Eyehategod y su debut en Espacio San Diego: La brutalidad hecha canción
4 de octubre 2018.

Por Sebastián Allende.
Fotografías por Víctor Santibáñez.

Con más de treinta años de vida y una carrera cimentada con 5 discos de estudio, Eyehategod, este jueves 4 de octubre nos entregaría el que puede ser uno de los shows más feroces que se hayan visto últimamente en nuestro país. La banda originaria de Nueva Orleans ayudó a consolidar el sonido del sludge metal tal como lo conocemos hoy, mezclando punk, blues, doom y con mucha actitud que por estos días los tienen acumulando miles de kilómetros de ruta y giras a pesar de todas las dificultades que han logrado sortear a lo largo de su historia.

Para comenzar la velada no pudo haber mejor forma que junto a los sonidos afines al doom y el sludge de los nacionales de Sangría. Formados hace diez años Oss Frías en bajo y voz, Carlos Seitan Frías en guitarras y Pablo Benavides a cargo de la batería, fueron los encargados de armar los primeros mosh de la noche a base de sonidos bajos, directos y sangrientos. A través de once azotes en los que tocan temáticas como la rabia, la miseria, el odio, la desolación y la desesperanza en canciones como «Ritualista», «Origen», “Reino del Hambre» y «Culto al Odio», entre otras, los capitalinos compartieron una brutal presentación en donde dejaron bien en alto los sonidos locales y demostraron la buena salud que posee esta agrupación a la cual, ¡ojo!, no hay que perder pisada.

Con una manada que ya se manifestaba en pleno en el Espacio San Diego y que ya se encontraba presta y lista para el primer zarpazo de las bestias pardas de New Orleans, Eyehategod, el cuarteto norteamericano comandado por el mítico Jimmy Bower en la guitarra, el sobreviviente Mike Williams en voces y la base rítmica conformada por Gary Mader en el bajo y Aaron Hill en la batería, llegaban pisando fuerte Chile y la muestra de “Agitation! Propaganda!” no dejaría títere con cabeza. Velocidad, poder y sangre que se escupe desde la garganta de Williams logran que el público vibre y mande al demonio todo lo que tiene a su lado.

Pero no es solo velocidad lo que se siente al escuchar a estas bestias. La marca omnipresente de Black Sabbath es un registro innegable para esta agrupación y no se puede obviar en canciones como “Medicine Noose”“Jack Ass in the Will of God”“Parish Motel Sickness” y sobre todo, en una de las mejores de la noche, “New Orleans is the New Vietnam”. Si bien la influencia de Tony Iommies marcada para Bower, se cruzan con los sonidos de Black Flag y Discharge para entregarnos este combo diabólico que realmente deja a fuego este recinto gracias al ambiente armado entre la banda y el público presente quienes incluso lograron ser uno con Mike Williams en el momento en que el frontman se tiró del escenario en dirección hacia ellos.

Con la violencia como marca registrada de Eyehategod en temas como “Blank / Shoplift”, “Revelation/Revolution”, “Sister Fucker (Part I)” y “Serving Time in the Middle of Nowhere” nos demostraron por qué son considerados una de las bandas más brutales de la escena norteamericana gracias a un show que no dio respiro ni tiempos para pestañar y que logra transformar esta noche como un buen remedio para olvidar la monotonía del día a día y el disgusto por una sociedad que no nos comprende y es desigual, creando un ritual de sanación en base a canciones furiosas y con revoluciones a mil.

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