Por Francisco Aguilar A.

El próximo viernes 28 de junio, la reconocida cantautora uruguaya Ana Prada se reencontrará con el público chileno, en un concierto muy especial, enmarcado en el ciclo “Mujeres íntimas”, al que se suman cuatro grandes invitadas nacionales: Maida Larraín, Natalia Contesse, Paz Court y Yorka.

Defensora de los derechos de la mujer y dueña de una voz tan hermosa como inconfundible, Ana ha inscrito su música dentro de las propuestas más refrescantes de la escena latinoamericana, logrando un virtuoso equilibro entre talento, sensibilidad y activismo. Su trilogía discográfica, integrada por los álbumes Soy sola, Soy pecadora y Soy otra, está marcada por la sinceridad de sus letras y la belleza de sus composiciones.

Pudimos conversar con Ana, en la previa de su venida a nuestro país. Todo el detalle, a continuación:

Ana gracias por tu tiempo. Para iniciar esta conversación, me gustaría adentrarme en tus orígenes, cuéntame ¿cuándo defines dedicarte a la música?

El dedicarme a la música asumiéndola como un trabajo y que sea hasta el fin de mis días, fue un proceso. Desde chica, no tenía clara la vocación de ser música. Vengo de una familia donde el legado que siempre nos enseñaban tenía que ver con la oportunidad de estudiar una carrera universitaria, nosotros somos del interior de Paysandú, frontera con Argentina. Allá no hay universidades y la posibilidad de que tus padres te ayuden a ir a la capital a estudiar es muy valorable. Mi padre es agrónomo y siempre fue de la idea de estudiar una carrera y la música siempre fue una especie de hobbie, algo que había en casa, mi padre canta, siempre con esa pasión en paralelo, incluso estudiando un instrumento, pero nunca pensado desde lo que va a ser mi destino, mi profesión. Al irme a Montevideo donde estudié psicología, pero en paralelo siempre estuve aprendiendo guitarra, composición, armonía, que se yo, hasta que empecé a tocar con Daniel Drexler, en un grupo que se llamó La Caldera, con el que anduvimos mucho por Uruguay, después con el cuarteto vocal La Otra, haciendo coros para Rada, siempre vinculada a la música, pero también estudiando. Cerca de los 30 años, me vino una inquietud de saber qué es lo que quería para mi vida, lo que me llevó a componer canciones, nada muy racional, dejé la psicología y me dediqué a hacer talleres de canto, proyectos con otros grupos, sin parar de trabajar. La vida me fue poniendo más del lado de la música y acá estoy parada.

Si tuvieras que definir tu propuesta musical, ¿cómo lo harías?

Es siempre lo más difícil que me preguntan. Yo lo definiría como un género canción que se viste de determinados estilos musicales que tienen mucho que ver con la música de raíz uruguaya y el folklore latinoamericano. Dentro de mis canciones puedes encontrar zambas, chacareras, valsecitos, rancheras, pero siempre relacionado con lo latinoamericano, con lo nuestro.

Al analizar tu discografía, se ve una línea conductora, ¿cómo ves esa evolución?

Soy Sola es un disco que yo hice producido por Carlos Casacuberta, que es un gran músico uruguayo, que ha grabado con Jorge Drexler y un montón de gente súper importante. Estuve muy bien rodeada, pero no tenía ningún tipo de expectativas. Le fue muy bien y se abrió camino solo. Son mis primeras canciones, la sonoridad es de bien al interior, de tierra dentro de Uruguay, con un tratamiento sonoro bien moderno, con harta tecnología. Es un disco donde uno golpea diciendo “aquí estoy, estas son mis cancioncitas”, no lo hice para que sucediera algo, solo para probarme a mi misma y encontrar esta veta. Soy Pecadora ya es de otro lugar, ahí solo me dedicaba a lo mío, estuve viviendo en España, yendo y viniendo. Es un disco donde encaré temas de género, de una posición ya más grande, sentí que tenía que decir otras cosas. Lo grabamos en Argentina, producido por Matías Cella, otro gran productor y es más rupturista ya que salí a decir un montón de cosas, relacionadas con las minorías y las temáticas de género. Finalmente Soy Otra es el disco que cierra esta trilogía, donde ya tenía más recorrido, ya estaba definida en que esta era mi función en el mundo, el de decir a través de la canción. Es un disco más de banda, también grabado en Argentina con los músicos que voy a viajar a Santiago, producido por Ariel Polenta, siempre muy bien acompañada. He trabajado mucho desde ahí, grabé un disco con Teresa Parodi, he hecho música para un montón de cosas: películas y otras. He girado mucho, con Patricia Kramer por toda la Argentina, etc. Por ahora la trilogía está cerrada y estoy trabajando en mi próximo disco que ojalá lo pueda grabar antes de fin de año.

