25 de septiembre 2025.
Por Pablo Álvarez P.
Fotografías por Christian Quiroz.
Con su mejor pinta, producidos, maquillados y arreglados, los asistentes al Movistar Arena estaban listos y listas para una fiesta la noche de este jueves. Ya con el recinto prácticamente lleno saltó al escenario la venezolana-estadounidense Elena Rose. El público se entregó desde un comienzo, coreando buena parte de las canciones de la miamense en una antesala ideal para esperar a Danny Ocean. Y es que el estilo urbano de Andrea Elena Mangiamarch, que mezcla R&B y ritmos latinos fue la bisagra ideal entre la cantante chileno-peruana Shirel (quien abrió los fuegos) y el artista principal de la jornada.
Con una kiss-cam que sirvió para calmar la ansiedad, a las las 21:40 comenzó el espectáculo de Danny Ocean. Acompañado por una banda de 4 miembros en guitarra, percusiones, sintetizadores, teclados y bajo, el venezolano comenzó de inmediato golpeando fuerte con “Imagínate” (Babylon Club, 2025), su segundo número 1 en la lista Billboard Latin Pop Airplay, interpretada junto al colombiano Kapo.
Vestido con una camisa a cuadros que se movía en un degradé de tonos naranjos, pantalones oscuros y anchos, además de gafas negras y pañuelo del mismo color, Daniel Alejandro Morales Reyes presentó de inmediato sus cartas: una fusión urbana que no tiene miedo en mezclar ritmos ni géneros musicales, aunque sin perder su vocación pop ni el ideario playero como telón de fondo. Todo acentuado por un gran sol que colgaba del techo, en una especie de bola disco algo sui generis, pero muy ad-hoc si el dueño de esa discoteque se llama Danny Ocean. Ya desde el primer momento todos cantaron con “Vitamina” (también de su último disco Babylon Club) y esa oda al amor eterno en tono de reguetón-pop. Pero el primer karaoke se desató con “Amor”, de su anterior placa Reflexa (2024), con –de nuevo- una fusión esta vez de dembow, reguetón, dancehall y pop electrónico.
“¡Buenas Noches Santiago! Qué alegría estar aquí esta noche. Esto es un sueño. Gracias por tomarse el tiempo este jueves. De verdad ni me lo creo, marico”, dijo el maestro de ceremonia antes de invitar a todos a pasarlo bien, “tal como en las fiestas patrias”, añadió antes de entonar “Swing” de su disco debut 54+1 (2019). Ahí se despidió de los fondos playeros por un momento, para iluminar la pista con luces laser y una cámara que lo siguió en todo momento sobre el escenario. Tras “EpaWei” y una breve versión de “AyMami”, llegó otro momento karaoke con el reguetón “Ley Universal” (Reflexa, 2024) y su reflexión sobre el amor verdadero. El coro masivo y el romanticismo continuaron con “Detente”, su balada reguetonera junto a Mike Bahía. Otro feat sonó, esta vez con “Binikini” de la banda venezolana de reggae Rawayana y su sample de “All That She Wants” de Ace of Base. Tono que inteligentemente el caraqueño aprovechó para hacer un breve cover de “Oye Mi Amor” de Maná. Y es que recalcamos, con Ocean es todo fusión.
Con el show encarrilado, era hora de la sección más romántica de la noche, con el saxo en vivo de “La Idea de Quererme” (Reflexa, 2024) y el cantante que se desprendió de su camisa para quedar con una polera negra para interpretar “Ferrari” (Reflexa) y “Dime Tú” (Venequia, 2024). Ambas las cantó sólo acompañado del piano, en el momento más íntimo de la noche. “Hay que amar a las personas por las cosas que son, no por lo que tú quieres que sean. El amor es libre, con defectos. Ese es el amor real”, asegura el músico con el romance desatado en la gran cúpula del Parque O’Higgins. Esa atmósfera se mantuvo pero ya en tono de reguetón suave con “Cuando Me Acerco a Ti” (54+1, 2019) y un nuevo karaoke que se tomó el Arena, entusiasmo que continuó con “Báilame”, también de su disco debut. Tras una transición con «Babylona» envasada, llegaría la primera gran sorpresa de la noche, cuando Danny Ocean apareció cantando desde la platea alta para cantar 2 hits de su discografía como son «Dembow» (54+1, 2019) y «Fuera del Mercado» (@dannyocean, 2022), canción en la que el Movistar se llenó de confeti.
