Por Francisca Neira.

La primera vez que vi a Panico (*) fue en un balneario del Norte Chico. En ese tiempo era una adolescente más bien enrabiada con la “normalidad” del curso de colegio con el que hicimos ese viaje de estudios así es que junté un grupito y nos escapamos a la tocata. Fue alucinante. Me quedé pensando después del show que la música de estas personas era increíble, distorsionada, entretenida, pero que había algo más. Una “onda” difícil de definir.

Esa definición, la caracterización de esa “onda” es, precisamente, lo que Marisol García, periodista dedicada desde hace ya varios años al trabajo de investigación en torno a la música, intenta desplegar en “Al estilo Panico. Música y manifiesto”, su más reciente publicación de la mano de la editorial Club de Fans y cuyo lanzamiento estuvo enmarcado en el regreso de la banda a los escenarios locales con un par de presentaciones en Lollapalooza Chile 2023, el Teatro Coliseo en Santiago y en Trotamundos Terraza de Quilpué.

“Al estilo Panico” es un libro hermoso: lleno de colores, fotografías, cómics, tipografías distintas, recortes de diarios y revistas y más. Es como un fanzine de alta gama que nos sumerge en la historia de una de las bandas probablemente menos comprendidas de la escena nacional de los ‘90 y ‘00, pero que ha logrado afianzar fielmente un entorno de amigos, fans y colaboradores que les siguen dónde quiera que sea que emprendan el rumbo. Real y metafóricamente hablando.

Y es esa lógica de incomprensión y caos la que García resuelve estéticamente a la perfección entregándonos una historia que no se enfoca en la cronología sino en cada uno de los aspectos que componían esa forma de ser tan propia de la banda. Una redacción impecable nos lleva a conocer los lugares y los sonidos que definieron la impronta de la banda franco chilena, pero también nos pone en conocimiento de su propio manifiesto, de las expectativas que la pareja formada por Eduardo Henríquez y Caroline Chaspoul siempre tuvieron para la banda a la que le entregaron de lleno su tiempo y su trabajo.

Entre medio de todo, en colores, protagonistas, las historias de los fans. Los chicos y chicas Panico que le dieron vida al ambiente que rodeaba a la banda y que tan bien se plasma en el libro de García y en el fervor del público que hace un par de semanas asistió a los conciertos y a la presentación del libro (una fiesta). Entre medio de todo, en colores, protagonistas, los discos, su descripción, sus participantes, sus puntos fuertes. Solo mirando este apartado podemos ver claramente que lo de Panico no era seguir una línea recta, fija, establecida de antemano. Quizá el reírse de todo y de todos fue una constante, así como el trabajo autogestionado y apasionado, pero musicalmente fue el cambio el que los mantuvo vivos. Entre medio de todo, en colores, protagonista, una visualización de todos los trabajos satélite que complementaron el imaginario Panico. Cómics, videos, fanzines, gráficas incluidas en los discos, flyers. Todo un mundo creado para desafiar los parámetros establecidos de una industria musical en ciernes en una sociedad postdictatorial que no abría espacios para el trabajo/pensamiento “fuera de la caja”.

Porque, finalmente, eso era lo que la banda, con los distintos integrantes que ha tenido a través del tiempo, realmente representa hoy en día: una ruptura, una transgresión a lo establecido, una revolución lejana a la violencia y la rabia pero llena de colores, hedonismo y una profunda ironía. Y una ética de trabajo que remaba contra la que imponía el neoliberalismo recién instalado en Chile. Uf.

Todo aquello, todas esas manifestaciones fueron cuidadosamente ordenadas por Marisol García, quien hizo un trabajo de lujo en este libro otorgándole un hilo conductor al caos Panico y rescatando la estética divergente (parafraseando a Guillermo Dumay, guitarrista de la banda) que cultivaron desde sus inicios. “Al estilo Panico” es un libro acerca de una banda, pero lo podemos leer también como su reflejo y como una más de las obras que componen su universo. Y eso, quienes somos fans, lo agradecemos.

(*) “Sus integrantes concibieron ‘Panico’ como una palabra sin el debido tilde de palabra esdrújula” (García, página 25)