Phil Collins y The Pretenders en el Estadio Nacional: Sueño de una noche de verano
15 de marzo 2018.

Por Francisca Neira.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

A las 19.30 horas de la tarde de ayer el Estadio Nacional, escenario de uno de los capítulos más tristes de nuestra historia reciente así como de numerosas alegrías deportivas y musicales, aún se veía como si hace muy poco hubiesen abierto sus puertas a la multitudinaria asistencia que se esperaba para el segundo concierto en Chile de Phil Collins, quien esta vez llegaba teloneado por los debutantes en estas tierras, The Pretenders.

Un poco antes de las 20 horas, momento programado para el inicio del espectáculo, vimos aparecer en el escenario al cuarteto liderado por Chrissie Hynde quien, envuelta en una bandera chilena se adueñó del micrófono para dejar fluir su verborrea rockanrolera que terminó por conquistar, incluso, a aquellos que no la conocían. Porque sí, entre el relativamente escaso público que se encontraba en el recinto al comienzo del show, el fanatismo por Phil Collins era evidente, y no era mayoría quien coreaba las canciones de esta gran banda de apertura.

Pese a lo anterior y a uno que otro problema de sonido durante la primera canción, sonaron en un comienzo canciones como “Alone” que encarnan de la mejor forma posible la veta rockera de la banda y la fusión característica que hacen con un ritmo un tanto más pop. Ni hablar, en todo caso, de la particular voz de Hynde que suena potente, característica, con identidad y personalidad propias en cada tema que tocan y que saca aplausos cerrados al final de cada canción.

El largo y tendido saludo de la vocalista abrió una interacción con el público que se mantendría durante la hora que duró la presentación de The Pretenders, en la que se refirió con muy buenos términos a Santiago, rescatando la amabilidad de la gente y el talento que había visto en la calle, especialmente en un bailarín que hacía su performance cerca de la “plaza principal”.

Cae la noche y las luces del escenario comienzan a surtir efecto, tiñendo todo el escenario de rojo. Hasta el momento, el público se ha mostrado atento, respetuoso, pero no es hasta que suena “Back on the Chain Gang” que se escuchan los primeros vítores y una voz colectiva que acompaña el coro de la canción y que da inicio, por cierto, a una segunda parte del concierto en la que sonaron varios de sus éxitos radiales, entre los que destaca “Don’t Get Me Wrong” precedida de un enérgico y provocador “¿quién quiere bailar conmigo?” en la voz de Hynde.

Mención aparte merece las interpretaciones de “Hymn to her” dedicada cariñosamente a Phil Collins y “5” cantada casi a capella, acompañada solo por el teclado de fondo y el bajo hacia el final. Como el punto más alto de la noche podemos señalar la balada “I’ll Stand by You” en cuyo comienzo generó una ovación considerable en el estadio que, a esas alturas, estaba prácticamente lleno y apoyó la voz de la cantante a lo largo de toda la canción.

El cierre estuvo a cargo de “Moddle of The Road” que inundó de rockanroll el coloso ñuñoíno y que dejó los motores más que preparados para recibir al número principal.

Pasadas las 21 horas, en las pantallas gigantes del estadio comenzaron a aparecer una serie de fotografías en blanco y negro de un jovensísimo Phil Collins, lo que ayudó a bajar la ansiedad que inundaba la espera. También hizo lo suyo la ola que, veinte minutos después, la galería y el palco llevaban a cabo cada vez más notoria y con más ruido, haciendo sentir cómplices a todos los que se encontraban presentes en el lugar.

Minutos después, vestido de negro y con un bastón aparece el ex líder de Genesis, saludando en castellano y abriendo su concierto con “Against All Odds” y “Another Day in Paradise”, dejando claro que esta noche traería solo grandes éxitos y que sería, más que un concierto, una verdadera fiesta. El escenario parecía empequeñecerse ante la magnificencia del espectáculo que nos ofreció un sonido de primera calidad y una puesta en escena que ya envidiaría cualquier promesa del pop juvenil actual.

El fondo rojo proyectado por una muralla de luces, recortaba las siluetas de los músicos que parecían estar en blanco y negro bailando y pasando un tan buen momento como lo hacíamos nosotros en el público: sonaba “Hang in Love Enough”, abriendo los fuegos para escuchar “Throwing It All Away” y “Follow You, Follow Me”, originales de Genesis, acompañadas por imágenes de la misma banda en la pantalla principal.

Uno de los momentos más bonitos del show fue cuando Collins señaló que se tomaría “al menos dos minutos” para presentar a sus 13 músicos, incluido Nicholas, su hijo, en la batería. Cada uno de los integrantes del grupo fue ovacionado por el público, quienes reconocieron fácilmente que sin ellos el espectáculo presenciado no sería posible.

Para cuando suena “Separate Lives”, el cover de Stephen Bishop, cantado a dúo con una de las coristas, toda la audiencia estaba en las manos del músico, sacando los celulares para registrar el momento o abrazados a sus parejas moviéndose lentamente de un lado a otro, bailando. Otro momento igual de emotivo se vivió al sonar “Easy Lover”, tal vez la canción más coreada de la velada.

Pero no todo fue canto y romanticismo, el baile también fue parte importante de la jornada vivida en el Estadio Nacional, el que fue testigo de la potencia que proyectan temas como “I Missed Again”, “Something Happened on the Way to Heaven” e “Invisible Touch”. Cabe señalar que la conexión entre el músico y la audiencia que devotamente lo sigue se manifiesta de la forma más espontánea posible, sin libretos ni frases hechas. Solo lo justo y necesario para dejar ver que la música es lo principal a la hora de asistir a un show de este tipo.

Un arcoíris de luces indican el inicio del clásico “Sussudio”, la última canción del repertorio principal que cerró de manera espectacular la primera parte del espectáculo, dejando los ánimos tan altos como la parrilla de luces que enmarcaba el escenario. Tras la salida de los músicos y la oscuridad que inundó todo cuando la pantalla que decía “Gracias Chile” se apagó, los gritos no cesaron ni en la galería ni en la cancha, llamando de vuelta al músico. Nadie quería que esto terminara.

Tras la interpretación de “Take Me Home”, en el encore, los fuegos artificiales nos sorprendieron a todos y fueron el final perfecto para una noche en la que no solo los sonidos sino también los colores, fueron protagonistas y nos envolvieron en una realidad paralela que nos transportó a un espacio notable de fiesta y alegría.

Después de esta noche no nos queda más que esperar un posible retorno de The Pretenders en un recinto más pequeño y dirigido a quienes realmente son seguidores de la banda. Y nos queda, cómo no, anhelar la posibilidad de volver a vivir un concierto como el ofrecido por Phil Collins, lleno de éxitos tomados de toda su carrera y generando en la audiencia una respuesta envidiable. Algo para repetir y recordar.

Setlist The Pretenders:
Alone
Kid
Message Of Love
Private Life
Down The Wrong Way
Hymn To Her
Talk Of The Town
Back On The Chain Gang
I Go To Sleep (cover de The Kinks)
Brass In Pocket
Thumbelina
Don’t Get Me Wrong
I’ll Stand By You
Mystery Achievement
Middle Of The Road

Setlist Phil Collins:
Against All Odds
Another Day in Paradise
I Missed Again
Hang in Long Enough
Throwing It All Away
Follow You Follow Me
Who Said I Would
Separate Lives
Something Happened On The Way To Heaven
In the Air Tonight
You Can’t Hurry Love
Dance Into the Light
Invisible Touch
Easy Lover
Sussudio
Take Me Home

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