Por Sebastián Allende.

Ernesto Holman es sin lugar a dudas, uno de los más destacados músicos que tenemos en nuestro país. Dueño de una vasta carrera, que ha recorrido los más prestigiosos escenarios del orbe junto a Congreso en los ochenta y en sus distintos proyectos personales, que lo tiene actualmente deleitándonos con los sonidos de raíz con Holman Trío.

Árbol, es el nuevo disco de esta agrupación y será presentado por primera vez al público chileno, este sábado 3 de agosto, en el Teatro Nescafé de las Artes. Holman, considerado uno de los grandes bajistas de nuestro país es parte fundamental de este engranaje que lo completan Gustavo Cerqueiras en el piano y Josué Villalobos en la batería.

Para hablar sobre música, su vida y lo que tiene preparado para el lanzamiento junto a Holman Trío, conversamos con Ernesto Holman, en la entrevista que les dejamos a continuación:

Ernesto, muchas gracias por conversar con nosotros. Para comenzar nos gustaría conocer sobre tus primeros acercamientos con la música.

Desde niño la conciencia que existe con la música fue por la radio. La Radiofonía fue un elemento fundamental en mí, no existía la televisión y escuchaba mucho y ahí fue que me di cuenta que soy como innato en percutir los ritmos. Apareció la guitarra con los tiempos en la época en el colegio y así de a poco formando los grupos.

¿Qué te llevó a querer tomar un instrumento como el bajo?

A mí me tiraron al bajo, ya que en un grupo había la primera guitarra, la segunda y yo era la tercera, pero tenía que hacer los bajos con las cuatro últimas cuerdas de la guitarra y de a poco uno va a aprendiendo. Ya a los 18 años logré conseguir un bajo y ya formar otros grupos y tocar en fiestas.

¿Y qué artistas fueron los que te llevaron a querer adentrarte a la música?

Fue muy importante para mí el rock, el festival Woodstock, Santana, Led Zeppellin. Y de a poco fueron apareciendo dos grupos ingleses que de verdad me marcaron mucho: los Cream con su bajista Jack Bruce, ya que el tocaba el bajo más alla de lo que habitualmente se tocaba en los temas, tenía más desarrollo porque a él le gustaba mucho el jazz. El otro fue Greg Lake de Emerson, Lake and Palmer, que me influyó mucho. Después escuchando Genesis y Yes me di cuenta que hay que estudiar mucho para ser un gran bajista.

Háblanos un poco de la experiencia de compartir con Jaco Pastorious, una figura clave y fundamental para los amantes de las 4 cuerdas.

Yo llegue a Paco Pastorious por razones de que yo soy Licenciado en Música Docta y después de ese estudio me volví al bajo, en ese regreso me encontré con la música de Weather Report, en donde tocaba Jaco Pastorious y me interesó el bajo fretlees, incluso después me armé un bajo fretlees. En el año 84 me fui a Nueva York y sabia que en en club estaba tocando y me fui a ver al Jaco con su banda que se llamaba Word Of Mouth. Me acuerdo que lo conocí personalmente ya que llegando al Club me dije me quedo un poco abajo y lo llaman a que conteste el teléfono y yo me fui detrás de él y lo miré automáticamente y el me saludó a mí, me dijo “hola que es de tu vida” como si fuéramos grandes amigos. Me puso de sobrenombre “chileman”, ya que le dije que era de Chile. Me dijo que subiera arriba ya que se iba a llenar y ahí podría escuchar mejor las canciones. Como que me agarró cariño el hombre. Después de que terminó el show, el club en el segundo piso quedó desocupado y quedé yo con él tomando foto a los equipos y en una parte me dice “Chile quédate ahí” y comenzó a tocar solo a un par de metros de distancias. Imagínate esa experiencia para mí ya atesorándola con el tiempo con la leyenda que es el Jaco y uno estar ahí al frente de uno de los más grandes del bajo y tocando para mí.

¿Y como tomas esa experiencia sabiendo que esto fue el ’84 y tres años después terminaría lamentablemente la vida de Jaco?

Bueno, yo ahí pude palpar in situ que si bien tenia lucidez en varias cosas, estaba bien cagado por la droga y el alcohol. Pero lo increíble era que él siempre tenía ganas de tocar y hacer música. Le hacía bien tocar, lo vi varias veces después e incluso lo echaban de los clubes porque él quería tocar o seguir tocando. Como que ya no tenía tino. Yo lo agarré creo que en los últimos momentos de lucidez.

Centrándonos en tu música, cuéntanos de esos años de música junto a Congreso.

