10 años de Fauna: El oasis dentro del «oasis»
Parque Mahuidahue, 9 de noviembre 2019.

Por Jaime Farfán.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

En medio de un Santiago movilizado y con 34° de temperatura, se desarrolló durante el día de ayer el festival de celebración de 10 Años de Fauna. Todo dentro de las verdes inmediaciones del corazón de la capital, el parque Mahuidahue en el cerro San Cristóbal. Con una interesante selección de jóvenes artistas y algunos clásicos infalibles, el cartel prometía ser un bálsamo ante los agitados momentos que corren.

Después de todo, seguir adelante con el evento era una decisión compleja, para un equipo de trabajo que probablemente ha tenido años mejores. Una parrilla de festivales crecientemente competitiva, sumado a los altos costos de traer bandas al país, redundó en la cancelación de Primavera Fauna, el caballito de batalla de la productora. Desde esas cenizas nace 10 años, una alternativa sencilla, que con cambio de recinto y dos escenarios, con una Boiler Room para los amantes de la electrónica, buscaba conquistar a los viudos de noviembre. La elección de continuar fue controvertida, en medio de una época de cancelaciones, terminando en una reventa considerable. De todas formas, no impidió que una buena cantidad de asistentes se reunieran a compartir en las canchas sintéticas del Parque.

El encargado de abrir fue el nuevo heredero del pop chileno, Francisco Victoria, quien ante una discreta pero segura base de seguidores que resistieron el intenso sol capitalino, hizo gala de su frescura y elegancia en una candente presentación. El protegido de Alex Anwandter se acompañó de una talentosa banda de músicos nacionales, recorriendo el aclamado debut, Prensa incluyendo las populares “Marinos”, “Cuidéseme” y su reciente colaboración con la cantante de Miranda, “Querida ven”. Victoria produce un pop directo y sincero, étereo a ratos, y ocupa la música como medio de sublimación de la frustración, de la nostalgia y del miedo. “Estamos felices acá pero no hay que olvidar lo que está pasando afuera” dice, aterrizando al público por un momento.

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Los talentos noveles continuaron tras un breve atraso con el show de la rapera británica Little Simz, otra gran representante de la nueva energía en la escena actual. Colaboradora reciente de Gorillaz, viene por primera vez como solista al país, en la cresta de la ola. Grey Area, placa que lanzó a principio de este año, conquistó transversalmente a fans y críticos, con su mirada directa al hip-hop. Desde “Boss” la cantante emerge victoriosa, logrando conectar rápidamente con sus afiladas rimas que hablan de problemas sociales y los vicios de la modernidad. Un set justo pero atrapante, con profundas versiones de “Therapy” y “God bless Mary”. Little Simz hizo gala de su mejor juego, con versos rápidos e incisivos, saturando de dinamismo Mahuidahue.

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El sol implacable y la vegetación del San Cristobal fueron el recibimiento ideal para Khruangbin. Directo de Texas importaron al caluroso Santiago una delicada fusión de sonidos del mundo con una fuerte inspiración psicodélica, melodías salpicadas de ensueño y sensualidad que resultaron hipnóticos en medio de la tarde. Movimientos suaves como “Bin Bin” contrastaron con las bailables “Evan Finds the Third Room” y “Lady and Man”, incluyendo también una lisérgica versión de “El derecho de vivir en Paz” arrancó los gritos de los presentes.

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El cuarteto de jazz experimental Badbadnotgood sufrió de algunas dificultades técnicas en su segunda presentación en Chile, pero eso no restó ni un poco de atractivo del sonido que logran juntos. Los canadienses, con casi una década de trayectoria en la espalda, entregan una mezcla deliciosa de jazz y hip hop, sostenidos en los trepidantes repliques del talentoso baterista, Alexander Sowinski. A través de “Speaking Gently” y “Lavender”, el atardecer brindó un marco ideal para que los bajos profundos y las suaves notas del saxo de Leland Whitty entibiaran los corazones.

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Ya con la noche establecida, llegó el turno de uno de los platos fuertes, el regreso a los escenarios de The Whitest Boy Alive. Tras siete años en inactivo, la fórmula dorada del indie liderada por Erlend Øye fue recibida con amor por parte del público nacional. Después de todo, el cantante ya es casi de la casa. Eso le facilitó conectar más que el resto de los artistas, dando un show saturado de referencias al despertar de Chile. Gritos de marcha y caceroleos se intercalaban con las clásicas “Burning” y “Fireworks”, en una interesante mezcla de pasiones. La música del noruego ha envejecido perfecto, logrando en sus canciones cristalizar una forma muy pura de lo que fue el indie pop de principios de milenio.

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Los 10 Años de Fauna ofrecieron una burbuja de tranquilidad para aquellos que tuvieron la posibilidad de acceder al Parque Metropolitano, sin embargo, terminó por romperse. Al finalizar el show de The Whitest Boy Alive, una escueta voz por parlantes anunció la cancelación de la presentación de Hot Chip, debido a razones de seguridad. La medida fue recibida con cierto descontento manifiesto de los asistentes. La salida del recinto se hizo sin mayores dificultades, poco antes de las 23:00 hrs. Una situación esperable, que nos demuestra que los momentos de calma en Chile, por ahora, son como el pasto sintético de las canchas.

Setlist The Whitest Boy Alive:
Timebomb
Golden Cage
Courage
Intentions
Burning
Fireworks
Island
Rollercoaster Ride
All Ears
Bad Conscience
1517
Show Me Love

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