Al hablar de referentes musicales en tus composiciones, ¿qué nos podrías contar?

Desde Violeta Parra, Víctor Jara, mucho de la música latinoamericana. En Argentina Atahualpa Yupanqui. En este momento de mi vida, Teresa Parodi, con la que hemos escrito juntas y me ha influenciado mucho, eso hablando de mis referentes fundantes. De Paysandú, Aníbal Sampayo, esa canción del litoral, a mi me pega mucho. Viglietti, Zitarrosa, grandes referentes nuestros. De la escena más moderna, Fernando Cabrera, Jorge Drexler, que es mi primo hermano. Muchas mujeres también: La Negra Sosa, su capacidad de transmitir y emocionar a través de la voz. Hay tantos, que se me olvidan.

Las colaboraciones han sido parte importante del desarrollo de tus discos, ¿cómo han surgido éstas?

No siempre, pero me gusta mucho componer con alguien, me motiva más. Tengo bastantes colaboraciones: Con Queyi, que es una artista española divina, con un montón de gente, conocidas y no tanto. Hay una riqueza muy grande, ya que a veces uno está estancado en una idea, en una secuencia armónica por ejemplo y viene alguien y aporta algo que jamás se te hubiese ocurrido, con eso la canción crece y se enriquece, ganando por todos lados. He compuesto con mucha gente porque además me gusta la mezcla de los lenguajes, ya que así el resultado no es ni tan mío ni tan del otro, es algo nuevo, el todo es más que la suma de las partes, entonces creo que siempre es enriquecedor. No es que lo necesite, ya que he compuesto un montón de canciones sola, de hecho en el disco que viene estoy un poco tratando de volver a mí, pero siempre estar trabajando con alguien que admiras, que respetas y que tienes un cierto afecto, lo que genera una confianza, para que se pueda decir cualquier cosa sin que se juzgue y así, agarrar las notas, las armonías, chivear como decimos acá y salen genuinos resultados.

El compromiso social también ha marcado tu carrera, tanto con las mujeres, como con los niños, cuéntame un poco de eso.

Eso no fue algo buscado a propósito. Sobre todo, a partir del disco Soy Pecadora, mis canciones fueron tomadas por algunos movimientos que tienen que ver con la lucha de las mujeres, con la conquista de los derechos, de mayor igualdad, de minorías sexuales que se sienten discriminadas. Yo con todo honor me hago eco de todo eso, yo simplemente narro lo que me pasa a mí y a veces coincide con lo que le pasa a un montón de gente y creo que el canto popular, de los pueblos, siempre ha estado relacionado con poner en palabras esto, lo que uno considera que puede ser una injusticia social, una diferencia, cosas que a mi me pegan, como ver la pobreza, las no posibilidades, los niños pasándola mal y estoy luchando para llevar un mensaje que le pueda servir a alguien. Ahora con toda esta efervescencia que hay en América Latina con el tema de la igualdad de género, con “Ni una menos”, la violencia contra las mujeres y la agenda de derechos, en un montón de aspectos, yo no puedo mentir sobre lo que pienso, yo defiendo la igualdad, las leyes sobre salud sexual y reproductiva, defiendo un montón de cosas que siento de verdad y no podría mentir y ser más light en esos temas, lo que siento se trasluce en mis canciones.

