Por Francisco Aguilar A. / Nicolás Montenegro.

Carlos Salazar Isla es un gestor cultural, especialista en industria discográfica, promoción, marketing, A&R, gestión comercial y producción con más de 29 años de experiencia. En su destacada trayectoria, ha sido manager y ha estado vinculado a grandes artistas, dentro de los cuales destacan: Chico Trujillo, Manuel García, Juana Fé, Denisse Malebrán, Sinergia, Camila Moreno, Nano Stern, María Colores, Teleradio Donoso, Alex Anwandter, Ana Tijoux, Benjamin Walker, Evelyn Cornejo, Saiko, Daniel Muñoz 3 x 7 Veintiuna y Macha y Bloque Depresivo, entre otros.

Carlos inicia hoy la segunda versión de su taller sobre Industria de la Música, Gestión Estratégica y Vinculación con el Medio. El curso está dirigido a músicos, intérpretes, cantautores y/o miembros de una banda, así como también a productores, managers, ingenieros en sonido, agentes, interesados en dirigir un sello discográfico o editorial musical o que tienen o proyecten un emprendimiento ligado a la música.

Pudimos conversar con Carlos, te dejamos la entrevista, a continuación:

Carlos gracias por tu tiempo, para comenzar, cuéntanos ¿cómo te iniciaste en el mundo del management?

Yo trabajé muchos años vinculados a la industria discográfica. Trabajé poco más de 10 años en EMI Odeón chilena, que era una compañía discográfica con mucha presencia de artistas nacionales, desde los 50’s y 60’s con Violeta Parra y Lucho Gatica. Después en los 80’s con todo el rock chileno de esa época: Los Prisioneros, por mencionar un nombre. En los 90’s también nos tocó y ahí yo estaba disponible para trabajar una serie de artistas chilenos. Los Tetas, Joe Vasconcellos, los mismos Prisioneros, Tiro de Gracia, Bambú -donde estaba Quique Neira-, Christianes -donde estaba Cristián Heyne-. En fin, muchos muchos proyectos. Y a mi me tocó trabajar todos esos proyectos en el área promoción por tanto, desde esos años mantengo un vínculo muy fuerte con la música chilena. Después me fui a la SCD y me pidieron formar Sello Azul y después Oveja Negra, que fueron dos sellos discográficos que en poco más de 10 años lanzaron casi 200 discos de música chilena. Esto fue, probablemente, el mayor esfuerzo de los últimos 30-40 años de la música chilena. Lamentablemente se cerró. En esos 13 años me tocó trabajar ahí no sólo me tocó liderar los proyectos, sino que también el día de la música chilena por más por más de 10 años. Luego la creación de una tienda, que en ese momento se llamaba «Música Chilena», y que luego pasó a ser «Disquería Chilena», que hoy día está ubicada en Manuel Montt. También una radio online que se llamaba «Música Chilena», que lamentablemente la cerraron después de mi partida. Y al finalizar, una vez terminados los sellos, planteé que se creara esto de una plataforma de promoción y difusión de música chilena. Y después me fui a chilevisión, también a crear un sello discográfico de música chilena. Era el primer sello musical y editorial vinculado a un canal de televisión. Eso alcanzó a durar casi cuatro años. Y cuando salgo, el 2016, mucha gente me llamó para saber si podía trabajar con ellos, como manager y toda la historia, que era un oficio que nunca yo había desarrollado. Y tenía cierto temor porque desconocía cuál era el trabajo y un poco averiguando con los managers más viejos como Carlos Fonseca (en ese momento manager de Manuel García), con Juan Carlos Olivares (manager de Nano Stern), en fin. Todos un poco me sugirieron que aceptara el desafío que era, probablemente, muy fácil para mi, habiendo desarrollado toda la experiencia del lado discográfico, llegar a esta otra parte que era el oficio del manager. Y finalmente en el ejercicio, lo que me di cuenta, es que el manager es una suerte de desarrollador de talento y eso era lo que yo venía haciendo históricamente desde los años 90 con todos los artistas que trabajé hasta el año 2016. Lo único que me faltaba era este oficio del manager vendiendo shows. Y eso que me parecía tan complejo ha terminado siendo, no diría que lo menos complejo, pero dentro del proceso de trabajo con un artista, es el resultado final de todo el proceso de trabajo anterior.