Ya con el venezolano de vuelta en el escenario sonó su colaboración con sus coterráneos LAGOS en «Mónaco», mientras la calma la puso «Vuelve» (2019), con el caribeño sentado sobre un monitor. Nueva transición con «Una Niña de Venezuela» envasada, de ese ep de 2024 llamado Venequia, en el cual Ocean aborda la realidad actual y pasada de su país, con la añoranza de cambios para poder volver a su tierra. En las pantallas se muestra al venezolano caminando por el backstage, conversando junto a su equipo, tomando agua, hasta que se encuentra con -precisamente- una niña de Venezuela-, su telonera de la noche Elena Rose. Todo para interpretar su colaboración «Caracas en el 2000», donde el coro final: «Quiero volver, ¿ay, cuándo? Quiero volver, ¿pa’ cuándo?» se escuchó fuerte y con mucho sentimiento. «Quiero aprovechar de darle un abrazo a todos mis hermanos venezolanos esta noche. Quienes van caminando y haciendo las cosas con amor. Tengo fe de que pronto vamos a volver a nuestra casa tranquilos», dice antes de interpretar esa notable canción de amor a Venezuela en ritmo de salsa llamada “Crayola” (Babylon Club, 2025), con su outro: «Qué arrechera amarte tanto y qué ladilla no poder vernos, por culpa de otro que se robó lo nuestro». El público la cantó, la bailó y la ovacionó.
Dejando su tierra natal, Danny Ocean vuelve a las colaboraciones con una breve versión de «Miedito o Qué?» (Karaoke G), «Brisa» (Zion & Lennox) y «Pirata» (El Alfa). Todo antes de regresar al Babylon Club con «Priti» y un coro masivo, que se transformó en una sola voz cuando añadió una parte del clásico reguetón romántico «Mi Niña Bonita», de sus compatriotas Chino y Nacho. «Este ha sido el show más hijo’eputa de esta gira, en serio», asegura el caraqueño. «Más allá de nuestras diferencias culturales, de los acentos, midan a una persona por su corazón. Los buenos somos más. Se los juro», dice Ocean para introducir «Corazón» (Babylon Club, 2025), acompañado sólo por un cajón de percusión y guitarra. Bajó otra ovación, mientras el fan action de luces rojas iluminó la cúpula. Así llegaba el final del show con su máximo y primer hit reservado: «Me Rehúso», donde por primera y única vez se sacó los lentes de sol por algunos instantes y todo el recinto del Parque O’Higgins se convirtió en una discoteque. «Santiago nunca me defrauda. Gracias a todos por estar aquí», dice para despedirse el hombre de la noche.
En poco menos de 1 hora y 40 minutos el venezolano no necesitó gran despliegue escénico, ni cuerpo de baile para llevarnos a su discoteque, a su Babylon Club. Un antro donde Ocean muestra todo su arrojo musical, sin miedo a mezclar un sinfín de ritmos que van desde el reguetón, la salsa, el merenguetón, moombathon, dembow, hasta la electrónica, y la balada. Pero todo esto con un sello pop y con el atrevimiento de tocar abierta o metafóricamente la realidad de la diáspora venezolana (quienes llegaron en gran número la noche de este jueves) en canciones y ritmos de vocación bailable y radial, dentro de un género dominado por odas a aspectos más mundanos de la realidad. Lo cierto es que te puede gustar más o menos la música urbana, te puede gustar más o menos el estilo de Danny Ocean, pero si te invitan al Babylon Club, dale al menos una oportunidad, porque ahí hay espacio para la música, el baile, la sensualidad, pero también para la nostalgia y la reflexión sociopolítica… como en toda buena fiesta.
Setlist:
Imagínate
Vitamina
Volaré
Amor
Swing
Epa Wei
AyMami
Ley Universal
Detente
Binikini/Oye Mi Amor
La Idea de Amarme
Ferrari/Dime tú
Cuando Me Acerco a Ti
Báilame
Babylona (envasada)
Dembow
Fuera del mercado
Mónaco
Vuelve
Una niña de Venezuela (envasada)
Caracas en el 2000
Crayola
Miedito o qué/Brisa
Pirata
Margarita
Priti
Mi Niña Bonita
Corazón
Me rehúso
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