Por Francisco Aguilar A.
Pauta por Francisca Neira/Bernardita Ponce.

El próximo sábado 3 de marzo Fernando Daniel Stern Britzmann, más conocido como Nano Stern, llegará por primera vez a la sala de teatro San Ginés en lo que será su último concierto en Chile antes de partir a Australia y Nueva Zelanda para ser parte de los festivales Port Fairy Folk y WOMAD.

El cantante, multinstrumentista y compositor chileno cuyo trabajo se vincula con el canto popular, se presentará esta vez en un formato trío para recorrer parte de su cancionero y seguir promocionando su ovacionado último trabajo, Santiago.

Acerca de lo anterior y de otros temas pudimos conversar distendidamente con Nano Stern. Puedes revisar en detalle la entrevista, a continuación:

Nano, un agrado conversar contigo. Para iniciar esta entrevista nos gustaría saber ¿qué es lo que te motivó a ser músico?

Es una cuestión por osmosis, a nivel familiar: mi abuelo era músico, mi hermana mayor también. Entonces siempre estaba ahí, como algo muy natural, muy parte de la vida cotidiana, tocar. Estuve rodeado desde muy chico por gente que tocaba en público para otra gente. Mi abuelo tocaba en fiestas, vacilaban con la música, entonces fue algo muy natural.

Tu primer disco como solista, Nano Stern, fue editado en 2006 y el EP Santiago, tu último trabajo, a fines del 2017 ¿Durante estos años, cómo crees que ha evolucionado tu música, tu sonido?

No tiene mucho sentido que uno se ponga a definir el sonido que está haciendo. Lo que sí, puedo ver que ha habido un cambio bastante evidente, pero gradual: nunca ha habido un punto de quiebre, que a mí tampoco me interesa mucho sino que, más bien, ir viendo cómo van avanzando las sonoridades nuevas. Viendo cómo algunas influencias van quedando un poquito más en potencia y otras más explícitas en otros momentos. Creo que eso se ha ido cambiando en estos 11 años ya, de un sonido más inocente, a un sonido más experimentado y más experimental a la vez. Sobre todo en el disco Santiago, habiendo pasado 10 años del primer disco quise hacer una cosa diferente, quise buscar otras sonoridades y en lo que voy a presentar más adelante durante este año se nota más explícitamente que estoy tirando para otro lado, buscando otras cosas, pero sin la intención de hacer un corte radical, sino más bien seguir evolucionando.

Acerca de Santiago, algunos dicen que es tu trabajo más político y, ciertamente resulta más “oscuro” que otros discos ¿Cómo fue el proceso de composición? ¿Cuál fue la principal fuente de inspiración?

El proceso mismo de factura y de composición de la música del disco en sí fue muy intenso y muy acotado. Fueron 2 semanas de trabajo en que me encerré en una casa con el ingeniero, nos fuimos a la costa, sin contacto con el mundo externo y la música, los textos y, prácticamente todo, nació ahí mismo, con la particularidad de que el disco lo grabé entero yo, no hay otros músicos. Todos los instrumentos los grabé yo y, prácticamente no hay guitarra. Hay solo una pista en una de las cinco canciones, entonces fue un desafío muy grande a nivel instrumental, pero, sobre todo a nivel creativo. Salí de la zona de confort de la guitarra como base para crear para ir directamente a la imaginación y a la personalidad interna, para después plasmarlo con un montón de elementos que tenía a mi disposición para grabar.

Por otro lado, temáticamente, se fue gestando adentro mío, durante un buen tiempo y como resultado de volver a vivir a Santiago, pasarme mucho más tiempo acá. También tiene que ver el que sea más oscuro, por un proceso personal, pero también colectivo de lo que pasó en Chile en los últimos 4 años: el gobierno de la Nueva Mayoría, la decepción gigantesca que nos llevamos todos al ver la transformación de lo que fue una cierta épica de lucha y reivindicaciones que hubo entre el 2011 y 2012 que se fue apagando y convirtiéndose en otra cosa, para llegar al 2018 con una vuelta a cero, con Piñera instalado ahí. Cosas que se intuían y no estaban ciertas cuando grabé el disco, pero se veían venir.