En tu carrera has trabajado con varios artistas chilenos. ¿Alguno en particular el cual hayas considerado como un gran desafío?

En mi carrera he trabajado con muchos artistas chilenos, la verdad. Y hacer ese ejercicio de encontrar alguno en particular que haya sido un gran desafío. Yo creo que el único gran desafío que no logré cumplir a cabalidad fue en su momento trabajar en detalle con Los Prisioneros, con los tres. Me tocó estar en EMI cuando lanzamos esta compilación que se llamaba «Ni por la razón, Ni la fuerza» y diseñamos toda una serie de acciones, el lanzamiento del disco en el liceo de San Miguel, etc. Todas esas acciones me tocaron trabajarlas con el equipo que teníamos en promoción y marketing de la EMI. Pero nunca logré juntar a los tres Prisioneros. Después sacamos un disco que era de rarezas y teníamos toda una planificación para reencontrar a Los Prisioneros en la casa de Miguel en Pirque. Íbamos a hacer una sesión de fotos para El Mercurio con una portada weekend con una entrevista con Marisol García y eso nunca lo logre materializar. En el fondo nunca logré trabajar con Jorge ni conocerlo ni estar con él personalmente, menos aún, imagínese, por esos años que debieron ser el 2000, no lo logramos. Quizás ese es el gran desafío que tiene una equis dentro de mi curriculum. Y quizás otros desafíos que me ha tocado, más que con artistas en general, es liderar décadas en torno al desarrollo de la industria local. Yo creo que, quizás no es mi responsabilidad pero es importante decirlo, no lo hemos cumplido todavía. Nos quedan muchas décadas para seguir trabajando en torno a la música chilena, en torno a la generación de contenidos y la promoción de ese contenido.

¿Cuáles crees que son los ingredientes para ser un buen manager?

Me parece primero que un buen manager es un tipo que efectivamente es apasionado por la música de su representado. Eso es lo primero. Te tiene que gustar la música del artista que el cual estás trabajando. Tienes que vibrar con ella, sufrir con ella, emocionarte. Si no te genera nada de esto quizás no eres tú la persona o el artista no es la persona indicada para trabajar con un con este manager. Después, mucho trabajo y entender que un artista requiere de un desarrollo de mediano y largo plazo. Requiere de acciones planificadas y sistematizadas. Y entender el desarrollo del talento. Eso es un poco también un ingrediente que yo creo que es necesario. Y bueno tener la fortaleza psicológica para superar constantemente puertas cerradas porque en en en en esta etapa, hasta que no te empiece ir super bien, todos los pasos previos son de muchas puertas cerradas que hay que ir buscando cómo abrirlas. Hay que ser muy creativo, persistente. En fin, tener mucho ánimo y energía para llevar adelante la carrera de un artista.

Sin lugar a dudas, tuviste la oportunidad de viajar por muchos países gracias a tu trabajo. ¿Alguna travesía o show en particular que recuerdes con cariño?

En algún momento me tocó viajar a algunos premios. He ido dos veces los Grammy latino. Me ha tocado ir representando a la música chilena al MIDEM en Cannes, creo fui tres veces a Francia como parte de las comitivas chilenas. Fui a BAFIM en Buenos Aires un par de veces. Fui a Circular en en Medellín, Colombia. He estado en México o en España, en fin. He estado en muchos países trabajando en torno a la música y yo te diría que muchos lindos recuerdos. Desde un concierto de Luz Casal en México, un concierto de Los Nocheros en el Estadio de Vélez Sarsfield en Buenos Aires. La verdad es que más que un show en particular, yo te diría que quizás lo más emotivo es constantemente viajar por Chile llevando la música a distintos lugares. Llevar la música de Saiko a la cárcel de mujeres fue muy potente por la circunstancia que implica estar privado de libertad por los distintos errores que cometieron cada una de ellas. Pero llevarles un poco de música a esas personas es muy potente. El último show que hicimos con Saiko en vivo, el 10 u 11 de marzo en Arica, es un recuerdo hoy día que es muy emotivo. Fue un show al aire libre en un barrio, en una población de Arica que no está acostumbrada, como muchos barrios del país, a que llegue una producción técnica y una banda y haga un show gratis para la gente que está en su casa y de repente se sorprende con una banda o artista que está tocando en vivo. Eso es muy potente, creo que para ellos y para nosotros y para mi desde mi rol de manager, ver como intentamos hacer un ejercicio de cambio en la cabeza de los chilenos a partir de este ejercicio de irrupción en los espacios más personales y privados.

