Richie Kotzen en Chile: Calidad musical en todos sus sentidos
Club Chocolate, 16 de julio 2017.

Por Tomás Soto.
Fotografías por Victor Santibañez.

La noche de este sábado 15 de Julio prometía ser la más fría del año según los meteorólogos, sin embargo, esto contrastaba rotundamente con lo que opinaban los fanáticos del reconocido guitarrista de hard rock, funk, blues y fusión, Richie Kotzen. Sus seguidores pronosticaban una lluvia de éxitos y solos de guitarra.

El evento nos convocaba en pleno barrio Bellavista, específicamente en el Club Chocolate, lugar que a eso de las 21:30 (hora de comienzo del show) seguía recibiendo fanáticos, pero que, sin importar mucho el atraso de algunos, el espectáculo comenzaba puntualmente a la hora acordada y todo apuntaba a que sería una noche redonda.

Con un Chocolate totalmente repleto y en su capacidad máxima, finalmente comienza nuestro viaje musical. El estadounidense y sus acompañantes eligen «End of Earth» de su álbum Salting Earth para dar inicio a este éxtasis. Las luces tenues de un principio comienzan a desaparecer y a mostrar cada vez más a los protagonistas de esta noche. Batería, guitarra, bajo y el particular e increíble registro vocal de Kotzen, nos demuestran el porqué de su enorme trayectoria y de sus colaboraciones con grandes bandas como Poison o que también se ve reflejado plenamente en el trabajo de su banda actual, The Winery Dogs.

Pasada más o menos la media hora de show y luego de haber interpretado canciones de sus discos anteriores como «Go Faster» o «Socialite» y por supuesto otras más recientes como «Meds» y «Cannon Ball», Kotzen intercambiaba solo un par de palabras con su público entre una canción y otra, pero a pesar de no hablar mucho, daba la sensación de realmente encontrarse en un estado de hipnosis instrumental y esto no solo me ocurría en lo personal, más bien era un recinto completo que se encontraba maravillado y profundamente atrapado por la música del estadounidense. Los espectadores no pestañaban un solo momento, las manos en alto con celulares grabando no se hicieron esperar ni mucho menos pararon de filmar por un solo instante. Y es que este parecía de esos shows en los cuales no existen altos y bajos, momentos buenos ni malos, solo un constante pensamiento de «Qué tremendo espectáculo».

En la mitad del show, llegó la hora de dar a conocer y evidenciar la gran calidad que poseen sus músicos. Por un lado el bajista Dylan Wilson cambió su habitual instrumento para con su singular chelo eléctrico interpretar de manera exquisita «High», canción de un estilo más folk/rock, tema perfecto para escuchar mientras disfrutamos de una fogata y que formó una atmósfera mucho más acústica, completamente distinto a lo anterior, esto ayudó también a crear una especie de montaña rusa de sensaciones buenas, pero que minutos más tarde su compañero y baterista del grupo convertiría en una tremenda fiesta para nuestros oídos.

Richie y Dylan se retiraron del escenario dejando completamente solo a Mike Bennet (baterista) junto a su cajón peruano, aplaudido por todos y sin mucho más que agregar, Mike se ganó el respeto y la atención de todos los asistentes al realizar una interpretación e improvisación de altísimo nivel de este instrumento, manejando por completo a la masa, debido a que al momento de detenerse por un instante el público lo ovacionaba una y otra vez. Posterior a eso, El baterista siguió un par de minutos en solitario arriba del escenario, pero en esta oportunidad hizo lo que mejor sabe hacer, tocar la batería y como era de esperarse, mostró el excelente manejo y pasión que le entrega a este instrumento y que, por supuesto, deleitó una vez más a cada uno de los fanáticos que, casi hipnotizados por la percusión, aplaudían incansablemente.

Algo más de cinco minutos fue lo que duró Mike en solitario. Posterior a ello, retornaron el vocalista y su bajista al escenario, llevando a cabo canciones como «This is Life», «Your Entertainer» o «Help Me» por nombrar algunas y que cerraban una noche plagada de buena música.

A eso de las de las 23:00 horas, la banda se retiraba y las luces se apagaban, todo apuntaba a que el término del show había llegado, sin embargo, faltaba algo, los fanáticos y el grupo lo sabían, es por esto que el trío retornó una vez más al escenario para complacer a sus asistentes con aquella canción tan esperada y aclamada «You Can’t Save Me», tema que desató la locura y que además, fue el encargado de poner el broche de oro al espectáculo del nacido en Pennsylvania.

Richie Kotzen en una hora y media de show realmente nos hizo viajar por los distintos estilos que lo caracterizan. A lo largo de su concierto logró aquello que pocos músicos o bandas pueden alcanzar, que es no tener necesidad ni tiempo de buscarle algún punto bajo ni malo y es que simplemente no da para eso. Kotzen dio cátedra de profesionalismo y respeto por el espectador en todo sentido y momento, desde la puntualidad con la que inició y terminó su presentación, hasta la calidad de audio, que en ningún momento fue molesto y se escuchó a la perfección cada uno de sus instrumentos y otro punto que vuelvo a remarcar es el hecho de transmitir su música y formar un recorrido y expedición por sus éxitos realmente grato, sin tener necesidad de hablar demasiado.

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