Por eso el tono más lúgubre, sobre todo con el que comienza el disco, tiene que ver con eso. El disco no es oscuro en sí, es un viaje bastante conceptual: pasa por la calma, el sosiego, llegando hasta el amor, pero parte muy desgarrador con una canción muy dura en la que yo ni siquiera canto. Dejé de lado el canto y hago uso de la palabra hablada. Después, el tema “Santiago” que es más bien descriptivo de una realidad un poco gris en la ciudad, pero pasando por distintas etapas. El disco tiene oscuridad, pero en sí no es completamente oscuro, si no que pasa por muchos momentos.

¿Cómo viviste la experiencia y recepción del público en la presentación en vivo de ese EP, el pasado 17 de enero, en Teatro Nescafé de las Artes?

Fue muy bonito. Fue un concierto muy desafiante para mí ya que, como te decía, el disco lo grabé entero yo así que había que partir de cero con todos los músicos de la banda y montar en concierto una música no solamente nunca tocada de esa forma, sino que tampoco estaba pensada para ser tocada en vivo. Todo fue hecho con un enfoque y una manera de hacerlo mucho más centrado en el estudio, en la sonoridad del disco. Un desafío que fue muy entretenido. Yo soy un admirador tremendo de los músicos de mi banda y ahora lo soy más que antes porque pude ver todo el trabajo que hicimos en conjunto al llevar esa música al escenario. El teatro estaba lleno en una puesta en escena bastante jugada: a mitad de enero, vacaciones y con la venida del papa entre medio, era complicado. Sin embargo, el teatro estaba lleno, lo que fue una respuesta súper bacán de la gente.

Quedé feliz porque planteamos un concepto súper diferente en el que tocamos las 5 canciones del disco, partimos con eso, con una estética súper distinta en lo musical y también en la puesta en escena. Fue un concierto con otro temple anímico que el de la mayoría de mis conciertos y fue bacán poder llevar a cabo el plantearse una idea y verla realizada. La gente alucinó, hubo pura buena onda, mucha felicidad y ahora solo quedan las ganas de seguir mostrando esto por distintos lugares con la complejidad que se nos va a presentar, que se nos va a mezclar ya que pronto vamos a estar presentando algo nuevo que hicimos con Tony Platt. Es un año con una sobredosis de nuevas cosas.

En ese lanzamiento estuvo muy presente en tu discurso la idea de la contradicción ¿Cómo la vives en tu vida diaria?

Con la mayor apertura posible y con la conciencia de que el ser humano implica vivir en contradicciones constantemente. El hecho de que mi música haya pasado de la inocencia a un poco más de experiencia y autoconciencia tiene mucho que ver con eso, con dejar de lado los blancos y negros, los juicios tan duros y entender que todos somos producto de nuestra historia y somos resultado de nuestras contradicciones que nos hacen ser personas reales, tridimensionales y quizá en cuantas dimensiones más que no percibimos, con complejidades ricas que son donde nacen las sutilezas de la vida, así que lo vivo con apertura. Le doy la bienvenida a las contradicciones, creo que no hay que hacerles el quite y, mucho menos, pretender que uno está eximido de ellas sino que al revés, nutrirse de ellas y entender que de esa lucha de fuerzas que a veces se oponen van naciendo cosas muy bacanes.

Aunque como solista publicaste por primera vez en 2006, tu carrera musical es de mucha más larga data: partiste cuando niño y luego formaste parte de bandas como Matorral o Mecánica Popular. Nos imaginamos que no fue fácil el camino ¿Qué ha sido lo más complicado y cuáles consideras los hitos más importantes de tu carrera, hasta el momento?

Yo creo que en mi caso lo más complicado ha sido siempre el estar en una zona intermedia, como esos diagramas de círculos no concéntricos en que se cruzan las áreas y hay un pedacito al medio, me siento así. Como que estoy con una pata en muchos lados diferentes, entonces equilibrar esos distintos roles, esas distintas personas que conviven adentro tuyo, ha sido lo más difícil. Por ejemplo, en el sentido de la masividad, de yo haber tenido la posibilidad hasta ahora de alcanzar bastante masividad, pero haciendo una música que de por sí no se corresponde con los códigos de la cultura masiva, nunca he transado ni una coma, ni una nota para que sea más comercial y suene en la radio o en la TV y eso es difícil, pero al mismo tiempo es bacán, es algo que a mí me alegra. Es una suerte de contradicción que me hace estar todo el rato preguntándome cómo hacerlo sin pasarme a llevar en lo que yo quiero hacer para seguir estando ahí y seguir pudiendo llegar a mucha gente, prescindiendo de los medios masivos de comunicación. Si bien he tenido oportunidades de estar metido en la masividad, como el hecho de haber estado en el Festival de Viña, yo he sido bien care’ raja con la industria en no transar en un montón de códigos en los que ellos esperarían que uno se comportase de cierta manera.

