Por Tomás Soto.

El acontecimiento político más controversial en la historia de los United States of America, aterriza en los cines nacionales. De la mano del consolidado Liam Neeson (Mark Felt), conoceremos el suceso Watergate que involucró directamente al FBI, la CIA y la Casa Blanca al mismo tiempo y que llevó al ex presidente Richard Nixon a renunciar a su cargo.

Luego de películas como Kill the messenger (2014) o La verdad oculta (2015), el neoyorquino Peter Landesman decide regresar a los 70’s para relatar la historia de Mark Felt, un ex agente del FBI quien, luego del robo a las oficinas Watergate, sede del Comité Nacional del Partido Demócrata de EE.UU., en Washington DC, y posterior muerte de su jefe y director del organismo, John Edgard Hoover, comienza a pensar realmente en los 30 años de servicio que ha dedicado a la institución y, al darse cuenta que esto no se le ha retribuido en ascensos ni mejores cargos, decide actuar.

Con poco más de tres décadas en el cuerpo trabajando para el organismo de investigación más importante de Estados Unidos, Felt, en un acto de rebeldía y de traición a la postura leal y firme que mantuvo durante años, se dispone a acabar lentamente con todos los secretos y confidencialidades que existen dentro de él, solo con el objetivo de desenmascarar los tremendos sucesos y encubrimientos que ocurrían a diario en el «efbiai». Secretos que involucraban desde un agente ordinario hasta el mismísimo Mister President Nixon.

Para llevar a cabo este controversial acto, decide acercarse al Washington Post, diario con el que mantendrá una cercana relación de amigos, puesto que se transforma en uno de sus informantes, agendando citas muy seguido. Todo esto ocurría bajo total confidencialidad, llegando al punto de ser un hombre completamente desconocido para sus receptores quienes, lo apodaron «Garganta Profunda» debido a su inagotable conocimiento y múltiples informaciones proporcionadas a diario a los reporteros, específicamente a Bob Woodward.

A medida que van saliendo a la luz las revelaciones, el periódico comienza a llenar páginas con bastantes nombres y fotos de destacados políticos y personas vinculadas a la White House. Sin embargo, y a pesar de todo esto, a la población no parecía importarle demasiado. Esto, claro, hasta que llegó el turno de los más altos cargos: el caso de L. Patrick Gray y de la máxima autoridad del país, Richard Nixon.

Esto es lo que, a grandes rasgos, nos presenta y propone Landesman. El director nos invita a inmiscuirnos en la constante presión y hermetismo al que están sometidos de por vida los agentes de estas compañías y nos deja ver algo que es sabido (o supuesto) por la mayoría de la población, pero que siempre es interesante corroborar. Hablo de la corrupción, colusión, secretismo, confidencia e informaciones que constantemente se ocultan en los grandes grupos y políticos que manejan el país, dejando en claro que puede ocurrir hasta en «las mejores familias» o, en este caso, potencias mundiales.

Desde el minuto 1 hasta el final podemos sentir la tensión y angustia que rodea a todos los personajes, en especial a Liam Neeson, quien, al fin y al cabo, se termina robando la película, ya que, a través de su impecable actuación, logra salvar un filme que, a pesar de tener una tremenda historia para contar, cae en lo aburrido y lento en varios momentos, no siendo pocas las oportunidades en que se escapa uno que otro bostezo.

Por otra parte, se anunciaba la actuación de la consolidada Diane Lane (Bajo el sol de Toscana, 2003; Noches de tormenta, 2008), quien interpreta a Audey Felt, esposa de Mark. A pesar de este crucial papel como pareja del protagonista, no son más de 4 las oportunidades en que aparece en el filme, dejándonos con la sensación de que una actriz de su categoría podría haber aportado bastante más.

Y, por último, tenemos el caso de Joan Felt (Maika Monroe), hija de la pareja anteriormente mencionada, cuyo propósito en la historia, siendo sincero, no se entiende mucho: es la primogénita rebelde que un día escapa debido a un disgusto con sus padres (cuando comienza la película ha pasado un año desde aquel acontecimiento). Seguro el motivo de esto era agregarle el toque paternal y sensible al protagonista, pero es tan poco lo que se nos muestra de ella, que se vuelve innecesario. Con o sin Maika, la historia hubiese tenido el mismo destino.

Fuera de lo lenta y agotadora que puede ser a ratos, la cinta es una buena representación que nos puede ayudar a comprender de mejor forma, y de una manera más interesante, lo ocurrido en Washington DC, previo a las elecciones. El filme se estrena hoy jueves 7 de diciembre en la cartelera nacional.