Y otro que haya sido un total desastre.

El único ejemplo que tengo como un total desastre, que es un ejemplo que lamentablemente no pongo muchas veces a colación porque me causa una terrible pena y porque fue un desastre, que fue este concierto de celebración del día de la música en el Parque O’Higgins. Que era la tercera o cuarta vez que lo hacíamos ahí. Ya teníamos mucha experiencia, había sido un año complejo (2010). Había sido un año de muchas marchas estudiantiles y muchos conciertos estudiantiles pero en general sin mayores problemas. Y ese año que nos tocó hacer este festival, donde tuvimos una tremenda producción, con una cantidad de artistas gigantesco, desde Quilapayún, Chico Trujillo, Manuel García, Gepe, Pollo Fuentes, en fin. Era muy diverso y el público chileno respondió con mucho cariño a todos estos grandes artistas. La cantidad de público no podría dimensionarla pero ver la elipse llena de sur a norte, me imagino que será -por decir algo- un millón de personas. Quizás, si queremos ser más concretos, 500 mil personas. Uno se paraba en el escenario y no lograba ver la cabeza de la última persona al final porque era imposible. Terminó en muy malas condiciones. Lamentablemente no todo el público entiende que un evento gratis es un regalo de la música para ellos, de los músicos. Era un evento que producía la SCD, que financiaba la SCD, con colaboración del Consejo de la Cultura, el Ministerio de Cultura de hoy. Tuvimos que terminarlo anticipadamente porque Carabineros nos pidió concluirlo antes que terminara de anochecer por temas de seguridad. Y eso no fue entendido por el público y el público considero que la única forma de cobrar revancha porque les cortaron el show, cuando ya estaba la última banda, era destruir todo lo que estaba al frente. Incluso si los músicos hubieran estado parados ahí, también les tiraban piedras o botellas o lo que sea. Fue un gran desastre que en lo personal lo viví ahí, en terreno. Fui el último en bajarme de ese escenario después de haber recuperado gran parte de las cosas que se habían robado o habían destruido. Pero lo pero de todo finalmente es que los único grandes perdedores fue el público. Nunca más se hizo una celebración del Día de la Música de esas características y no sé si se volverá a repetir. A mi me encantaría que se volviera a hacer pero nunca más se hizo. Los únicos que perdieron fuimos nosotros mismos.

Muchos libros se han llenado con anécdotas sobre la industria musical. ¿Podrías contarnos alguna que pareciera sacada de uno de ellos?

