Por Ignacia Gutiérrez.
Candelabro, una de las grandes revelaciones de la música independiente chilena ha conseguido, con su autodenominado nerd rock, musicalizar las complejidades de la adolescencia y el crecimiento personal. Con una cuota de humor, honestidad e inocencia el sexteto lanzó su primer disco titulado Ahora o Nunca el año 2023 y, siguiendo la senda de bandas como Niños del Cerro y compartiendo camino con los nuevos exponentes del indie nacional como Estoy Bien, Confío en Tus Amigos y Asia Menor, llegaron a refrescar el rock con una perspectiva joven. Este fin de semana concretarán uno de sus más grandes desafíos ya que la banda será parte del line up de la nueva versión de Lollapalooza Chile.
Tuvimos la oportunidad de conversar con Matías Ávila, voz y guitarrista del conjunto, acerca de lo que ha sido el camino de la banda y sus nuevos desafíos.
Matías, me imagino la cantidad de movimiento estos días previos a presentarse en Lollapalooza, gracias por tu tiempo. Para comenzar, cuéntanos, desde tu perspectiva ¿cómo ha sido enfrentar el crecimiento de oyentes que han tenido en los últimos meses?
Bueno, ha sido bastante desafiante aceptarse merecedor cuando las cosas empiezan a ir bien. De pronto está toda esta idea de que las cosas cuestan mucho y de que es súper difícil y de que siempre tiene que costar. Entonces uno se acostumbra un poco a ese método de trabajo en el ecosistema que es la música chilena. En realidad, cuando nos empezó a ir bien para nosotros fue un alivio. Éramos siete historias súper diferentes, de distintas partes de Santiago: gente que vive más cerca del centro, otros que vivimos súper lejos, algunos que ni siquiera viven en Santiago. Entonces, de alguna u otra forma, el que lo que hagamos tenga sentido (no solamente para nosotros sino que también para nuestra familia, para la gente que nos va a ver) es súper fuerte y, por sobre todas las cosas, es una inyección de energía muy grande ya que es difícil hacer música alternativa o independiente por muchas cosas, porque no están los espacios, porque todo viene siempre desde la autogestión (que me parece nuestra principal fortaleza, pero al mismo tiempo la mayor de las dificultades)… Y, en ese sentido, tener ese apoyo se agradece muchísimo porque no quisiera imaginar o, ni siquiera me atrevo a imaginar, lo difícil y agotador que debe ser no tenerlo.
¿Cómo ha sido para ustedes encontrarse con una camada de bandas que, surgieron más o menos al mismo tiempo? ¿Cómo ha sido poder trabajar con ellos de la mano, pero principalmente compartiendo espacio y tratando de construir esta escena alternativa chilena que está llegando súper lejos?
Ha sido un proceso súper interesante. La verdad, yo no era así como realmente fanático de la música independiente: antes de hacer música me gustaba mucho Niños del Cerro y hasta ahí llegaba cuando, de pronto, ellos fueron la primera banda con más trayectoria (más grande que nosotros), que nos adoptó, por llamarlo de alguna forma. Para mí significó, más allá de las oportunidades de mostrar lo que hacemos o algo estrictamente laboral o profesional, una suerte de sueño cumplido y una cosa bien hermosa por lo que significa para mí la banda y la música de Simón, en particular. El mismo caso, por ejemplo, con Asia Menor, que todavía me cuesta creer que somos colegas, que de alguna u otra forma hay un nexo que entrelaza lo que hace Jorge con lo que hago yo; lo que hace Asia Menor con lo que hace Candelabro, porque encuentro que su música cala muy profundo en la gente que la escucha. Y yo, por supuesto, también soy un auditor. Y, te digo, que el resto de proyectos que uno admira profundamente pasan a ser amigos y compañeros de vida y de luchas en esto de la cosa cultural como lo viene siendo Nando García, que es un tremendo amigo de la banda, un tremendo amigo para mí; Juanito, de Déjenme Dormir, también; y toda la gente que íbamos conociendo del mundo profesional, que quizás no tienen bandas pero que se desviven para que esto de la escena exista como los sonidistas, los gestores, Seba Silva, Emanuel Irarrázaval, que fue el encargado de estar con nosotros masterizando el disco; la gente de Registro Móvil, Isidora y Julián, también han estado ahí, a full con nosotros. Todo eso es como una especie de red de contención muy fuerte en cuanto que estaría mintiendo si dijera que se pasa increíble todo el tiempo. Obviamente no es así, como en toda pega, ya que, de alguna forma, siempre hay cosas que desalientan y otras que alientan muchísimo y es bueno tener amigos cerca que también pasan a ser colegas y que te apañan porque te conocen y porque creen en lo que haces, que también es muy poderoso.
¿Cómo vivieron el 2024? Fue un año súper movido para Candelabro, hartas fechas, estar en la tocata del año también.
