RMBA en Santiago: Barrio mío, Una noche para todos

Por Omar Saldias.

Supongo que nadie se imaginó como explotaría de energía un barrio ya legendario con Onaciú, el mítico Bar Loreto y Mala Vida con el evento de ayer. El line up montado por RBMA para su noche final en su versión en Santiago, dejó temblando a una fanaticada que llenó los tres lugares donde se realizó.

Esas cuadras estaban llenas de personas alegres y dispuestas a disfrutar del concepto propuesto por la producción, abrir la cuidad, abrir las puertas para la diversidad y la elección. Es un poco lo que hace un buen músico, una eterna búsqueda de su estilo, donde se sienta cómodo. Ayer para el público existió esa posibilidad con todas las dificultades que un evento de esta envergadura representa. A nuestra llegada, a eso de las 23 hrs., presenciamos el prendidísimo set de ROMAN Y CASTRO, que puso el tono para prender un evento que a los minutos ya estaba en llamas y completamente lleno. Al cruzar la calle a Onaciú, se podía presenciar la propuesta de la Habitación del Pánico, una verdadera explosión y contraste con lo presentado en Bar Loreto, donde en simultáneo sonaba el hip hop chileno de VALESUCHI, que nos dejó sorprendidos nuevamente por la potencia con la que se presentan en vivo.

null

Alrededor de las 2:30 hrs., Matías Aguayo, llenaba el Bar Loreto de efervescencia. Sin duda, uno de los artistas más esperados, que dejó a todos cargados de energía, la imagen era de un bar completamente en llamas, donde el artista mostró toda su maestría, dando un show de lujo. En paralelo Atom, el ya legendario productor y Dj, sonaba en Mala Vida con su concentración y sutileza, que dejó en trance a un público fiel a su estilo.

null

En general el espectáculo fue en su propuesta rupturista, una muestra de que la música es libre, de que el público puede elegir y disfrutar el estilo que mejor le suene. Una noche única llena de energía y oportunidades para vivir distintas variables de electrónica, distintos ritmos y una propuesta abierta para un público que cada vez tiene más opciones para disfrutar la más creciente escena musical chilena.

null

Estos cuatro días de experiencias, muestras y arte (como el hermoso mural de Michael Yaikel), transmisiones en vivo e intercambio de conocimientos, fueron una oportunidad para enriquecer nuestra cultura y nuestras raíces, además de ser una ventana para el mundo. Este Bass Camp demostró que en nuestro país, hay una excelente búsqueda por un sonido propio, un público variado y una plataforma que lo sustente.