2 de Febrero 2024.

Por Paulo Domic.
Fotografías por Byron Perez

Luego de su presentación en el Festival del Huaso de Olmué, y de realizar otros conciertos en el país, anoche el Puma sacó sus garras en Gran Arena Monticello. Evento que convocó a una gran cantidad de público para disfrutar de las mejores canciones de este emblema de la música popular latinoamericana.

Con 81 años de vida, y más de seis décadas de carrera artística, El Puma es una institución musical venezolana. Un ícono de la cultura popular gracias a sus éxitos inmortales como “Culpable Soy Yo” o “Pavo Real”, además por ser protagonista de telenovelas entre las décadas de los 70 y 80. Con Chile tiene una relación bastante especial luego de memorables pasos por el Festival de Viña del Mar durante su época dorada, protagonizando uno de sus momentos más recordados, cuando acuñó la célebre frase de “a veces hay que escuchar la voz del pueblo”. Una inspiración para varios cantantes nacionales e incluso para un personaje cómico del recordado Felipe Camiroaga. Este país lo quiere mucho, y él también a nosotros.

Es por eso que, así pasen los años, su figura nunca deja de ser relevante cuando pisa tierras chilenas. De hecho, durante su presentación televisiva del Festival de Olmué, su participación fue lo más visto de esa noche en todo el país, ganando en rating a todos los otros canales. Tampoco hay que omitir en el análisis el hecho de que hace siete años escapó de la muerte luego de un doble trasplante de pulmón, cuyo pronóstico no era nada alentador en cuanto a su retorno a las tablas. Sin embargo, demostrando una gran voluntad por seguir adelante, tuvo que rehabilitarse físicamente, incluso aprendiendo otra vez a respirar y cantar, para regresar después de la pandemia.

La apertura estuvo a cargo de Margus (@margusmusic), cantante chilena que trajo su propuesta latina, abriendo su espacio con mucho ritmo a través de la canción llamada “Déjenme”. Luego fue intercalando en su repertorio sus canciones propias y otras del recuerdo, interpretando clásicos de Emanuelle, Myriam Hernández, ana Gabriel y Amanda Miguel, entre otros baladistas legendarios. Demostró un gran dominio de escenario, incluso acompañada de unas bailarinas, y por sobre todo dejó en claro que canta muy bien, desplegando una voz elástica y potente en un show lleno de energía, nostalgia y pasión. Muy buen entremés para iniciar la fiesta.

A las 21:15, antecedido por una introducción con imágenes ordenadas cronológicamente de su carrera, sale a escena José Luis Rodríguez, inmediatamente deleitando con un clásico incombustible como “Dueño de Nada”. Sus leales Pumitas, en primera fila, lo recibieron extasiadas, al igual que el numeroso público que congregó en la cálida tarde de Mostazal. Luego continuó su viaje musical con las canciones más clásicas que ya se acercan a sus bodas de oro, como “Silencio”, “Tendría que Llorar por Ti” y la épica “Atrévete”, evidenciando que aún cuenta con la voz para darles una interpretación a la altura de su estampa.

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Junto con cantar, el venezolano se dio mucho tiempo para monologar sobre distintos temas, manteniendo constante comunicación con el público. En un momento, pidió que levantaran la mano todos los presentes que lo veían en vivo por primera vez y, curiosamente, un 80% del auditorio la alzó. Algo bastante simbólico y meritorio a la vez, que refleja lo transversal que es su legado.

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Acompañado de una banda de primer nivel, que ejecutó orquestaciones impecables, El Puma ejecutó un repertorio imbatible de clásicos que ha acumulado a través de 60 años de actividad. Éxitos de ayer y de siempre como “Voy a Perder la Cabeza por tu Amor” y “De Punta a Punta” llenaron de emoción y romanticismo los corazones. Vimos disfrutar mucho a gente de todas las edades, pero con especial cariño a quienes ya en sus años dorados se dieron el gusto de ir a disfrutar de esos himnos que marcaron sus vidas. Disfrutaron mucho ese paseo por el carril de pasado, que seguramente los puso de vuelta en episodios importantes de sus vidas en las que estas canciones fueron la banda sonora.

Pero la carrera del Puma no solo ha sido en base a baladas, por eso es que para cerrar con toda la energía desplegó su gran arsenal de canciones alegres y bailables que también han sido parte de grandes celebraciones de décadas pasadas. “Pavo Real”, “Agárrense de las Manos” y “Diosito Santo”, entre otras, pusieron a todos de pie y a bailar sus sabrosos ritmos. Alto final para una noche de nostalgia y alegría, que reafirmó ese pacto eterno entre José Luis Rodríguez y Chile. Un show que este crack latino saca adelante con mucha dignidad, mostrándose muy activo y cercano y cantando bastante bien pese al inexorable paso del tiempo.

Momentos que uno a estas alturas no sabe si se van a volver a repetir. Por eso, y tal como él lo hace a diario luego de ganarse una segunda oportunidad en este mundo, hay que agradecerlos y atesorarlos. Esta noche, sin duda quedará ahí, bien guardado como un lindo y emocionante recuerdo en el baúl de la memoria.

Setlist:
Dueño de nada
Tendría que llorar por ti
Amante eterna, amante mía
Atrévete
Agradecido
Voy a Conquistarte
Silencio
Voy a perder la cabeza por tu amor
La Llamada del Amor
De punta a punta
Culpable soy yo
Tengo derecho a ser feliz
Boca, dulce boca
Pavo real
Agárrense de las manos
Baila mi Rumba
Diosito Santo