Bueno, sí, el año 2024 no recuerdo bien si tocamos 23 o 22 veces en total en el año. Fue harto, harto, casi todos los fines de semana. ¿Cómo lo vivimos? Bueno, en realidad yo diría más bien cómo sobrevivimos. No sé, la verdad es que ahora mismo no lo sé. Mirando para atrás, no sé cómo lo hicimos. Pasaron muchas cosas a nivel personal, entonces creo que el mismo impulso de la gente que nos escucha y el mismo impulso que hay dentro de los amigos y la banda es lo que, finalmente, te saca a tocar frente a tantas personas. Yo creo que, ahora mismo, que no tocamos en Santiago hace un tiempo, medio que se me olvidó cómo es tocar frente como a 800 personas, pero lo hicimos con los chiquillos en su minuto, en dos oportunidades en la sala Metrónomo y fue… no sé. Yo creo que es algo que está en mi retina todavía, en nuestras retinas, la verdad, como grupo. Son cosas que no se pueden sacar y eso es lo bonito, queda en el recuerdo como un relato que vamos a repetir cuando seamos viejos, de forma incansable, como cuando los viejos dicen “cuando joven hice tal cosa…”, “era deportista y me gané todas estas medallas…” Bueno, nosotros vamos a hacer algo así, pero con ese tipo de acontecimientos. “Nosotros tocamos frente a tantas personas, en tal lugar y con tales bandas” y nuestras nietas van a decir “¿en serio?” y tendremos que mostrar las fotos y todo el cuento. Nada, lo vivimos de una forma completamente entregada, viviendo mucho el momento.
Hace poco, en relación a fechas y al inicio del 2025, viajaron a Argentina. ¿Cómo se gestó eso? ¿Cómo los recibió el público argentino? ¿Se lo esperaban?
Para ser súper honesto, no lo esperábamos. Debo ser súper franco, no pensé que nos escuchaban allá porque, a veces por prejuicio, uno siente que los argentinos no nos iban a “inflar” porque no somos tan “onderos”, no sé, extravagantes, ni lindos, ni bien vestidos, etc. Nada, puro prejuicio. Finalmente, la experiencia en Argentina fue mucho más de lo que nosotros esperábamos que era tocar para 30 o 40 personas y terminamos tocando para 120. Eso para nosotros ya es un logro: tener un público afuera del país es algo que jamás hubiésemos imaginado. Personalmente, no me cabía en la cabeza. Además, fue a través de la música, no sé, fuerte, fuerte. Y nada, la gestión de Mery, que trabaja en Interzine, una revista alternativa allá en Argentina y también la ayuda y la coordinación de Registro Móvil, a través de la Isidora; también viajamos con nuestro amigo Joaquín Fredes que nos hizo sonido en el Liverpool Bar en Palermo.
En el contexto actual ¿qué tienen planeado? Quizá nos puedes adelantar un poquito de lo que se va a tratar el show en Lollapalooza y contar cómo se gestó eso. Hemos visto en vídeos que no se lo esperaban ni se lo creyeron, en un principio, cuando les llegó la invitación.
Vamos con un set bastante confiable, pero también es un set que tiene dos sorpresas que creemos son importantes mostrar en Lollapalooza. Estamos entusiasmados porque será la primera vez que asistimos al festival. Creo que la Javi es la única que fue una vez antes y es como demasiada velocidad. Tengo muchas ganas de ver a Dillom, a Los Tres, a Fontaines DC.
Cuando llegó la noticia no lo podíamos creer porque fue a través de un correo y nosotros dijimos “ah, nos están boludeando, agarrando para el hueveo”… Y nada, vamos con un equipo de confianza y queremos dejarlo todo ese día. Tenemos muchas ganas de estar ahí. Las cosas buenas y las cosas malas que pasen ese día, todo servirá para acumular experiencias y seguir creciendo como proyecto, que es lo más importante.
Después de Lollapalooza, tocaremos el 6 de abril en el Coliseo, una fecha que está muy buena, junto a los Fother Muckers, Los Niños del Cerro y Estoy Bien. Pero más importante que eso, luego nos vamos a grabar, el 23 de abril, el disco nuevo a Estudios del Sur y eso es la guinda de la torta actualmente, la posibilidad de grabar en un estudio grande, con mucha historia, el segundo disco de la banda.
¿Para cuándo tiene fecha ese disco? ¿Se puede anunciar o no?
Mira, nosotros tenemos previsto que sea a fin de año, pero no sé, el resultado final puede extenderse y no quisiera poner una fecha en concreto.
Quienes quieran ver el show de Candelabro en Lollapalooza pueden asistir el domingo 23 de marzo a las 13:45 horas al Smart Fit Stage. La banda también se presentará en el evento titulado “El Festivalito”, el próximo 6 de abril en el Teatro Coliseo.