7 de junio 2025.
Por Rocío Belén.
Fotografías por Javier Martínez
El esperado show de Kabrönes en Chile, inicialmente programado para el 5 de diciembre de 2024 en el Teatro Coliseo, finalmente pudo concretarse la noche del pasado sábado 7 de Junio en una reunión epistemológica para la comunidad hispano folk, y es que la banda debe ser la única banda tributo que es más original que la misma banda original. Con 4 miembros de la alineación que compuso el aclamado Finisterra del año 2000, se reconstruye esta red de músicos para dar vida al verdadero legado de Mägo de Oz.
Marcan las 21:00 en punto y suenan las gaitas, las guitarras, las flautas, los violines, y comienza la fiesta con “Maritormes” y con ella, un ritual colectivo que duraría casi dos horas. Kabrönes, ese supergrupo de viejos conocidos con nuevas ganas, trajo a Santiago un espectáculo que fue tanto homenaje como celebración. Liderados por un José Andrëa tan carismático como siempre, acompañado por el incansable Carlitos en la guitarra y el versátil Salva en el bajo, reviven himnos de antaño. En esta oportunidad lamentablemente Frank no pudo ser parte de la gira, debido a motivos de salud relacionados a su recuperación tras una intervención quirúrgica, sin embargo y por su propia recomendación, el guitarrista Victor Manuel Conde fue el encargado de hacer vibrar las cuerdas junto a Carlitos.
Uno de los primeros momentos notables fue “El ángel caído”, que no sólo fue coreado como si fuera 2001, sino que vino acompañado de chispas, humo y los primeros agradecimientos al público, con un merecido aplauso al talento nacional, especialmente para el flautista Francisco Martínez, del tributo nacional a Mägo de Oz Triskel, quien se llevó un “seachei” a todo pulmón.
“El que quiera entender que entienda” fue dedicado con suqué al presente Mes del Orgullo, recordándonos que el heavy metal también es trinchera de lucha y libertad, sumándole una divertida sección reggae en el puente. Una de las joyas del legendario Finisterra, del cual se interpretaron nada más y nada menos que siete canciones. Con la melancólica “El cantar de la luna oscura”, llegó un momento de calma y nostalgia, justo antes de un brillante medley instrumental que permitió al resto de los músicos brillar por sí solos mientras José se tomaba un merecido respiro. Ahí vimos las secciones extendidas y arreglos coreográficos precisos entre los miembros de este aquelarre musical, destacando al certero Santiago Vokram del Gesú en el violín, al imponente Joaquín Arellano en la batería y el inquieto Ismael Filteau en los teclados.
Uno de los puntos más emotivos de la noche fue sin duda “Es hora de marchar”, dedicada a los fallecidos Fernando Ponce, ex flautista de Mägo, y a Sergio Cisneros «Kiskilla», ex tecladista, siendo ambos también parte de la producción y composición del icónico Finisterra. Guitarras, violín, piano y flauta en perfecta comunión, culminan en un emotivo abrazo grupal que nos recordó que, más allá del espectáculo, hay una familia detrás de cada banda.
La segunda mitad del show mantuvo la energía a tope y todo fue cuesta arriba. Sonó el ovacionado himno de los insurrectos de la música “Hasta que el cuerpo aguante”, seguida de “El Santo Grial” y “La leyenda de la Mancha”. Los clásicos caían uno tras otro incluyendo tiernos moshpits donde los saltos efusivos y los tímidos empujones marcaban el paso, hasta que llega en complicidad “Astaroth”, con un guiño al talento local que no pasó desapercibido. La vocalista chilena Leash (ex-Triskel) se lució con la fuerza y carisma que ya caracterizan sus presentaciones junto a José Andrëa, dándonos el lujo de poder escucharlos a dúo por segunda vez en lo que va del año, y es que no han pasado ni tres meses desde su más reciente presentación en el Epic Rock Fest, donde vino con su proyecto solista interpretando también en su mayoría canciones de Mägo. En este espacio también hubo tiempo para gestos más personales: cariñosos saludos al staff completo de la banda, un beso tierno de José a su esposa (fotógrafa y community manager), y la firma de algunas piezas que marcaron una buena sección en el cierre de este show.
Tras un breve encore, se escucha fuerte desde el público “¡Oh Finis, oh Terra!”, y es que hubiese sido fantástico gozar de semejante rapsodia en vivo, sin embargo, ante lo pactado en el set llega el gran final y la “Fiesta Pagana” levantó con ganas el carnaval. A estas alturas “Molinos de viento” es el clásico de los ñoños dosmileros, hoy todos ya viejotes, que siguen siendo los niños buenos que se visten de negro. Esta escena parece sacada de un capítulo de The Big Bang Theory, donde te das cuenta que esos jóvenes que alguna vez fueron excluidos por ser un tanto distintos, hoy son los adultos que hacen comunión al son de una sola voz gracias al legado de Mägo de Oz. Para cerrar, la impredecible “Satania” convirtió el Coliseo en un aquelarre pagano donde músicos y público compartieron risas, saltos y un cierre apoteósico con los ya infaltables cañones de confeti que dan por concluído cada show de José en Chile.
Kabrönes no vino a vivir del pasado, sino a abrazarlo con orgullo, reírse un poco de sí mismos y demostrarnos que la música, cuando se hace con el corazón, puede seguir reuniendo a generaciones enteras. El amor que le tienen (y tenemos) a los clásicos de Mägo, cuando sus letras eran contestatarias y adelantadas a su época, es algo que perdura y suena fuerte aún 25 años después de su controversial estreno, trayendo con nostalgia la magia de lo imprevisto, haciendo un llamado a vivir cada día como si fuera el último y disfrutar cada melodía como un romance eterno.
Setlist:
Maritornes
La santa compaña
El ángel caído
El que quiera entender que entienda
El cantar de la luna oscura
Gerdúndula / C’zardas / Sueños diabólicos
Es hora de marchar
Dime con quien andas
Hasta que el cuerpo aguante
El santo grial
La leyenda de la mancha
Astaroth
El fin del camino
Fiesta pagana
Molinos de viento
Satania
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