentación, Stern nos guió por un recorrido marcado no solo por la música y las composiciones (que ya eran sumamente significativas), sino que cruzó toda su creatividad musical con un discurso que dejó en evidencia su visión personal del país en que vivimos. Con ello considera aspectos más colectivos, como la ácida crítica a las cúpulas de poder y su mirada peyorativa hacia la ciudadanía presente en “Respiren menos”; también incluye otros aspectos más personales, en los que nos invita a mirar las estrellas desde la intimidad de su casa, como en “El patio”.

Estos cinco primeros temas fueron presentados con una gráfica de fondo a cargo del artista nacional Camilo Huinca, que ilustraba el ambiente urbano santiaguino, siempre en una gama de grises que acentuaban la sensación de pesadumbre y desesperanza presente en el EP. No obstante, Stern señaló en algún momento que dentro de toda la oscuridad de su visión se distingue una luz de esperanza dada en la posibilidad del encuentro entre los habitantes de esta ciudad, entre las personas en general y, por ello, la tercera canción de Santiago, justo la que marca el quiebre entre lo colectivo y lo íntimo, lo pesimista y lo optimista, lleva por nombre “Abramos los ojos”.

Mención aparte merece “Voz de Cristal”, tema basado en los versos del nicaragüense Rubén Darío: “por eso ser sincero es ser potente; de desnuda que está, brilla la estrella”. El cantautor nos invitó a repetir numerosas veces estos versos, casi como un mantra y, también, como una invitación a mirarnos sin prejuicios.

El inicio de la segunda parte del concierto estuvo marcado por el cambio en las gráficas que acompañaban a la música y el uso de color en las mismas, mostrando, al principio, la misma ciudad pero recortando, esta vez, un cielo azul intenso que brillaba tras los edificios ilustrados.

A partir de este momento el cantautor y los siete músicos que lo acompañaron se movieron plácidamente entre sonidos folclóricos y andinos, ritmos latinoamericanos, y compases propios del funk, sin dejar de lado el protagonismo que Stern suele adquirir cuando canta acompañado únicamente de su guitarra e, incluso, a capella.

El show de Nano Stern no solo es un deleite musical, sino que también es un show inteligente, con contenido, con un discurso claro y humilde que el multinstrumentista busca dar a conocer entre sus seguidores. Esto queda en evidencia cuando hace un homenaje a su ascendencia en “Los espejos” (dedicada a su padre) y “Cuatro vientos” (dedicada a sus abuelos), por ejemplo, o cuando señala que “Vapor” busca enaltecer la figura de quienes anónimamente luchan por la defensa del agua y de los recursos naturales en general.

Lo mismo ocurre cuando homenajea a Violeta Parra en “Mazúrquica pos modérnica” una reinterpretación de la “Mazúrquica modérnica” de la cantautora, criticando de paso a quienes usan y abusan de su figura buscando, principalmente, beneficios monetarios antes que relevancia cultural.

Pese a toda la energía que inundaba cada espacio del teatro, casi al final del concierto, el músico con una copa de vino en la mano, se tomó el tiempo de agradecer a cada uno de quienes hacen posible su desarrollo artístico, incluyendo productoras, auspiciadores, familiares, amigos, medios de comunicación y, por supuesto, el público, a quien dedicó sentidas palabras y el último brindis.

Así, la presentación en el recinto de Manuel Montt varió entre distintos ritmos, distintas temáticas, distintos carices, entre canciones emotivas y canciones que invitaban a la fiesta, entre la desesperanza y la esperanza, entre homenajes y novedades, entre susurros y euforias. Contradictorio. Como Stern. Como la vida misma.

Setlist:
Santiago
Respiren menos
Abramos los ojos
Voz de cristal
El patio
El amanecer
Lágrimas
Los espejos
Cuatro vientos
Azul
Cactus
Nube
Mazúquica postmodérnica
Dando vueltas
Vapor
Necesito
Carnavalito del cienpiés
Mil 500 vueltas
Festejo
Regalo

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