Bandas invitadas: Muerte Akción y Marginal
9 de octubre 2025.
Por Ricardo Olivero.
Fotografías por Javier Martínez.
Históricamente, Cro-Mags no es un nombre cualquiera, y hablar de ellos no es tarea fácil. Desde sus inicios en Nueva York a principios de los 80, la banda fue un puente entre el punk más crudo, el hardcore más directo y la intensidad del metal. Su álbum de 1986, The Age of Quarrel (La época del conflicto), se convirtió en un himno y una brújula para muchas bandas posteriores. Esa síntesis de velocidad, agresividad, convicción y urgencia fue una revolución para quienes buscaban no solo ruido, sino un grito con peso y conciencia. Hoy, sigue siendo una pieza angular del hardcore a nivel mundial.
Harley Flanagan, bajista fundador, siempre ha sido el motor y la tormenta de la banda. Un tipo que tiene fotos de niño con Blondie, Joe Strummer de The Clash o Andy Warhol, sin duda, tiene una historia interesante que contar. A los 11 años, debutó en el mítico CBGB como baterista de la banda punk neoyorquina The Stimulators y fue el responsable de traer la cultura skinhead desde su vivencia en Irlanda a la escena de Nueva York, para luego ser roadie de los legendarios Bad Brains.
Fue uno de los autores fundamentales del sonido primitivo de Cro-Mags. Aunque su presencia ha sido constante, también ha tenido periodos de retroceso y ausencia debido a viejas y nuevas disputas con John Joseph (vocalista en The Age of Quarrel y quien por un tiempo tuvo el control y los derechos de la banda), Parris Mayhew (guitarrista y compositor en varios discos) y otros exmiembros. Estos conflictos no se han limitado a peleas privadas; han sido públicos, legales y simbólicos, incluyendo un altercado físico en camerinos, acusaciones de agresiones y el arresto de Flanagan por apuñalar al bajista que tocaba en ese momento. Una historia de dimes y diretes que, incluso la semana pasada, justo antes de comenzar esta gira, reafirman que la posibilidad de ver la formación histórica del disco que cambió el hardcore mundial es una ilusión que jamás se cumplirá.
En resumen, una carrera prolífica en lo musical, pero una existencia tormentosa en lo personal y colectivo. Esto le da un valor particular al hecho de que Cro-Mags, con Flanagan (quien ganó la batalla legal por los derechos del nombre), siga existiendo contra todo y todos. Con un nivel de entrega y energía increíbles, nos brindó una noche inolvidable de hardcore callejero en su estado más puro.
La noche, cargada de hardcore callejero y del crossover más brutal, tenía que empezar con exponentes nacionales. El turno fue para Muerte Akción, quienes con su Thrash Crossover empezaron a encender al público que ingresaba al recinto. Baterías aceleradas, crítica social y guitarras con riffs a mil por hora marcaron la presentación de la banda, que con temas como «Latinoamérica», «Ecocidio» o «Desorden» establecieron el camino a seguir esa noche. Nunca nos cansaremos de decirlo: Chile tiene una gran cantidad y calidad de bandas de crossover, y esta banda es, sin duda, una de ellas. Nos quedamos con ganas de más y estaremos atentos a sus futuras presentaciones.
Luego fue el turno de Marginal, una agrupación que trajo todo el hardcore más callejero con toques «neoyorquinos» pero con una identidad latina. Su propuesta es potente y comenzó a desatar el pogo entre el público que ya se apostaba cerca de la reja, animándose a corear las canciones con la banda, que mostró un gran despliegue y energía en el escenario. Con una introducción que marcaba sin miedo su posición política, sonaron temas como «Seré joven, no me subestimes», «Bien muerto estás» o su homónimo «Marginal», dándonos un golpe de cara con el hardcore local. Fue la antesala perfecta de lo que se venía. Los nacionales son una banda potente, con una postura clara en momentos donde sí importa levantar banderas (sobre todo desde el hardcore), y la respuesta del público estuvo a la altura de lo que merece una de las mejores bandas que giran hoy en el circuito del hardcore nacional.
El concierto de Cro-Mags partió con todo y el público en la espera se mantenía inquieto, expectante y sediento de ruido. Cuando Flanagan y compañía ingresaron al escenario, la ovación fue total y se multiplicó al sonar los acordes de la clásica introducción de «We Gotta Know», que desató la completa locura en el Cariola. Flanagan, quien en sus redes sociales mostró que había pasado los últimos dos días fumando marihuana en su viaje de Brasil a Chile, abandonó su modo zen para pasar al de «skinhead cuma» y desatar toda su energía en el escenario. El show continuó con «My Life» del disco Revenge, probablemente una de las canciones más punk rock que tienen, para luego mezclarla con clásicos de todos los tiempos y de sus álbumes Near Death Experience, Alpha Omega o Best Wishes.
En un show donde no hubo espacio para la contemplación, cayeron absolutos clásicos como «Hard Times», «Malfunction», «World Peace» o «Life of My Own» (que también es el nombre de la autobiografía escrita por Harley). El público, entregado a la locura, mosheaba y volaba por los aires, mostrándole a la banda que en esta parte del mundo el hardcore aún se vive como si estuviéramos en los 80 y 90. A esas alturas, todo era una locura. El guitarrista de turno le pedía al público que se calmara, y el «pelao» Harley le respondió un rotundo: «¡Shut the fuck up!». En buen chileno, sería algo así como «¡Cállate, weón!», demostrando que quien manda el show es él, y que tanto él como el público querían ver sangre. En esta gira, los acompañó Pete Hines, quien tocó la batería en el álbum Best Wishes (1989) y que también fue batero de otra banda clásica de Nueva York, Murphy’s Law, dándole un toque de vieja escuela a la formación durante su gira sudamericana.
Los momentos cumbre fueron las interpretaciones de temas como «Crush the Demoniac» y «Apocalypse Now» del álbum Alpha Omega de 1992, en los que Harley alcanza registros vocales muy altos, acompañados de riffs que parecen sacados de una banda de heavy metal. Esto demuestra que Cro-Mags no fue solo actitud, sino también evolución e innovación, lo que los convirtió en una banda trascendental en el mundo underground, desde el metal hasta el punk. Flanagan, a pesar de todo, ha sido quien ha mantenido vivo el nombre de cuando parecía que se iba a perder en los juicios y el silencio. El álbum reciente In the Beginning (2020) es la prueba de que el conjunto aún puede aportar, encender algo y mirarse al espejo sin pedir perdón, sino con las cicatrices a la vista.
En resumen, fue un show que podemos catalogar de culto. Una gran organización y, por supuesto, sumando el concierto como tal y la entrega de la banda, nos dieron uno de los eventos de hardcore más poderosos y honestos que hemos vivido en los últimos años. Harley y Cro-Mags no son artistas de laboratorio; son marginales que tuvieron la oportunidad de hacer un disco y que, sin saberlo, cambiarían el mundo. Ni él ni el resto de sus ex miembros son faros morales o ejemplos a seguir, pero su música y el legado que Flanagan mantiene son trascendentales para varias generaciones. La entrega en vivo de alguien de 58 años en el escenario, como lo hace el «pelao cuma», es, sin duda, una lección de cómo se debe tocar hardcore hasta la muerte. La época del conflicto continúa y la paz mundial nunca será conseguida, pero por el momento, el músico tuvo su venganza y la honró como se debe en estos tiempos duros.
Setlist:
We gotta know
My life
Crush the demoniac
No ones victim
From the grave
World peace
Show you no mercy
Malfunction
Days of confusion
The only one
Down but not out
These streets
Life of my own
Apocalypse now
Hard Times
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