Banda invitada: Playa Gótica.
9 de noviembre 2025.
Por Eliseo Muñoz.
Fotografías por Javier Martínez.
El festival Primavera Fauna, tras dos exitosas jornadas que trajeron a artistas como Massive Attack, Weezer y Aurora al Parque Ciudad Empresarial, cerró su edición 2025 con el sideshow más anhelado por los fanáticos en redes: Otoboke Beaver. Tras su frenético paso por Sudamérica y ser la actuación más agitada de la segunda jornada del festival, el cuarteto japonés de punk cerró su gira con un show en solitario en la discoteque Blondie la noche del 9 de noviembre.
La cita comenzó temprano con Playa Gótica, quienes inauguraron el escenario contagiando la energía de su pop liviano pero violento, invitando al baile desenfrenado. Su sonido se mantuvo firme; el bajo, dominando la médula del ritmo, cimentaba la base para el veloz rasguido de la guitarra eléctrica y la dulce voz de Fanny León, que combina ligereza con la potencia de sus emociones. El baile y el movimiento se sintieron como una fuerte brisa primaveral. Fue, sin duda, una presentación breve, significativa y un telonero de lujo.
El escenario se despejó y los preparativos para el plato principal comenzaron rápidamente. Los asistentes se apresuraban a bajar las múltiples escaleras del club Blondie, temerosos de perderse siquiera un minuto del show. Sorpresivamente, Hirochan, la bajista de Otoboke Beaver, subió al escenario en medio del montaje para apoyar al staff local y saludar a los fanáticos. Acomodó su instrumento, los cables y el setlist a su lado, manteniendo su presencia por un buen rato antes de bajar, para volver a subir acompañada del resto de la agrupación.
Desde el minuto uno, Yoyoyoshie, la excéntrica guitarrista, divirtió al público con sus gestos, cánticos, bailes y expresiones, asegurándose de que nadie dejara de sonreír. Incluso contó chistes, como cuando comparó las lámparas del techo con cubos de tofu, asegurando: “Este lugar parece una gran sopa de miso”. Accorinrin, vocalista y líder de la agrupación, blandió el micrófono con fuerza e inició la presentación con “Yakitori”, generando un movimiento masivo y concentrando todo el caos en el centro de la cancha.
Para la gira sudamericana, la baterista Kahokiss fue sustituida por Leo Leo, debido a su actual periodo de embarazo. Leo Leo no compartió muchas palabras con el público, limitándose a los coros, pero su medio de comunicación fue la respuesta directa de la audiencia. El retumbar de su batería se reflejó en el desorden multitudinario, frenético e incontrolable, que absorbía sin preguntar a cualquiera que se encontrara en sus inmediaciones, haciéndolo parte del torbellino de la experiencia.
«Akimahenka», «Don’t light my fire» y «S’il vous plait», una tras otra, no ofrecieron descanso alguno debido a su corta duración y la nula pausa entre ellas. Sin embargo, el público nunca se mostró cansado, sino que avivaba aún más a la masa. Resultó difícil apaciguar el bullicio, incluso en las ocasiones en que Accorinrin lo pedía, llegando a mandar a callar más de una vez con un divertido: “Te quiero, pero cállate”, lo cual fue más gracioso que productivo, como intentar calmar una jauría de perros lanzándoles una pelota.
«Dame dinero, jódanse y compren t-shirt», comentó también en una pequeña pausa, haciendo un llamado a no comprar merch pirata o de la calle. Es importante apoyar a los artistas, sobre todo considerando que son una banda underground en su primera visita a nuestro país y continente. Y no podía ser una fiesta sin un verdadero motivo de celebración: Hirochan había estado de cumpleaños el 8 de noviembre, y aunque ya le habían cantado en Primavera Fauna y le habían dado una torta, acá se le cantó en inglés y español. Se le obsequió un ramo de flores, del cual repartió un par de rosas entre los fanáticos, y el público le regaló un CD cuyo artista no fue posible reconocer.
La presentación llegaba a su fin. La banda se retiró y volvió al escenario en dos ocasiones, generando incertidumbre entre los fanáticos que se iban y luego regresaban, sin entender lo que sucedía. Justo cuando todo parecía haber terminado, Yoyoyoshie regresó con un castor inflable bajo el brazo, el cual lanzó al público para usarlo como tabla de surf. Aunque no logró su cometido, terminó lanzándose ella misma, subiendo al flotador después de haber recorrido todo el largo de la cancha, sostenida por las manos de los asistentes. Un espectáculo frenético y altamente memorable que, podemos afirmar con seguridad, estuvo buenísimo.
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