Por Pablo Guerrero.

La insatisfacción con los aspectos “burgueses” de los movimientos que luchaban por los derechos de las personas pertenecientes a las minorías sexuales, sumado al machismo de la escena punk de los años 80’s, desencadenó que una serie de artistas comenzaran a edificar un movimiento conocido como queercore, un término que nació de las palabras marica (queer) y hardcore. Este proceso de la cultura anarquista y alternativa es lo que documenta de forma cronológica, Queercore: How to punk a revolution.

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El filme, dirigido por Yony Leiser, muestra cómo Bruce LaBruce y G.B. Jones, dos maricas marginales de Toronto, iniciaron un movimiento contracultural intentando joder y sacar de sus casillas a los machos rockeros y a los homosexuales más higienizados, a través de una serie de películas experimentales, música y una estética irreverente. J.D., el fanzine que originó el movimiento, llamó la atención de un par de anarquistas homosexuales de San Francisco, quienes comenzaron a publicar la revista Homocore, siguiendo patrones similares.

Este interesante documental sobre un movimiento adelantado para su época y que nunca logró (y probablemente nunca quiso) llegar a las masas, debido a su estética evidentemente homoerótica y a su actitud confrontacional, está compuesto por el contenido parcialmente animado de las revistas y películas que dieron vida a la escena, entrevistas con sus protagonistas y material de archivo de bandas claves del queercore en los años 90’s como Pansy Division, A.S.F. y Tribe 8.

La película, además de contar anécdotas y el desarrollo cronológico de los hechos, posee la participación de personajes que se codearon con la escena como Kim Gordon de Sonic Youth, Génesis P-Orride de los industriales Throbbing Gristle, Patty Schemel de Hole y el director de cine estaunidense John Waters, quien podría definirse como uno de los pioneros en molestar y sorprender a la cultura dominante con sus películas desvergonzadas.

El filme también manifiesta cómo se desarolló, paralelamente a la escena queercore, el movimiento de las riot grrrls durante los primeros años de los 90’s. De esta manera entra al relato Kathleen Hanna, líder de las icónicas Bikini Kill y cara visible del punk feminista. Luego del corto boom mediático de ambas escenas, gracias al apoyo de ídolos como Kurt Cobain, quien poseía una manifiesta sensibilidad homosexual y se declaraba feminista, el interés por movimiento se perdió y quedó solo rezagado al underground.

En la década del 2000 el discurso queer renació bajo sonidos diversos y en distintos puntos del planeta. Peaches llegó desde Canadá con beats rústicos y experimentales; Gossip surgió desde el centro de Estados Unidos tocando un rock básico y frontal y The Knife salió al mundo desde Estocolmo haciendo una electrónica fría e intelectual. Todas estas bandas y exponentes musicales tenían en común la actitud DIY y el discurso marica en sus cabezas.

Queercore: How To Punk a Revolution reúne en 83 minutos un momento fundamental en la historia del movimiento LGBTI y, particularmente, de quienes no deseaban esa igualdad que buscaba el homosexual heteronormado, sino de quienes querían dejar claro que está bien ser diferente, rarito y marica o como dijo uno de los protagonistas “ser ateo, rebelde y nómade”.