Harry Potter Sinfónico: magia, cine y música en el Cariola
22 de octubre 2016.

Por Nicolás Morán.
Fotografias por Victor Santibañez.

Teatro Cariola. Santiago, un caluroso día sábado durante la tarde que se transforma en nublado y frío, como por arte de magia. Mucha gente, y de esa mucha gente, un número no menor estaba disfrazada. Más de la que alcanzaba a contar y ahí estaba yo, entre dementores, magos, unos elfos domésticos y mucho merchandising esperando a que tocara la Sinfónica Agv Custom Orchestra de Chile. Quienes no son novatos en este tipo de puesta en escena. De hecho, habían trabajado anteriormente en la interpretación de Gladiador, El Padrino, Star Trek: The Ultimate Voyage 50th Anniversary Concert Tour y Desayuno en Tiffany’s y si es que eso no bastara, la música está compuesta por el gran John Williams. ¿Necesito explayarme?

Bueno, también esta película del año 2001 contaba con las actuaciones del Gran Richard Harris y Alan Rickman (ambos Q.E.P.D) quiénes aparte de ser actores de primer nivel técnico, eran muy queridos por el público. Al punto que cuando salieron sus nombres en pantalla, hubo un fuerte aplauso. Demás está decir que había mucho talento en el elenco tanto de la película como en la de la orquesta.

Harry Potter y la piedra filosofal, abrió el mundo de la saga de libros que harían de ese personaje un icono de la cultura pop. Millones de personas en el mundo reconocen y disfrutan del joven mago y sus aventuras. Hoy le tocaba a los chilenos en el siempre querido Teatro Cariola, que alojó a toda la Sinfónica con su rica arquitectura y capacidad de público.

Para empezar, a las 16:05 hrs ya estábamos instalados en los primeros asientos. Cosa que tenia sus pros y contras. Por un lado, el sonido llegaba con claridad y potencia, pero impedía leer los subtítulos, así que aplicando todos mis conocimientos sobre el idioma británico, logré disfrutar mucho de la que sería probablemente la función de cine 4DX más cara de mi vida.

Hay que admitir que lo bello de la música es que logra hacerte viajar, y en este caso yo viajé directo a la bella Inglaterra. Tener la oportunidad de disfrutar de semejante show, con un sonido limpio y sin errores, hacía que llegado un momento, uno ignorara olímpicamente que un montón de personas con instrumentos estaban entre tú y la pantalla.

Cuando la película iba en una hora y algo de proyección, hubo un interludio para estirar un tanto las piernas mientras los músicos se daban un respiro. En ese momento, aproveché de visitar el Stand de los fans, colocados en la entrada. Muchas figuritas y cosas alusivas a los libros de J.K. Rowling ayudaban a pasar los minutos hasta el regreso del show.

Ya en el segundo tiempo me senté más atrás y al centro. Básicamente como trato de sentarme cuando voy al cine. Ahí se veía estupendo y no se perdía la calidad musical. Cosa que se agradece infinitamente cuando escuchas una Sinfónica. Jamás pensé que la vida me lograría retrotraer a mi infancia. Pensando que tenia 10 años cuando la estrenaron, me asombró ver que el espectáculo era tan redondo, porque mezclaba la belleza y solemnidad de la música de cámara con la siempre bienvenida cuota de magia visual que es el filme de Columbus.

A mi gusto, un gran espectáculo, con músicos llenando de vida el escenario y haciéndome entender porqué Harry Potter es, hasta hoy una locura en ventas y popularidad. Debe ser que dentro de nosotros vive un trocito de la nostalgia de haber visto crecer al “niño que sobrevivió” hasta convertirse en leyenda. Debe ser que todos los presentes nos llevamos un poquito de la magia que experimentamos en aquel recinto en las cerca de tres horas que duró el concierto.

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