Artista invitada: Niña Tormenta.
27 de septiembre 2023.

Por Carlos Barahona.
Fotografías por Matías Schwartz.

El minimalismo es una corriente que apela a reducir todo a lo esencial, a aquello que es útil y que embellece las cosas sin tener que agregar cosas de más, despojando todos los elementos que sobran en la contemplación de las cosas. Esto puede devenir en que haya una reducción en la actividad de un artista y que haya un aumento en la actividad del espectador, provocando estímulos en quién observa, convirtiendo todo en una herramienta de conocimiento, emociones, observación y reflexión.

La propuesta musical de José González se caracteriza por lo que anteriormente describimos: su voz suave y melódica, así como destaca su virtuosismo en la guitarra acústica, centrándose en el sonido que emerge de sus manos y de sus cuerdas vocales, lo que crea una sensación de intimidad y emotividad en sus canciones. También su trayectoria vital demuestra esto: nacido en Suecia, pero de padres argentinos, su mezcolanza cultural lo lleva a plasmar en sus canciones aspectos más profundos e íntimos de la existencia humana, siendo sus letras catalizadoras de emociones y reflexivos sobre la vida, el amor y todo aquello que nos conforma en nuestra forma de ser y existir en esta realidad material.

Desde que lanzó su primera placa Veneer, hace ya dos exactas décadas, captó la atención de la audiencia global ante la calidez y refugio que provoca escuchar sus canciones. El paso del tiempo solo ha acrecentado su madurez al complejizar su material, pero siempre desde la vereda de la simpleza, de lo minimalista. Con ya varias visitas a cuestas sobre estos terruños latinoamericanos, con los que tiene una conexión especial, se esperaba que la velada de ayer en el Teatro Coliseo siguiese afianzando la relación con el público chileno. Para continuar con ese lazo, Tiare Galaz, o más conocida como Niña Tormenta, fue la encargada de abrir las melodías en el reducto. Con una puntualidad encomiable, acompañada de un cuatro y de su hermana con un bombo andino, nos embargó con su voz y su propuesta también acorde a lo que realiza el artista principal.

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No queda nada más que agradecer la propuesta íntima que vivimos como previa al show de José: Niña Tormenta fue capaz de envolvernos con la complejidad y belleza musical, realizando algo que pocos actos de apertura logran realizar: había un completo silencio entre la audiencia que iba colmando el reducto de Santiago Centro. Ni un alma respiraba más de la cuenta, no había conversaciones casuales, solo pura admiración y concentración a lo que se estaba escuchando. Con un set breve pero intenso, Galaz nos mostró canciones como “Pequeñas esperanzas”, “Mi pena” y “Voy a hacer las cosas lento”. Mención especial al recordar a Víctor Jara con una reversión a “Lo único que tengo”. Belleza pura y sobrecogimiento total al momento que nos entregó.

En el lapsus de espera sonaron canciones de Rosalía – en su época pre mainstream -, Nick Drake y Silvio Rodríguez, que mantuvieron la espera hasta que tal como el programa lo decía, González subió al escenario. Una silla, dos guitarras, un par de pedales y gráficas a sus espaldas. Nada más necesitó para cautivarnos. Sonaron los acordes de Lovestain y comenzó el viaje intrapersonal. Similar al efecto con Niña Tormenta, nadie se expresaba externamente más de la cuenta – incluso entre los asistentes se hacían callar cuando alguien hablaba en exceso -. Perderse algún detalle podía considerarse como una fatalidad.

“Valle local” permitió que tímidamente fuésemos coreando las partes en español. Importante: hay que destacar que González se mueve entre el sueco, inglés y español con total fluidez. “Down the line” permite la conexión a través de rítmicas palmas y vítores del público. Luego de saludarnos y agradecer nuestra presencia en su acto, nos solicitó que por favor en la siguiente tríada de canciones nos quedáramos en silencio para apreciar su intención y propuesta. Así pasaron “The void”, “Horizons” y “Head on”.

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“Open book” nos llevó a los tiempos del Vestiges & Claws y con “Line of fire”, de su exitoso proyecto paralelo Junip, confirmaron lo virtuoso que es González en el escenario. Apelando a lo que le provocó leer La Caverna del filósofo griego Platón, “Leaff off/ The Cave” nos brindó un momento de introspección: Let the light lead you out (Deja que la luz te guíe).

En un momento de conversación, José nos comentó que mientras grabada sus últimas canciones, se dio cuenta que eran un poco serias y oscuras, por lo que decidió escribir “Swing” para su hija – en ese entonces de unos tres años -, una canción pegajosa, de ritmos tropicales, de esas que evocan los juegos del parque en una plaza, cuando la imaginación de ser infante es nuestra mayor arma de diversión.

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El cover a “Blackbird” de los magnificentes The Beatles nos lleva a un momento de ternura. Tal como en la canción original, el público comenzó a silbar, emulando sonidos de aves, ante lo que el sueco argentino reaccionó con risas y diciendo “Esto parece un zoológico”. Emoción total. “Visions” y “Cycling trivialities” nos conectaron con esa fuerza contenida antes de ebullir, intensidad sonora, rasguidos de guitarra duros. Pero con “El invento” volvimos a suspirar, a bajar de revoluciones y corear a corazón abierto “Dime ¿por qué será? dime “¿por dónde vas? dime ¿de dónde somos? Dime” para luego cerrar la primera parte del show con “Teardrop” de los genios del triphop Massive Attack.

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No queríamos que José se fuera aun, y el tampoco quería irse, por lo que retornó al escenario para deleitarnos en su sueco natal con “Tjomme”, o como el dijo “es como en Suecia le decimos a los huevones” y después darnos otra de sus facetas: lo bueno que es reversionando clásicos. En un bis sonaron “Let’s stay together” y “Love will tear us apart” de Al Green y Joy Division respectivamente. “Crosses”, el clásico de sus coterráneos de The Knife, “Heartbeats” y “Killing for love” cerraron con magnificencia una jornada única en emociones.

La música de José González se caracteriza por su estilo único, que fusiona influencias e identidades. Su habilidad para crear paisajes sonoros emotivos y conmovedores lo convierte en un referente actual del indie – folk, heredero de Nick Cave o Elliott Smith. Su propuesta es un testimonio de la belleza que puede surgir de la simplicidad y minimalismo sonoro, lo que lo convierte en un artista excepcionalmente talentoso y apreciado. La primavera está llegando a este hemisferio y José González anoche nos dio una cucharada de dulce esperanza y sabor a sol, parques y atardeceres.

Setlist:
Lovestain
Valle local
Down the line
The void
Horizons
Head on
Open book
Line of fire (Cover Junip)
Leaf off / The cave
Swing
Blackbird (Cover The Beatles)
Visions
El invento
Cycling Trivialities
Teardrop (Cover Massive Attack)

Encore:
Tjomme
Let’s stay together (Cover Al Green)
Love will tear us apart (Cover Joy Division)
Crosses
Heartbeats (Cover The Knife)
Killing for love

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