Tendría que sentarme a escribir un libro sobre anécdotas. Por supuesto, tengo montones. Peor quizás las que más me atrevería a comentar en estos momentos, porque hay algunas que no son comentables, es la de haber entregado el primer disco de oro en la carrera de Joe Vasconcellos, por el disco «Toque». Esa es quizás una anécdota que me encantaría contar porque la historia, afortunadamente, me ha llevado a seguir compartiendo con Joe 20 años después de ese momento. Fue en un concierto en el llamado Estadio Chile, hoy día bautizado merecidamente como Victor Jara. Era un show café concert, trasmitido por un canal de televisión y nos fuimos todos los ejecutivos de la compañía -yo era el de menor rango- al concierto y había que entregarle el disco de oro. Ninguno se atrevió y me pidieron que le entregara yo en una suerte de gesto muy noble de parte de ellos en torno a que yo era el tipo que en el fondo trabajaba el día a día en las radios con Joe. Era el que estaba más cerca de él. Y gracias a eso pude subirme al escenario a entregarle el primer disco de oro. Después se repitió y le entregué un par de discos de oro más. Quizás otra anécdota hermosa de inicio, fue la primera vez que Jorge Drexler vino a Chile a hacer promoción del disco «Frontera», su tercer álbum. En Chile no era muy conocido. Más bien, no era conocido. Pero él ya tenía tres discos y «Frontera» era un disco espectacular. Hicimos una ronda de entrevistas. Obviamente a los medios chilenos no les interesó mucho porque no lo conocían, tampoco eran capaces de proyectar el futuro que había en este artista uruguayo pero que ya vivía en España. Hicimos un showcase, donde invitamos a todo el mundo, en un pequeño café vegetariano que estaba ahí en Providencia. Y bueno, no llegaron más de 20 a 25 personas, muchas de ellas éramos nosotros mismos, los ejecutivos de la compañía y un par de personas más. Y a la hora de presentarlo, yo le pedí al director de la compañía que hiciera el trabajo de presentarlo, ya que era él quien debía presentarlo. No se atrevió porque no lo conocía tampoco muy en profundidad. Bueno, dije, si no es el director de la compañía tendrá que ser el dueño de casa. Fui a hablar con el dueño del café, le dije si él se atrevía a presentarlo. Me dijo que no, que de ninguna forma. Entonces no me quedó más que la misión de hacerme la idea yo, de tener que presentar en este primer showcase a Jorge Drexler. Y bueno cumplí con esa misión. Debe haber sido el año 99. Y desde ese momento en adelante, no he perdido la oportunidad de ir a todos los shows de Jorge en Chile y de participar de cada uno de sus conciertos. Él probablemente no se debe recordar muy en detalle de de esta experiencia y que fui yo quien lo presentó. No he tenido mucho más contacto con él pero me quedo con esa instancia de haber sido el primero en presentar a Jorge Drexler en Chile.

El compartir carteleras en recitales te lleva muchas veces a conocer grandes de la música. ¿Tuviste la oportunidad de compartir con algún artista que admirabas?

Conocí a Manu Chao. Fui responsable de la primera visita de Manu a Chile con el disco «Clandestino». Sin darme cuenta desarrollé un plan de acción que consideraba la logística desde el hotel y los movimientos muy ad hoc a lo que Manu quería. Y si bien en un principio él no estaba decidido en hacer esta visita de promoción a Chile, cuando recibió el plan y los detalles de todo lo que queríamos hacer, estuvo muy contento y complacido y se agarró un vuelo Iberia y se vino a Chile. Hicimos un plan de promoción de prácticamente una semana. Hicimos todo lo que pudimos. Él estuvo en Villa Francia, conoció muchos músicos, hicimos televisión, radio, prensa, entrevistas por muchos lados. Fuimos a La Batuta, carreteamos, en fin. Yo creo que ese fue un lindo momento. También recuerdo haber conocido, gracias Joe, a Mercedes Sosa, en un show en el que yo tenía que compartir con ella y bueno, la saludé, pude cruzar una palabra y darle un beso a la Negra. Jarabe de Palo también me tocó desde sus inicios en Chile. Tuve algunos contactos más con él y es una pena terrible saber que ya no está con nosotros. Con Luz Casal también. Los Iron Maiden también los conocí, muy simpáticos, muy amables, muy ingleses para todas sus relaciones. Te diría que finalmente mis relaciones más profundas son con los músicos chilenos. Tuve muchas ganas de trabajar con Manuel García y lo logré hacer. Me tocó trabajar cuatro discos con él. La amistad y los años de cariño con Joe Vasconcellos, incluso con personajes del mundo de los medios de comunicación que los admiraba porque leí su pluma, con los cuales hoy hemos ido formando lazos de amistad profundos.

¿Qué podrías recomendarle a los jóvenes que se quieren iniciar en este trabajo?

Yo creo que la recomendación es básicamente que se tienen que preparar a una carrera de largo aliento. Lamentablemente no hay mucha formalidad en torno a tomar una carrera universitario o técnica que te ayude a formarte pero cualquier desarrollo que tenga que ver con la formación musical o la formación técnica en torno a la ingeniería en sonido, cualquiera de esos, te da una base para luego complementar con la experiencia, con los años y eventualmente con algunos procesos que se han ido creando. Hay un diplomado en la Universidad Alberto Hurtado, está el taller que iniciamos nosotros, en fin. Pero luego es la experiencia, es trabajar, es equivocarse, es corregir, es volver a equivocarse, volver a corregir y seguir adelante. Son los años de experiencia los que nos ayudan a formarnos y los que te dan la fortaleza para iniciarte en este trabajo.

