Banda invitada: Estoy Bien
7 de junio 2025.
Por Carlos Barahona.
Fotografías por Matías Schwartz.
En el mapa musical del Cono Sur, Uruguay ocupa un territorio tan pequeño como poderoso. Con apenas tres millones de habitantes, el país ha sabido cultivar una identidad sonora profundamente arraigada en sus tradiciones populares y, al mismo tiempo, abierta a la experimentación constante. Lo peculiar de la música uruguaya no es solo su calidad interpretativa o compositiva, sino la capacidad de construir una mixtura única entre géneros que, en otros contextos, parecerían irreconciliables. En el oriente de sudamérica, el rock no suena como en ninguna otra parte del continente, y eso se debe, en gran medida, a su profunda conexión con expresiones culturales autóctonas como el candombe y la murga.
El candombe, de raíces africanas, no es solamente un ritmo; es un ritual colectivo que invade las calles con sus tambores, cuerpos en movimiento y herencia viva. Ha influido no solo en la música popular, sino también en la sensibilidad rítmica y emocional del país. La murga, por su parte, llegada desde Cádiz y transformada en los tablados montevideanos, ha dotado al cancionero nacional de un tono irónico, festivo y crítico, con coros teatrales que narran las alegrías y miserias de la vida cotidiana. Estas formas tradicionales no quedaron encapsuladas en el folclore, sino que se filtraron activamente en el rock y en otros géneros contemporáneos, moldeando una forma de hacer música donde lo identitario, lo político y lo poético se entrelazan.
Dentro de este escenario, el rock uruguayo ha logrado una autonomía expresiva notable. Bandas como La Vela Puerca y No Te Va Gustar incorporaron la energía del ska, la nostalgia del reggae y la potencia del rock clásico con letras que apelan a lo íntimo y lo social. Buitres, más cercanos al punk y al rock urbano, plasmaron con crudeza la desolación postdictadura. Pero por sobre todos ellos, destaca una banda que ha hecho de la peculiaridad su bandera: El Cuarteto de Nos. Construyendo, a lo largo de más de cuatro décadas, una de las trayectorias más singulares y sostenidas del rock latinoamericano. Con una lírica aguda, absurda y reflexiva, la banda uruguaya ha cultivado en Chile una base de fans diversa y transversal, que abarca desde adolescentes que descubren sus canciones a través de redes sociales, hasta adultos que los siguen desde sus primeras etapas más irreverentes. Esta transversalidad generacional se hizo patente anoche, cuando por primera vez lograron llenar un Movistar Arena, uno de los recintos más importantes del país, en el marco de la gira Puertas, su más reciente trabajo discográfico.
Para esta ocasión tan significativa, El Cuarteto de Nos quiso compartir escenario con una de las propuestas más potentes de la escena independiente chilena: Estoy Bien, banda de emocore y rock alternativo que en poco tiempo ha logrado posicionarse como una de las promesas con mayor proyección. Su set fue breve pero intensamente emotivo, dejando una fuerte impresión en el público. Comenzaron con “Piel”, una canción visceral y melódica que da cuenta de su estética cruda y honesta. Le siguieron “Ahora” y “Terror”, ambas atravesadas por atmósferas densas y letras introspectivas. El momento de mayor conexión fue, sin duda, con “Estoy Bien”, tema homónimo que mezcla vulnerabilidad y furia contenida, y que muchos corearon con evidente identificación. Cerraron con la secuencia emocional de “Frente a frente”, “Con mis amigos”, “Vuelves” y “Lo difícil”, culminando su participación con un celebrado entusiasmo por los asistentes.
Tras esa potente antesala, El Cuarteto de Nos subió al escenario con un espectáculo cuidadosamente estructurado, que no solo repasó clásicos, sino que ofreció varios debuts en vivo y versiones extendidas. El inicio con “Cara de nada” fue contundente, seguido de la narrativa identitaria de “El hijo de Hernández” y la angustia existencial de “Ya no sé qué hacer conmigo”, verdadero himno de una generación. “Lo malo de ser bueno” precedió a “Algo mejor que hacer” y luego al esperado debut en vivo de “En el cuarto de Nico”, una canción íntima y confesional que emocionó profundamente. La banda mantuvo el ritmo con “Fiesta en lo del Dr. Hermes” y “Cómo pasa el tiempo”, dos piezas que exploran, desde distintos registros, la temporalidad y la percepción. El debut de “Ganaron los malos” agregó un aire sombrío y crítico, mientras que “Mario Neta” y “El perro de Alcibíades” retomaron la ironía más clásica del Cuarteto, con narraciones absurdas y filosóficas a la vez. “Maldito show”, fue uno de los puntos más intensos del concierto.
Uno de los momentos más celebrados fue “Contrapunto para humano y computadora”, con su estructura dialogada y su carga crítica hacia la automatización de la vida. Le siguió “Esplín”, que tuvo un extenso prólogo instrumental y un cierre demoledor. Ya más hacia el cierre, el repertorio pasó por “No llora”, la potente “Rorschach”, y “Cinturón gris”, antes de llegar a “Gaucho Power”, donde la banda se presentó uno a uno ante un público ya completamente entregado. La recta final trajo “Me amo” en su versión Bipolar, que alterna entre pasajes eufóricos y sombríos, reflejando con acierto la complejidad emocional del tema. “Invierno del 92” bajó un poco la intensidad, como si el grupo preparara la atmósfera para la despedida. El encore fue todo menos predecible: comenzaron con “Miguel gritar”, una de sus piezas más catárticas, y cerraron con una versión extendida de “Yendo a la casa de Damián”, cuya intensidad final dejó al Movistar Arena en pie, aplaudiendo con fervor.
Así, la banda no solo reafirmó su estatus de culto en Chile, sino que selló una noche histórica donde su rareza, su lucidez y su capacidad de mutar sin perder identidad brillaron con fuerza, lo que nos lleva a reflexionar sobre como la música uruguaya es, en última instancia, el relato de una sensibilidad especial: melancólica pero burlona, festiva pero introspectiva, pequeña en escala pero inmensa en resonancia. Un país donde los tambores conversan con las guitarras eléctricas y donde la murga se cruza con el pop más cerebral. Y en medio de ese paisaje, El Cuarteto de Nos brilla como uno de sus exponentes más lúcidos, recordándonos que ser diferente no solo es posible, sino absolutamente necesario. Simplemente, solo nos queda decir: ¡Uruguay nomá!
Setlist Estoy Bien:
Piel
Ahora
Terror
Estoy Bien
Frente a frente
Con mis amigos
Vuelves
Lo difícil
Setlist El Cuarteto de Nos:
Cara de nada
El hijo de Hernández
Ya no sé qué hacer conmigo
Lo malo de ser bueno
Algo mejor que hacer
En el cuarto de Nico
Fiesta en lo del Dr. Hermes
Cómo pasa el tiempo
Ganaron los malos
Mario Neta
El perro de Alcibíades
Maldito show
Contrapunto para humano y computadora
Esplín
No llora
Rorschach
Cinturón gris
Gaucho Power
Me amo
Invierno del 92
Miguel gritar
Yendo a la casa de Damián
>>> REVISA NUESTRA RESEÑA FOTOGRÁFICA PINCHANDO EN ESTE TEXTO <<<