No sé si yo señalaría un hito en mi carrera. Lo mismo pasa con los hits, yo creo que no tengo ningún súper hit, o sea no lo creo, lo sé. Pero por otro lado, hacemos conciertos y se llenan y el 80% de la gente que va canta todas las canciones. Más bien mi camino ha sido gradual, de un trabajo constante, de una dedicación absoluta, todo el rato más de que pasó una gran cosa, que marcó una gran diferencia, a pesar de que han pasado un montón de cosas notables que yo podría destacar, creo que ninguna le hace sombra a la otra.

Hemos escuchado en otras entrevistas que los músicos chilenos que más te inspiran son Violeta Parra y Víctor Jara. ¿Qué significan ellos para ti y tu trabajo?

No sé si son los que más me inspiran, yo creo que son los más visibles, probablemente por su rol. La Violeta Parra como el tronco principal de la música popular chilena que existe hoy y Víctor Jara por su ejemplo a nivel humano, político y social. Yo creo que al hablar de influencias musicales en mí, son mucho más fuertes Congreso y Los Jaivas, con los que me he relacionado al nivel de tocar con ellos y con un lenguaje musical más cercano, por algo cronológico y las distintas influencias musicales. Pero entiendo que lo que ellos hicieron y hacen no se entiende sin estas figuras previas. Yo creo que es como una cadena, en la cual somos eslabones y hay que estar muy consciente de eso, de entender lo insignificante y relevante que somos para lo que sea que venga.

Actualmente ¿Cómo ves o evalúas la escena musical chilena? ¿Hay algún artista, estilo o temática que hayas escuchado últimamente y que te llame particularmente la atención?

Me llaman la atención varias cosas. Por un lado me hallo en una situación insólita de no ser la nueva generación, lo que encuentro bacán, me gusta mucho. Veo cosas increíbles como, por ejemplo, que tremendos músicos de generaciones anteriores a la mía, como Rulo y Ana Tijoux, están teniendo proyectos acústicos de cantautoría, realmente hay un sacudón en ese sentido. Por otro lado, también veo con un poco de preocupación las nuevas voces que están apareciendo que vienen casi todas directamente del mundo de la TV, de los reality shows, de The Voice y Rojo, lo cual me da un poco de sospecha ya que hay una nueva camada de músicos que están rompiéndola a nivel masivo que, aparte de contar con la masividad de los medios, vienen de ahí, como producto de eso, lo que es un poco decepcionante si piensas cómo se gestó hace 10 años una escena a pulso, al margen de eso y que, por lo tanto, tuvo propuestas a nivel artístico más jugadas y más personales, prescindiendo de los códigos de la industria, que tuvo más que ver con lo que estuvo pasando en Chile. Pero ahora nos vemos devueltos a un punto cero, donde todas las voces vienen de la TV, salen en los comerciales y eso. Yo echo de menos una sacudida a ese nivel.

¿Qué rol te parece que cumplen los músicos en temas relacionados con la igualdad, la libertad de expresión y el respeto en cuanto al género, la política, el medioambiente o la religión, entre otros?

Cada quien a su manera, no me gusta pontificar. Cada uno tiene la libertad de vivir eso como quiera. En mi caso, me doy cuenta de que tener una exposición masiva es una oportunidad y a la vez una responsabilidad. Tienes la amplificación de tu voz de manera literal, entonces puedes utilizar eso para fomentar el mundo cruel e injusto donde estamos viviendo o puedes utilizar esa voz para hacer algo al respecto y ayudar, aunque sea de manera muy tangencial, no tanto a veces, a cambiarlo para mejor. En mi caso, no dudo al respecto, pero tampoco voy a apuntar con el dedo y a juzgar a los colegas que deciden no hacerlo porque cada quien con su volada.