En lo netamente musical, ¿consideras que para la mujer es más difícil dar a conocer su trabajo?

La música, profesionalmente hablando, no deja de ser un trabajo como cualquier otro. A lo largo de la historia las mujeres hemos ido conquistando mucho terreno, gracias a la lucha de otras mujeres, hemos ido consiguiendo que nos permitan trabajar fuera de nuestra casa, que se nos permita votar, tener cuenta bancaria, etc. Son pequeñas grandes conquistas que hacen que nuestro mundo hoy sea mucho más fácil de lo que fue para nuestras abuelas, nuestras madres. Pero estamos hablando de ahora no más, de hace poco, con todos estos cambios. Creo que la música no escapa a eso, las mujeres quizá siempre tocamos un instrumento, pero nunca se le iba a pasar por la mente ser una música profesional y vivir de eso, ya que estaba reservado para los varones. Hoy por hoy, por suerte las mujeres vamos profesionalizándonos en esto, teniendo propuestas de alto nivel, hay cada vez más. En Uruguay se está peleando para que en los festivales haya muchas más mujeres, haya más paridad, que se dé la opción de mostrar lo que estás haciendo, que te pasen más en las radios. Todo se va conquistando de a poco.

Sabemos que tu vida diaria la desarrollas en el campo. Según tu visión, ¿esto te da una fuente de composición adicional?

Más o menos, por un lado pensé que sí, que la soledad del campo me iba a servir, pero lo que me pasa es al revés. Yo soy naturalmente del campo, me crie en Paysandú y viví un poco en el campo, siempre con esa sensación de libertad, pero cuando estoy allá se me ocurren tantas cosas por hacer: que la huerta, que andar a caballos, que se yo, que me resulta más interesante eso que agarrar la guitarra y husmear en emociones que generalmente son tristes, cuando uno compone. Entonces me ha costado mucho componer. Cuando tenía un apartamentito alquilado en Buenos Aires, me sentía agobiada por una ciudad tan grande y pasaba mucho tocando la guitarra y ahí me surgían cantidad de canciones, yo creo que voy a tener que volver a un apartamento para componer de nuevo (risas). El observar la naturaleza, es tan fuerte, tan grande y pienso “que importa lo que yo diga” frente a esta cosa tan inexplicable que es la vida misma. Creo que en la ciudad finalmente me es más apto para componer. Soy muy feliz en la naturaleza, lo que me juega en contra al crear.

Al hablar de la escena musical uruguaya, ¿cómo la ves en la actualidad?

Uruguay es un país de cantautores muy originales. Hay mucha diversidad, muchas cosas distintas. Desde murga canción, candombe, rock and roll, canción de autor, música popular, folclórica y hay mucha gente haciendo cosas. Es impresionante lo metida que está la música en nuestra cultura, si juntas un grupo de 10 personas, quizá la mitad toca un instrumento como algo normal. Es muy interesante este fenómeno que se da en Uruguay asociado a la importancia que le damos a la música y después al manejar un instrumento, se da una búsqueda personal en decir lo tuyo, de diferenciarte, de decir algo original, es muy rico. Hay muchos grupos nuevos, mucha gente joven haciendo cosas, me han llamado para ser jurado de algunos concursos, con lo que te llega un montón de material de gente emergente y de repente te llegan 160 cosas nuevas, bien diversas y esos fueron seleccionados de unos 400. Hay una gran cantidad de gente haciendo cosas, en un país tan chico. Hay una efervescencia interesantísima de gente volcada a la música, quizá no de carrera exclusiva pero como parte de su vida. Te podría nombra gente, pero al hacer eso me puede quedar alguien afuera y después me arrepienta (risas). Hay muchas mujeres, hay grandes bandas como La Vela Puerca, No te va gustar y otras. Tú vas a la Argentina y en todas partes te dice alguien que es parte de una murga uruguaya, que haya penetrado tanto eso, es impresionante.

Recurriendo a tu lado más melómano, ¿hay algo que estés escuchando hoy en día?

