Gary Numan en Gran Arena Monticello: De la serenidad al caos del mundo
1 de septiembre 2018.

Por Constanza Paredes.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Desde el momento en que se anunció la visita del mítico Gary Numan a nuestro país hubo cierto escepticismo, ya que era una de las deudas de la música: nunca había hecho una gira por Latinoamérica y menos considerado pisar nuestro país. Es por eso que generó una muy buena aceptación por el público el saber que Chile sería el puntapié inicial para sus presentaciones en este lado del mundo.

Numan es sinónimo de magnetismo, su música abarca un mundo que solo es posible descubrir cuando se le escucha. Su presentación en Gran Arena Monticello fue una evidencia de ese mundo que él crea con sus sonidos acaparados por los sintetizadores y guitarras con cambios constantes, altos y bajos en su voz y los efectos luminosos que genera en sus espectadores la inmersión en esa oscuridad tan iluminada de su sonido. La noche comenzó con imágenes de fuego, un sol desde el fondo que adelantaba la energía que el británico pondría sobre el escenario; la primera canción escogida fue “Ghost Nation”, que generó casi de inmediato que el público se pusiera de pie para aplaudir su aparición en el escenario. Desde el comienzo el músico no dejó de moverse, caminar, bailar, sentir cada nota y matiz de sus canciones, la audiencia coreó y en gran parte del show disfrutó con tranquilidad todo lo que se estaba entregando en el concierto.

A medida que la noche avanzó, la atmósfera se tornó más futurista, con representaciones pictóricas de él y espacios naturales, las luces fueron un complemento muy importante para el concepto de su show, generando la sensación de la entrega completa de su persona y de devastación del mundo, mostrando su estilo muy new wave y la promoción de su último disco Savage: songs for a broken world. Uno de los momentos más interesantes de la velada fue cuando después de “Pray For The Pain You Serve” se detuvo brevemente para saludar, decir gracias y presentar a su hija menor, Persia, quien lo acompañó en los coros de “My name is ruin”. La interacción entre ambos fue de cómplices amigos y la energía del cantante invadió por sobre todo la interpretación de la canción, ya que se le pudo ver muy alegre y feliz con la colaboración de su hija, terminando así de cantar con un apretado abrazo mientras retumbaban los aplausos del público como fondo de un vergonzoso “gracias” por parte de ella.

Probablemente su fanaticada tenía un playlist con muchas de sus canciones favoritas y esperaba que cada una, ojalá, fuera tocada y que nada quedara fuera. El público y el ánimo se dividían a medida que el espectáculo avanzaba, pero todos parecieron coincidir en el momento en que la primera tonada de “Cars” hizo su aparición en la media del show: todo funcionaba a la perfección y el público parecía muy conforme. Después de terminar la interpretación del que es quizá el más grande de sus éxitos la jornada continuó con “Mercy”, “Love Hurt Bleed”, “Me, I Disconnect From You”, “When the World Comes Apart” y “Are ‘Friends’ Electric?”, con esta última comenzó a despedirse, acercándose al público, firmando autógrafos y mostrándose muy gentil y agradecido. Después de esperar unos minutos tras bambalinas y sintiendo los gritos y aplausos de los espectadores pidiendo su retorno al escenario, decidió volver para entregar dos canciones más y terminar con a “Prayer For The Unborn”, de su disco Pure del año 2000; un final tranquilo y sigiloso.

Quienes pudieron presenciar el show de anoche quizás coincidirán en que fue muy sereno y maduro. Lo lindo de la fanaticada de Gary Numan es que incluso aquellos con apariencia recatada y casi disimulando su gusto por él pudieron alborotarse en algún momento de los casi 90 minutos de espectáculo aunque sea siguiendo el ritmo de sus canciones con movimientos bruscos de cabeza o con el solo hecho de batir sus puños y palmas en el aire por unos instantes, permitiéndose sentir todo lo intenso del estilo y energía oscura que entregaron sus canciones. Por momentos el concierto evocó incluso a Bowie, quizás por su estilo, su entonación, su nacionalidad o su mirada vanguardista, lo que el público pudo sentir y comentar hacia el final. Gary Numan probablemente es uno de los íconos de la música de los 70 y ya con 60 años, ha sabido perseverar y creer en su propuesta y brindar una experiencia intensa, ruidosa, llena de claroscuros que nos dejó con la necesidad de más, pero que se espera pueda repetir en alguna otra ocasión, más pronto que tarde. Su visita no solo nos deja una experiencia musical alternativa, sino que también un mensaje que nos emplaza a tomar conciencia de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, que no debemos quedar atrás y tratar de juntar los pedazos de este mundo roto para que su profecía no se cumpla.

Setlist:
Ghost Nation
Metal
Halo
Films
The Fall
Down in the Park
Pray for the Pain You Serve
My Name Is Ruin
Here in the Black
Cars
Mercy
Love Hurt Bleed
Me! I Disconnect From You
When the World Comes Apart
Are ‘Friends’ Electric?

Encore:
Everything Comes Down to This
A Prayer for the Unborn

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