En 2015 estuviste en el Festival de Viña del Mar, ¿Cómo fue tu experiencia?

Fue bien insólito, en verdad. Fue inesperado. Yo nunca pensé estar cantando ahí, pero cuando se dio la posibilidad salté sobre ella feliz porque dije “bueno, de qué estamos hablando”, es increíble poder cantar para tanta gente que me va a ver en la medida en que tú te puedes subir a hacer lo que quieres hacer sin transar en eso, como fue mi caso. Conmigo fueron súper respetuosos en ese sentido. Fue un gran aprendizaje, por sobre todo. Aprender del mundo de la industria mediática en Chile, desde adentro, entender cómo funciona la maquinaria de la prensa, la estupidez de la farándula, ver todo eso desde cerca, fue una herramienta súper valiosa para mí. Conocí un montón de gente que no esperaba conocer, para bien o para mal y eso me queda. Por otro lado, es un hito en la carrera de cualquier músico latinoamericano y sobre todo chileno haber pasado por Viña, es una cosa importante. Por ejemplo al estar en un pueblo chiquitito, voy al almacén y me doy cuenta que la señora que me vende el pan me conoce porque vio el festival, lo que solo Viña te da, ese nivel de llegada a lugares inesperados y recónditos. En ese sentido fue bien bacán.

¿Qué opinas sobre el uso de la tecnología (redes sociales, streaming, descargas gratuitas, entre otros) como plataformas para exponer la música?

Es un arma de doble filo: por un lado es maravilloso que se pueda llegar al mundo en un click, que tu música pueda estar disponible para todos y eso es lo más importante. Ahora, creo que nos encontramos en un momento particular de esta historia con una respuesta muy fuerte y aguerrida de la industria en que vuelven a ser los grandes sellos los que tienen el control de los mecanismos de distribución digitales y que son súper abusivos con los músicos. Los que generamos los contenidos nos llevamos una parte muy ínfima de la plata que se mueve versus lo que se llevan ellos. Yo creo que por suerte vivimos en una era en que la tecnología es determinante y va a estar siempre un paso más allá de la mente siniestra de los que quieren acabarla. Me siento en un eterno juego entre el gato y el ratón, en que la industria es el gato y los creadores somos los ratoncitos que vamos escapando y encontrando maneras de entregar el contenido. Como conclusión, me alegro de que finalmente lo que es irremplazable completamente es la música en vivo y yo por lo menos me siento un músico de concierto, que es el lugar donde más cómodo me encuentro.

Cuéntanos un poco cómo fue haber sido invitado, en 2016, al homenaje por los 75 años de Joan Baez, en Nueva York, y compartir con músicos de la talla de Paul Simon. ¿Qué recuerdos tienes de ello? ¿Es cercana tu relación artística con Joan?

De cariño, amistad, admiración, gratitud. Ella me ha abierto un montón de puertas inesperadas y ha sido muy genuina en su trato conmigo. No tenía por qué, no tenía necesidad de nada, sin embargo, ha sido muy generosa. Me sobrecoge un poco pensar que es porque ella admira mi trabajo, es un poco el mundo al revés. Esa noche en particular fue muy inolvidable, muy surreal: compartir con un montón de leyendas que admiro y conozco como Paul Simon, David Crosby, Demian Rice, Richard Thomson, gente increíble, habitantes del olimpo de la música y del folk en particular. Aprendí mucho, hice muchos amigos esa noche y me la guardo en el corazón como uno de esos momentos insólitos que me hacen tener gratitud para siempre.

Nano, has participado en grandes festivales en Europa y Latinoamérica, como WOMAD en Australia, Fusión en Alemania, Fifba en Buenos Aires y FIM en Guadalajara. ¿Cómo resumirías esas experiencias en escenarios tan grandes y diversos? ¿En qué te ha servido?

Ha sido una cuestión absolutamente determinante en mi manera de ver la música, de enfrentarme a los conciertos. Constantemente enfrentarse a gente muy distinta, que no habla español, que no entiende lo que estás diciendo, que hay que comunicarse con ellos de otra manera, entender códigos culturales ajenos, a veces darse cuenta de que uno no los entiende. Desarrollar un montón de herramientas diferentes, que los que uno utiliza en su país donde todos entienden los códigos de lo que tú hablas y el contexto de lo que sucede. Por otro lado, me ha permitido conocer una infinidad de músicos, música, lugares, sabores, olores, culturas y tradiciones que son el contenido casi completo de la mochila cultural de la que me nutro para seguir creando y seguir viviendo. Es una cosa fundamental para mí.