Congreso fue una experiencia muy buena, invaluable. Fue muy emotivo el pertenecer a la banda, ya que me dio un nombre en la escena. Me dejó como una especie de referente. Ahí tuve la primera experiencia de mi vida con la cultura mapuche, ya que tocábamos un tema que se llama “Hijos del Diluvio” y otros más que eran de ritmo mapuche. Cuando tocábamos esa canción yo saltaba en una pata arriba del escenario y me decía “este es el verdadero rock chileno, este es nuestro rock”.

¿Y que te llevó a ti a querer sumar parte de la cultura mapuche más que a tu música a tu vida?

Ahí entramos en un tema más filosófico, yo llegue a la cultura mapuche por una revelación. Fue un golpe de una. Un chamán mexicano me dio una técnica, ya que fue a mi casa y quiso ver mi pintura. Él me dio una técnica y así tuve una revelación, en la cual escuche tambores, ese ritmo que tiene la tierra “tu tucututu ta tucutucu ta”. Nunca más me he podido separar de ese ritmo, ya que ese ritmo se me encarnó, me quedó grabado. Ahí se me despertó, todos lo tenemos.

Después vino lo mapuche y ahí comprendí de qué se trata la cultura mapuche y el propósito y la importancia que tiene para nosotros. Me vino una comprensión de otra forma de ver la vida. Una cultura sabia, de la naturaleza, con toda la sabiduría que desconocemos, ya que vivimos en un sistema progresivo tecnológico y ni sabemos cómo se llaman los pájaros que viven en nuestra tierra, los árboles que están plantados en nuestro alrededor. No tenemos idea de nada, estamos totalmente alejados de este plano. Entonces la cultura mapuche es una cultura que proviene de eso, te entrega esa sabiduría.

Nosotros separamos lo mapuche y no tiene que ser así, todos somos mapuches. Somos hijos de la tierra, la tierra es nuestra madre, ya que no nos niega nada. La cultura mapuche es como el hermano mayor ya que nació antes. La parte racial nos diferencia, pero la sangre es de nuestra tierra, somos de aquí, por lo tanto no tengo diferencias con la cultura mapuche.

Hablando de música, has lanzado discos notables como Ñamco (2003), Al vuelo del Ñamco (2005) y Mari tripantu (2008) han sido aclamados por la crítica especializada y el público. ¿Cómo recibes tu el tema del reconocimiento a tu música?

Mira lo que yo hago lo tomo como una misión, no con un afán egocéntrico de que me miren como toco ni como que me aplaudan. Yo espero que a través de la música la gente tenga conciencia de que el desarrollo espiritual que puede tener uno lo tiene en contacto con la tierra. Si no tienes contacto con la tierra, tú no tienes un desarrollo espiritual. Entonces la misión del músico es poner en contacto a la gente con la tierra, con sus ritmos, con lo que estamos viviendo. El ritmo sagrado, es el ritmo de la tierra y si no estamos bailando ese ritmo estamos en deuda con nosotros mismos y eso no nos lleva a desarrollarnos.

No estamos haciendo que la gente se conecte y la deuda que tenemos los músicos es crear música que conecte a las personas. Por eso le digo a las personas, pídale a los músicos que hagan ritmos, están entregando pura música basura, que el reggaetón, música gringa, son placebos, pero no nos sirven ya que no nos conectan con nuestra tierra.

¿Cómo vives el proceso de composición en Holman Trío junto a Gustavo Cerqueiras y Josué Villalobos?

Las composiciones nacen desde el bajo, tengo mi licenciatura en composición y por lo tanto tengo el concepto de composición desarrollado desde la improvisación y la creación desde el bajo. Tengo muchos temas guardados y cuando hay que crear un disco recurro a ellos y le voy mostrando a los muchachos el tema y lo vamos armando a medida de lo que vamos hablando. Les voy dando guías de cómo deberían sonar los instrumentos pero lo van rellenando ellos. De todo lo que hemos hecho hay dos temas que no son míos en lo que yo hago de sesionista, “Tierra mía” que es de Gustavo y “Fiesta en la Ruca” que fue una improvisación que nació entre los tres.

Hablemos un poco de vuestro último disco, ¿Que deseaban transmitir con Árbol?

Árbol es una continuidad estilística a lo que hemos realizado en donde entregamos nuestro etnojazz que es en formato trío estándar que previene del jazz. Lo otro étnico proviene del rescate de nuestros ritmos chilenos con improvisación.

Para finalizar ¿Cómo será el lanzamiento del nuevo disco, Árbol, el próximo 3 de agosto en el Teatro Nescáfe de las Artes?

El sábado 3 de agosto en el Teatro Nescáfe de las Artes será la culminación del lanzamiento de este disco que fue lanzado en el Lincoln Center de Nueva York. Será un show exactamente igual que al que realizamos en Estados Unidos pero en nuestra casa. Así que los esperamos a todos para un show de calidad y de muy buena música.

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