Courtney Barnett en Blondie: de lo mundano y lo cotidiano
1 de marzo 2019.

Por Jaime Farfán.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Se nos va el verano y la nostalgia se siente en el ambiente. La vuelta al trabajo, al colegio, al lento pasar del movimiento diario es inminente. Es así como el show de Courtney Barnett, desató un maremoto de energía contenida dentro de la subterránea Blondie. Esta indie rocker de la vieja escuela australiana, conquistó durante la noche de ayer con sus letras sarcásticas y ansiosas, que resonaron con el balance entre optimismo y frustración que significa el comienzo de marzo.

Es la vuelta a Chile de esta cantautora originaria de Sidney, después de su presentación en el festival Fauna Primavera del año 2016. Ahora viene con nueva placa bajo el brazo, el ácido Tell me how you really feel, uno de los destacados del 2018. Es que la meteórica carrera de Barnett no ha dejado de subir, desde que surgió como respuesta en el menguante indie rock de mediados de década con su primer EP, I’ ve got a friend called Emily Ferris, donde atrajo la atención con su estilo seco e irónico. El reconocimiento internacional vino con el lanzamiento el 2013 de The double EP: A sea of Split seas, en el cual combinó sus primeros dos trabajos en una imaginativa lista de 12 temas, incluyendo la ingeniosa “Avant Gardener”, uno de sus sencillos más conocidos.

Luego, en el 2015, vino el álbum debut Sometimes I sit and think, and sometimes I just sit, trabajo que le puso entre los nominados para Mejor nuevo artista en los Grammy. Como una fuerza imparable de creatividad Barnett no se detuvo y, tras colaborar con el americano Kurt Vile en el íntimo Lotta Sea Lice, lanzó su segundo disco el año pasado, el cual fue aclamado por la crítica. Definitivamente la presentación de ayer era una de las imperdibles del 2019.

La encargada de introducir tal prometedora jornada fue Yaney. Tras formar parte de la escena local con los innovadores Emisario Greda, Patio Solar y El cómodo silencio de los que hablan poco, la artista destacó como una de las propuestas más interesantes del 2018 con su álbum debut, 1992.

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Abriendo con “Ya habrá tiempo”, el introspectivo trabajo de Salgado y su banda, compuesta por Gonzalo y Rienzi Valencia en batería y guitarra, Daniela Iturra en el teclado y Javier Poduje en el bajo, entibia progresivamente el ambiente de Blondie. Con sabores del post rock y del emo, y un núcleo entre folk y acústico, el sonido del grupo es sincero y envolvente. En “Arpegi”, las delicadas notas de las cuerdas se bordan en el sólido marco de la batería de Gonzalo, cuyos bombos afilados funcionaron como hilo conductor para las emotivas letras de Yaney, quien pronto tuvo al público en el bolsillo. En una presentación corta pero intensa, cercana a la media hora, la cantante logra agitar cabezas y corazones. El aire se electrifica con “Última canción”, continuando al cierre con la psicodélica “Radicali”. Con una sonrisa de satisfacción, se despiden con la certeza de haber conquistado a creyentes y no creyentes.

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Fender en mano, a las 22:30 hrs, sube al escenario el plato fuerte de la noche. Enfundada en una simple polera blanca y jeans negros, la figura de Courtney se impone como rock star desde el primer segundo. Apoyada por su banda, compuesta por el baterista Dave Mudie y el bajista Andrew Sloane, inician con “Hopefulessness”, el explosivo tema que abre Tell me how you really fell. Los vocales de Barnett suenan agresivos, feroces, evocando aires grunge mientras se contorsiona sobre su guitarra. Continúan con las energéticas “City looks pretty” y “Avant Gargener”, favoritos que desatan la histeria de los asistentes, quienes corean cada palabra de las memorables letras de la australiana.

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Con iluminación en delicados tonos rojos y azules, dentro de las sólidas paredes subterráneas de Blondie, Barnett viaja por la luz y sombra, por las alegrías y frustraciones que transmite a través de su discografía. Con una presentación llena de vocales monótonas, solos de guitarra agresivos y distorsionados y clímax que nunca terminan de explotar, logra mantener la energía por todo lo alto a lo largo del show. Temas como “Nameless, Faceless” y “Sunday Roast” suenan ásperos y rabiosos, mientras que en la emotiva “Depreston”, Courtney baja las revoluciones y conecta con los asistentes que la acompañan en el canto. La explosión definitiva vino con “Pedestrian at Best”, donde el público libera toda la tensión acumulada en una ola de saltos y puños en el aire.

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Esgrimiendo un indie rock construido a la antigua pero que suena muy humano, en cerca de hora y media, Barnett examina el mal sabor de boca de la vida moderna y las confusas emociones que nos invaden día a día. Combinando introspección, intensidad y sinceridad, conecta muy bien con una audiencia melancólica por el comienzo de marzo. Es verdad que, en cierto grado, un aura de aburrimiento rodea la música de esta nueva especie de rock star. Courtney no ignora esa desidia y se envuelve en ella, dándole escape a través de canciones sobre lo mundano de la cotidianidad.

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Yaney Setlist:
Ya habrá tiempo
Arpegi
La timidez
Margareña
Ultima cancion
Radicali

Courtney Barnett Setlist:
Hopefulessness
City looks pretty
Avant Gardener
Small Talk
Need a Little time
Nameless, Faceless
Small poppies
Depreston
Are you looking after yourself?
Sunday Roast
Lance Jr.
Charity
Pedestrian at Best
Let it Go
Kim’s Caravan
History Eraser

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