Escucho un poco de todo, mucho la radio. Vengo de Portugal y estaba con unas playlist que me armé con cantantes ingleses, nórdicos. Estuve escuchando mucho Violeta Parra, porque creo que siempre hay que volver a la fuente, eso te podría comentar.

Al ver la masificación de la música en las redes sociales, ¿cómo manejas ese tema y la relación que se da con el fan a través de éstas?

Soy de la generación que cuando nací el teléfono era a manija, no había televisión a color. He visto los cambios rapidísimo, con asombro. No soy muy buena manejando las redes, tengo alguien que me da una mano, pero los mensajes personales o cosas más directas hacia mí las atiendo yo, pero es un lenguaje que tengo que aprender. Me parece fantástico todo esto y no podemos tapar el sol con un dedo, para atrás no vamos a ir. Hay que amigarse con las tecnologías. Veo muy bueno esto de que haya la suficiente tecnología para poder grabar un disco en tu casa y subirlo a la red, yo creo que estamos en un momento muy bisagra de cambio de paradigma en los formatos físicos, ya que todo se va a las redes y hay que reordenarse, ya que no te compran los discos, sino que te escuchan por internet. Las grandes compañías discográficas pasaron de tener el poder, a que ahora esté en las operadoras telefónicas. Hay que asumir esos cambios y sumarnos.

Ya adentrándonos en tu visita a nuestro país, ¿qué te parece participar en el ciclo de Mujeres Íntimas que se realizará en el Teatro Nescafé de las Artes?

Es un honor por un lado, estoy súper agradecida con la gente del Nescafé de las Artes, su gente me ha tratado hermoso. Tengo muchas ganas de volver a Santiago, hace unos años toqué en el Gabriela Mistral y fui telonera de Nano Stern en el Nescafé y después vino Nano a Uruguay y abrió mi show en el Teatro Solis. Me había quedado esa puerta abierta, que no había podido retomar y ahora el poder volver al Teatro Nescafe, que será un honor tocar ahí. Además, estoy súper agradecida con todas las compositoras y cantoras que me van a acompañar, voy con un trío: piano, batería y bajo. El espectáculo se llama “Otra pecadora sola” porque recorre todos los discos. Seguramente, estrenaré alguna canción de las nuevas que hice hace poquito, como adelanto del próximo disco, así que ojalá nos acompañen.

Sobre la música nueva que mencionas, ¿algún adelanto?

Música nueva estrené hace poco. Estuve con Jorge Drexler y presentamos una canción que se llama “Palabras de amor” que seguramente tocaré ese día, no sé si estrene alguna otra, tengo que verlo con los chicos. Mi banda es argentina: Paco Arancibia, Ariel Polenta y Julián Semprini. Bajo, teclado y batería, respectivamente. Voy a ver qué hago también con las chicas que me van a acompañar, algo vamos a inventar.

Ana agradeciendo tu tiempo y para ir cerrando, cuéntame cuáles son tus planes en el corto plazo.

Después de Santiago, son las elecciones internas acá, así que vuelvo a votar. Tengo una gira por el sur de Argentina con Teresa Parodi, shows en Córdoba, seguramente para fin de año, algunas fechas en Europa, con lo mío sola. Lo que más estoy necesitando y queriendo aparte de cualquier oportunidad de trabajo, quiero terminar unas canciones que son versiones de temas que elegí por cómo tratan el tema de género, que tienen que ver con el universo femenino, no necesariamente escrita por mujeres, hay una de Raffaella Carrà y de una banda de rock uruguaya, simplemente son canciones que me gusta cómo hablan de ciertas situaciones de una mujer. Son 8 canciones, por el día 8 del día de la mujer, quiero salir con eso a través de Spotify y eso será un show que voy a presentar. Además, quiero encerrarme a terminar el nuevo disco, que también me apremia.

Las entradas para el show de Ana Prada de este 28 de junio en el Teatro Nescafé de las Artes a las 20:30 horas están disponibles en Ticketek, y sin recargo en boleterías del Teatro y Comunidad de las Artes (Av. Providencia 1266) con descuento para socios.

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