Por Tomás Soto.

Un monstruo que no se sabe muy bien qué es, ni mucho menos de dónde proviene, personajes que no sobresalen ni cautivan, y efectos especiales algo débiles. Por estas y un par de razones más, es que la tercera entrega de Jeepers Creepers solo se queda en una de esas tantas películas que no vería 2 veces.

De la mano del director estadounidense Victor Salva (El camino del Guerrero, 2006), quien se caracteriza por producir, en su mayoría, cintas de terror y todo lo relacionado con el género, llega a los cines nacionales la tercera parte de una historia que tiene como protagonista a un ser maligno y extraño, el cual acecha algún pueblo a elección cada cierto tiempo, con el propósito de alimentarse de los habitantes del lugar durante casi un mes para desaparecer y volver nuevamente años después y repetir de la misma forma la rutina de cacería. Sin embargo, su hábito se reitera y no cambia nada, al igual que una cinta de la otra.

Como mencionaba anteriormente, la trama de este tercer capítulo no se diferencia demasiado de las 2 anteriores entregas, puesto que el hilo conductor y la trama en general que nos propone el director, es realmente la misma, solo que esta vez con actores diferentes y una calidad de imagen evidentemente mejor debido a que han pasado los años, a pesar de esto, los efectos especiales pudieron haber sido mejores y quedan al debe.

Cada 23 años, el popularmente conocido «Creeper», llega a un pueblo para comenzar su temporada de cacería. Justamente por 23 días, este ser que no se conoce muy bien su origen, junto a su camioneta acondicionada y adaptada realmente como una máquina de matar, se dispone a acabar con todo aquel habitante que encuentre a su paso, de los cuales, más allá de capturarlos, los ocupa como una forma de alimentarse, tanto al comérselos, como al momento previo de aprisionarlos, puesto que huele su miedo y pánico, creando en sí, una fuerza interior que lo motiva aún más a continuar con su cometido.

En esta ocasión, conoceremos la historia de la madre de un joven campesino llamado Darry Jenner (Stacy Langenkamp), quien al encontrarse por sorpresa con el indescifrable monstruo, se quedó con una parte de él, precisamente su mano, la cual fue enterrada. Luego de esto, el muchacho fue asesinado y el engendro se marchó. Sin embargo, hoy, pasado los años, este último vuelve con el objetivo de capturar a la madre, Gaylen Brandon (Meg Foster), una anciana que se le cree está loca, ya que habla constantemente con su hijo muerto, quien le advierte de la futura situación.

En este lío se verá involucrada Addy (Gabrielle Haugh) la nieta de la «lunática» campesina, quien, junto a otros jóvenes del lugar, entre ellos Buddy (Chester Rushing), presenciarán como, uno a uno, los habitantes del pueblo son exterminados. Es por esto, que un sheriff y un grupo de hombres que han visto a los ojos al Creeper o que sufrieron la pérdida de algún familiar a manos de él, deciden juntarse para batallar y acabar finalmente con el temor que no los deja dormir tranquilos, sabiendo que el engendro aún ronda los bosques y carreteras del lugar.

Para ser sincero, en los últimos años han aparecido múltiples e inagotables filmes de horror/terror que no han funcionado, y que, a la vez, se repiten unos con otros al momento de presentar su propuesta. A pesar de esto, la mayoría de ellos gozan de buenos efectos, música y sustos que son rescatables, no tomando en cuenta lo pobres que quedan con la trama.

Es por eso que sorprende ver que esta cinta se encuentre tan lejos de producciones de ese tipo, más aún cuando viene por parte de un director que es un experimentado en la materia al contar con tantas películas del mismo tipo en su carrera como cineasta. Pero lo que extraña y a la vez se lamenta, es que con tal solo una media hora presenciando el filme, se sabe que no llegará muy lejos. El objetivo y finalidad se repite una y otra vez de forma casi calcada en los tres capítulos que contempla Jeepers Creepers, los cuales, por cierto, no deberían ser más, a no ser que la historia tenga algún tipo de cambio.

Matanza y liquidaciones múltiples es lo que vemos a lo largo de la cinta, la cual parece no haberse percatado que los tiempos cambiaron, por lo tanto, los tipos de hacer terror también. Es como si el director y los realizadores se hubiesen quedado en el 2003 (año en que vio la luz la secuela), y ahí, en ese preciso momento, hubieran creado esta producción, ya que desde el primer momento me hizo recordar con facilidad una de esas películas, por decir lo menos, de los 90’s. Además, carente de un guion decente y más o menos elaborado, lo único que queda para salvar la cinta sería un par de buenos actores o un buen monstruo, pero nada de eso, por desgracia, ninguno de estos elementos se hace presente.

El filme se estrenò en los principales cines nacionales hoy jueves 28 de diciembre.