Por Carlos Barahona.
Hay festivales que programan y otros que se curan. Tiny Fest pertenece sin duda a esta segunda estirpe: desde su nacimiento ha venido apostando por generar un diálogo fino entre tradición y presente de estilos como el jazz, su fusión con el soul, el R&B y la electrónica, todo esto sumado a una puesta en escena boutique que tiene por objetivo privilegiar la escucha atenta y hacer una experiencia total en el complejo arte que es disponer de música en vivo y en directo.
Tras una primera edición en 2024 que instaló el concepto con dos hitos —el debut en Chile de The Yussef Dayes Experience y el retorno de BADBADNOTGOOD—, la segunda versión regresa al Teatro La Cúpula del Parque O’Higgins con dos fechas: sábado 30 de agosto y domingo 7 de septiembre. A la dimensión musical se sumará un ecosistema que completa la experiencia: instalaciones artísticas, feria de vinilos, moda upcycled, foodtrucks, beergarden con cervecerías locales y una logística pensada para un público exigente y delicado. La premisa es clara: una “alta gama a escala humana” donde cada decisión —del cartel a la ambientación— responde a una mirada curatorial coherente y reconocible en Santiago. Vamos con el momento artístico en que llega cada uno de los invitados:
Sábado 30 de agosto
La apertura de la edición 2025 correrá por cuenta de Xatarra, ensamble chileno que fusiona música de cámara y electrónica con una paleta de cello y fagot dialogando con sintetizadores, samplers y máquinas de ritmo. Su lenguaje explora texturas, dinámicas y pulsos que expanden el perímetro del jazz hacia territorios de tensión y detalle tímbrico. En vivo, Xatarra funciona como prólogo ideal para el espíritu del festival: riesgo controlado, búsqueda sonora y una puesta atenta al diseño del espacio.
Desde Buenos Aires, Vinocio encarna el fenómeno más fresco del jazz-funk urbano rioplatense. El dúo de Lucio (Lucien) Memi y Fermín Carpena pasó de las plazas a llenar Niceto y figurar en festivales masivos, con una propuesta que cruza jazz, R&B, hip hop y sensibilidad lo-fi; en disco, su crecimiento queda trazado desde Café Tortoni (2020) a Awah (2022), Horizonte (2024) y Tostados (2025), mientras que su LP Me estás haciendo mal tuvo edición en vinilo en 2024, reforzando su viraje soulero y de groove. Sobre el escenario, Vinocio suele expandirse a formato banda, lo que será un plus importante a tener en consideración.
El cierre de la primera noche pertenece a Kamasi Washington, figura pivotal del jazz contemporáneo. Su último álbum, Fearless Movement (2024), fue presentado por el propio Kamasi como un “disco de danza” en sentido amplio —música que invita al movimiento— y recibió elogios críticos por su energía rítmica y un reparto de colaboradores que incluye Thundercat, André 3000 y George Clinton. En Tiny Fest, su ensamble devuelve esa ambición orquestal a escala de teatro, con largos desarrollos, espiritualidad funk y un pulso que acerca el jazz a nuevos públicos sin sacrificar complejidad.
Domingo 7 de septiembre
La segunda jornada abrirá con Valentina Maza, violista, compositora y productora chilena que trabaja en el borde entre lo neoclásico y la electrónica. Su proyecto “Busco espacio” y su investigación performativa han derivado en directos inmersivos donde la viola y la voz conviven con sintetizadores y diseño sonoro para construir climas oníricos. En 2025, Maza obtuvo el Premio Pulsar a Mejor Álbum de Música Electrónica, consolidando un lenguaje de alto rigor estético y una presencia escénica hipnótica que, en Tiny Fest, abrirá el relato del día desde la sutileza.
El tránsito hacia el centro del programa lo marca Antonio Monasterio Ensamble, agrupación porteña que cruza jazz, música latinoamericana y escritura contemporánea con solvencia camerística. Su discografía —de Centro y Periferia (2018) a Las furias y el mar (2023)— cristaliza en una identidad melódica y rítmica propia que en 2024 fue distinguida con el Premio Pulsar a Mejor Artista Jazz y Fusión. En La Cúpula, su repertorio funcionará como bisagra: virtuosismo orgánico, interacción instrumental y un pulso que prepara el escenario para el estallido final.
El cierre del festival está a cargo de Snarky Puppy, colectivo que desde 2004 ha redefinido la fusión con una mezcla de funk, músicas del mundo y arreglos poliétnicos; su trayectoria acumula cinco premios Grammy y una reputación de shows expansivos, capaces de convertir el virtuosismo en fiesta compartida. En 2025 reactivaron su colaboración con la Metropole Orkest en sesiones de grabación que anticipan un nuevo capítulo sinfónico para la banda —una estampa de la vitalidad creativa que traerán a Santiago—, mientras su reciente itinerario mantiene vivo el antecedente de Empire Central (Grammy 2023) como vara de energía y groove.
En suma, Tiny Fest 2025 promete ser una experiencia inmersiva y de alta gama a escala humana: dos jornadas en el Teatro La Cúpula del Parque O’Higgins —sábado 30 de agosto y domingo 7 de septiembre— donde la música convivirá con una serie de propuestas intersectoriales con el objetivo de ser vivida en todos los sentidos, para reafirmarse como una de las curadurías más cuidadas de la temporada en un Santiago que empieza a despertar del letargo invernal y se acerca a una provechosa primavera llena de nuevos sonidos.