Por otra parte, sabemos que has estado dando algunos recitales durante el verano en algunas ciudades de Chile ¿cómo vives ese cambio, de los escenarios más masivos a otros más pequeños?

Me encanta, es un constante vaivén. Aquí no hay contradicciones, es una simbiosis, se alimentan unos de otros. Tocar conciertos gigantescos es una energía muy particular que te deja muy prendido, pero que no tiene muchas de las cosas que sí te da un concierto chiquitito. Hace unas semanas estuve con un proyecto paralelo que tengo, Ethno en tránsito, tocamos un concierto para 50 personas y otro para 15 mil personas en un lapso de 3 días y es hermoso. Hicimos el mismo show, el mismo repertorio, la misma cosa, pero en un contexto diametralmente opuesto. Sin embargo, se aprende de los dos, se disfrutan los dos de manera distinta y como músico es súper importante ser flexible y maleable, estar dispuesto de ir a todas con buena onda, con buena actitud.

El próximo 3 de marzo regresarás a Santiago para presentarte por primera vez en sala San Ginés, además en un formato trío ¿qué podemos esperar para ese día?

Es un show que es 2 días antes de que nos vayamos a Australia y Nueva Zelanda de gira a los WOMAD y otro par de festivales, así que vamos a mostrar un poquito del repertorio que mostramos cuando estamos allá, que es un poco distinto de lo que hacemos en Chile y es una oportunidad de meterse en ese rollo. Vamos a estar repasando algunas canciones de Santiago y de toda mi discografía para atrás, algunas cosas para adelante que no han sido publicadas todavía y un poco más de énfasis en el repertorio de raíz latinoamericana que es lo que vamos a mostrar en el WOMAD. Es bien especial, es bien diferente. En formato trío hemos girado muchísimo en los últimos años, tenemos un fiato absoluto y suena muy lindo, así es que invito a la gente a que vaya, que disfrute, que aprovechen de ver otra faceta de lo que hacemos.

Tú ya habías participado en ediciones anteriores de este festival ¿Qué opinión te merece este concepto, creado por Peter Gabriel?

Posiblemente es el mejor concepto de festivales que haya en el mundo, a mi parecer, ya que parte de la base que no es necesario recurrir a la masividad, ni al marketing, si no que recurrir a la belleza de las distintas tradiciones del mundo, lo que es valiosísimo, sobre todo en los tiempos que corren en que abundan los nacionalismos y estamos cada vez más separados unos de otros y el mundo se empeña en un frenesí de murallas, de barreras, de fronteras fortificadas. Este tipo de festivales lo que hacen es directamente lo contrario: es construir puentes entre los pueblos, las culturas, las naciones. Es maravilloso ser parte de eso y aportar con una gotita, con un poquito de nuestra identidad chilena y latinoamericana en este contexto global. Así que muy agradecido de poder estar ahí, creo que soy el chileno que más veces ha estado en los WOMAD y ese es un honor muy grande y una responsabilidad de dejar en alto muy grande la escena musical de acá, que esta increíble.

Nano, agradeciéndote el tiempo para conversar con nosotros y para finalizar ¿Cuáles son tus proyecciones para este año 2018?

Vamos a presentar un disco nuevo: a fines de marzo vamos a estar mostrando algo de este disco que grabamos con Tony Platt. Es un disco bien distinto, rockerazo, eléctrico y vamos a estar concentrados el primer semestre en eso. Tenemos también varias giras a Australia, Nueva Zelanda, varias fechas por Chile, después una gira a Estados Unidos y México. En Agosto vamos a estar haciendo la quinta edición del Festival Brotes de Invierno nuevamente con invitados internacionales. Tenemos grandes cosas, bien nutrida la agenda.

No nos queda duda alguna de que el 2018 de Nano Stern viene cargado de novedades y un trabajo intenso, algo que por cierto, agradecemos de sobremanera y esperamos atentos.

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