Realizarás la segunda versión del taller sobre la industria de la música ¿Cómo surgió la necesidad de impulsar éste?

El año pasado, en el último trimestre, estuvimos trabajando con Francisca Wiegand (Periodista y Magister en marketing) en desarrollar una experiencia de formación en torno al negocio de la música a raíz de la experiencia que tenemos ambos. En su caso, ella trabajó muchos años en Audiomusica, en mi caso 29 años trabajando entre sellos discográficos. Sentíamos que había una alta necesidad de compartir esa información, ese conocimiento y esa experiencia a músicos o gestores o managers o gente que tenía mucho interés de desarrollarse en el negocio de la música pero no tenía experiencia. También consideramos que, en mi caso en particular, sigo recibiendo llamados constantes de músicos o gestores para consultar por cómo funcionan las plataformas digitales, de los lanzamientos en vivo, qué hacer una vez que la canción está lista. En fin, cuáles eran los pasos a seguir. Y eso que para muchos de nosotros pareciera ser simple por los años de experiencia, para otras personas, incluso algunos con algo de experiencia, sigue siendo desconocido. A partir de esta necesidad de gente por más información y por otro lado, gente con mucha información pero no teníamos cómo canalizarla, decidimos crear este taller, convocar una serie de profesionales muy generosos en compartir la información de primera fuente, a partir de elevada experiencia que han ido adquiriendo cada uno de ellos a través de los años, quedando a disposición de todos.

¿Qué áreas de la industria musical cubrirá el curso?

Básicamente, el curso está desarrollado de una forma cronológica. Lo primero que hacemos es explicar los modelos de negocios que imperan actualmente, especialmente en el caso de los músicos independientes, manifestarle dónde se generan los ingresos y cómo se controlan los gastos. Después seguimos por la creación de una canción a partir de la experiencia de Luciano Rojas (Fundador de La Ley y Saiko) para luego pasar al módulo del desarrollo específico de cada una de las áreas de fuentes de ingreso: el área discográfica, el mundo digital y físico, los derechos de autos y de imagen, etc. Analizamos cada uno de sos item en lo que hoy, la industria discográfica, a bautizado como «el modelo 360». También está el área de propiedad intelectual y derechos de autor, estrategias digitales y management desde la mirada digital, luego nos saltamos a estrategias de marketing disruptivas, que es un poco entender un poco los conceptos el marketing y la promoción. El séptimo módulo es planificación de lanzamientos y promoción planificada Y terminamos con el módulo de la promoción de los shows en vivo, con su debida conceptualización. En el cierre, los alumnos presentan proyectos que ellos quieran manifestar al grupo de expertos en una suerte de speak meeting y ahí le hacen comentarios y correcciones.

¿A quienes está apuntado el curso? Si no tengo experiencia, ¿puedo tomarlo?

Está apuntado a todos aquellos interesados en conocer profundamente cómo funciona el negocio de la música. Y estos pueden ser los mismos músicos, managers, gestores, programadores de salas, periodistas o simplemente gente afín al negocio de la música, ya sea porque trabajan dentro del área de una artista o banda. Gente que incluso quiera desarrollar otras áreas, como sellos discográficos independientes, editoriales musicales, oficinas de management, etc. Les sirve esto porque les explicamos rápidamente, en ocho sesiones de tres horas cada una. Es decir, en un mes, les explicamos muy profundamente cómo funciona el negocio de la música. No es necesario tener experiencia. Básicamente hay gente que tenga interés en cómo funciona el negocio de la música. Ya sea porque se ven a futuro trabajando en la industria o sólo la quieren conocer más a fondo. Está abierto a cualquier tipo de experiencia previa. En el primer taller nos tocó una amplia diversidad, desde gente que estudiaba leyes hasta diseñadores gráficos que estaban vinculados al mundo de la música, músicos por supuestos, managers, directores de videoclip. Está abierto a todo tipo de experiencia.

Para más información e inscripciones comunicarse con Carlos Salazar Isla al + 569 73893564, al correo [email protected] o @csalazari en Instagram.