Incubus en Chile: Entre luces y sombras
Movistar Arena, 26 de septiembre 2017.

Por Nicolás Morán.
Fotografía por Carlos Müller.

Diez años desde que los vimos por primera vez, en los que cambiamos esa molesta adolescencia para entrar en la adultez. Si hace 10 años ahorramos por meses, esta vez pagamos con nuestro sueldo. Muchas cosas cambiaron desde aquella época hasta hoy, pero las ganas seguían intactas. Hasta que llegó esta ansiada noche, en la cual por fin tendríamos la oportunidad de ver a Incubus nuevamente, en un concierto que tuvo luces y sombras.

La hora de partida, impecable. Nada que decir, puesto que a las 21 horas en punto, Brandon Boyd, Mike Einziger, José Pasillas, Chris Kilmore y Ben Kenney estaban sobre el escenario. Con el tema del setlist, fue bastante similar al que mostraron en Asunción, pero con algunas modificaciones desde la décima canción en adelante. En realidad fue más bien un ordenamiento de temas, porque terminaron con “Drive” en lugar de tocarla luego de “Pardon Me”, y el tema que no estuvo en el Rock in Rio, fue “Are You In” del Morning View, lo cual fue una buena apuesta si consideramos lo masivo que es ese disco.

“Love in a Time of Surveillance” fue teóricamente la primera en ser tocada, pero ya sea porque 8 no pegó tan fuerte, o porque simplemente ese tema es de los menos pegajosos del disco, es que podríamos decir que recién en “Warning” es cuando empezó el concierto, y se notó que el Movistar Arena estaba repleto, puesto que hacia donde miraras había un mar de gente saltando y cantando a todo pulmón. Si alzabas la mirada a platea, todo lleno. Si tratabas de dimensionar en cancha, solo alcanzabas a ver las orillas, así que en tema de ventas, éxito total, y aunque podemos decir que fue un buen concierto en cuanto a las canciones, tuvo ciertas instancias que le quitaron pulcritud.

Nada anterior a Make Yourself se escuchó, y los asistentes parecieron quedar contentos con la parrilla, excepto quizás, los viejos nostálgicos que esperaban temas como “Azwethinkweiz”, con ritmos pegados al Funk o al Nu Metal, de su EP Enjoy Incubus, que se ubica entre Fungus Amongus y el S.C.I.E.N.C.E.

Si hacemos referencia al ambiente, nada que decir. Saltos, gritos y esa inexplicable magia que hace que si estabas al último en el lado derecho del escenario, aparezcas al medio, ad portas de llegar a tocar la barrera de contención. Un concierto de rock promedio, casi un clásico a estas alturas de la vida.

Pero no todo es oro, y el problema de cuando te gusta mucho una banda, es que cuesta asumir que hubo errores, puesto que de alguna forma se les termina perdonando, debido, principalmente a que uno les tiene cariño, pero no podemos dejar de señalar que el punto negro se lo llevó el audio, que hizo que casi un tercio del concierto se perdiera. El ejemplo que más nos duele, es que en “The Warmth”, no se escuchaba la voz de Brandon, y se terminó desperdiciando un tema muy rico de escuchar en vivo. Nos referimos a que fue una tónica al menos de los primeros 30 minutos, en los que “Love in a Time of Surveillance” no brilló debido a lo mencionado anteriormente: Una suma de mal audio, y a que no es una canción tan conocida.

Ya con el paso del tiempo, en “State Of The Art” pudimos ver la potencia vocal de Boyd en su esplendor, que mezclado con el talento que derrochan Pasillas, Einziger o Kenney, nos dieron ese espíritu que estábamos echando de menos.

Es fácil encontrar puntos de encuentro para este grupo, porque tienen una trayectoria envidiable y claramente han madurado musicalmente hablando, pero también podemos encontrar o escarbar en lo recóndito de nuestros gustos musicales, y decir que con algunos temas más de la década anterior al 2000, este concierto hubiese gustado el doble.

Los temas más coreados fueron “Pardon Me”, “Echo”, “No Fun”, “Nimble Bastard”, “Anna Molly”, “Nice To Know You” y “Drive”, porque, y quizás suene un tanto repetitivo a estas alturas, pero es necesario. Son casi todos temas que tienen videoclip, y que están diseñados para ser pegajosos. No podemos negar que cantamos, que nos emocionamos y alzamos las manos con toda la performance de los californianos, pero faltó algo, un “no sé qué” para irnos convencidos de que siguen igual de vigentes.

Otro punto a destacar es el feeling que logra el frontman con su público. Usando la simpleza de unos movimientos enérgicos, el despojo de su camiseta de ser necesario y el uso que hace del espacio, convierten a Brandon en un cantante que consigue una conexión fuerte con la gente, cosa que siempre es bienvenida.

Su cierre fue con “Aqueous Transmission”, la que debe ser, a mi juicio, una de las canciones más cercanas al Zen, en una mezcla exquisita de preciosismo y sencillez, que le dio ese tono de tranquilidad necesario para acabar con el show, dando de esta forma, término a las casi 2 horas que duró, entre los acordes suaves y exóticos que nos brinda el último tema del Morning View y al abrazo final de los miembros del grupo.

Aunque no da para un 7, es innegable que dieron un espectáculo de primer nivel. Fue una presentación que tuvo un poco menos de la fuerza que esperábamos, pero que con algunos coqueteos de la banda con los asistentes, hicieron de la experiencia, algo que no olvidaremos. En síntesis, fue un buen show, pero no el mejor, porque hubo muchos errores que se pudieron haber corregido con antelación, les restaron puntos a la que debe ser una de las bandas más influyentes dentro de las bandas de Rock Alternativo que existen en la actualidad, por lo que realmente esperamos que la próxima vez que vengan, lo veamos todo. Es decir, toda la carne a la parrilla, y que hagan quizás un pequeño tour con los clásicos noventeros, para que no se nos olvide que antes de este Pop-Rock, hubo Metal y Funk en las venas.

Setlist:
Love in a Time of Surveillance
Warning
Nimble Bastard
Anna Molly
Glitterbomb
Megalomaniac
The Warmth
Wish You Were Here (seguida por un extracto de Wish You Were Here de Pink Floyd)
State of the Art
Pardon Me
Undefeated
Pantomime
Echo
Sick Sad Little World
Are You In?
Stellar
No Fun
Make No Sound in the Digital Forest
Nice to Know You
Drive

Encore:
Aqueous Transmission