Por Francisca Neira.

El próximo 25 de septiembre se presentará por primera vez en solitario en Chile la banda británica Kasabian, quienes ya nos habían visitado en 2015 en el marco de la celebración del festival Lollapalooza, instancia en la que fueron recibidos con todo el fervor de sus seguidores nacionales. Tras un cambio de fecha (originalmente este concierto se realizaría en mayo pasado) y la cancelación de un debut agendado en 2012, este mes sí podremos disfrutar de la esperada presentación del último disco de los ingleses, For Crying Out Loud lanzado el año pasado (revive su reseña acá) y que, además de Chile, los llevará a pisar suelos brasileños y argentinos.

Kasabian es una banda formada en 1997 en Leicestershire, Inglaterra, cuando sus integrantes aún eran unos adolescentes compañeros de clase en el colegio. De hecho, su primer EP fue grabado a fines de 1999 y se presentó por primera vez en la celebración del cumpleaños de mayoría de edad del bajista, Chris Edwards. En aquellos tiempos comenzaron a tocar sin baterista estable y sumaron oficialmente a Ian Matthews a sus filas después del lanzamiento de su primer disco y de ahí en adelante todo ha sido sumar para la carrera de estos músicos que han sabido delinear una identidad propia en la escena del rock alternativo y que, aunque se pueden reconocer influencias claras, suenan inconfundiblemente a ellos mismos.

Para la grabación de su debut homónimo, lanzado en 2004, la banda se retiró a una casa de campo alejada del ruido de la ciudad, lo que terminó por dar buenos frutos ya que el trabajo fue recibido de manera positiva tanto por la prensa especializada como por el público inglés y norteamericano. Tanto fue el revuelo que causó la aparición de Kasabian en la escena musical de la primera mitad del nuevo milenio que el segundo y tercer single del LP, “Reason is Treason” y “Club Foot”, respectivamente, fueron incluidos en las bandas sonoras de diversos juegos de consolas y películas, haciendo eco de la popularidad de que ya gozaban dichas canciones y empujándolas a mercados y audiencias a lo que todavía no había llegado. Tal es el alcance de este debut que, hasta el día de hoy, el buscador de Youtube sigue sugiriendo “Club Foot” como la primera opción tras teclear “Kasabian”. Realmente un acierto musical.

Definitivamente la mezcla de melodías suaves con la potencia de las guitarras y el toque bailable del sonido en general dio en el clavo de la presentación de un trabajo interesante, novedoso y fácil de escuchar, características que también se evidenciaron en su segunda placa, Empire (2006), cuya grabación estuvo marcada por la salida de uno de los guitarristas y compositor original, Chris Karloff. Pese a este cambio en la formación del ahora cuarteto, Kasabian se mantenía en el Olimpo moderno de la música británica y era comparado con Stone Roses y Primal Scream de cuya influencia musical, claramente, no escaparon, resultando un sonido característico, con personalidad propia y que mantuvo la buena recepción de la audiencia.

Para el 2009, año de lanzamiento de su tercer trabajo de estudio, West Ryder Pauper Lunatic Asylum, que incluyó las canciones del EP Fast Fuse del año 2007, Kasabian ya era considerada una banda consagrada y, nuevamente, algunas canciones de este disco tales como “Fire” y “Underdog” fueron utilizadas en películas y otras instancias que ayudaron a la promoción del sonido particular de este cuarteto que, si bien a estas alturas mostraban lo que sabían hacer con nuevas creaciones pero sin mayores variaciones de estilo, guardaba un importantísimo as bajo la manga: ser nominados en los Q Awards como uno de los mejores actos en vivo del mundo.

La característica voz nasal de Tom Meighan volvió a sonar en 2011 y 2014 con las respectivas ediciones de Velociraptor! y 48:13, este último producido por el guitarrista de la banda, Sergio Pizzorno y nombrado de esa forma por el tiempo total que dura el LP y que resulta un poco más oscuro que los trabajos anteriores aunque sin perder la esencia de Kasabian que los hizo conocidos alrededor del mundo y que, desde sus orígenes, los ha tenido girando constantemente de manera individual y como cabezas de cartel de numerosos festivales entre los que se cuentan el Glastonbury Festival, Coachella y Vive Latino, por mencionar solo algunos.

El año pasado vio la luz la más reciente producción del cuarteto inglés, For Crying Out Loud, que mantiene la línea estilística ya trazada por la banda en su camino musical y que nos habla de una madurez y de una identidad artística bien asentada que no se mueve con el vaivén de las modas sino de acuerdo a lo que los integrantes de Kasabian sienten y quieren. “Bless This Acid House” es la penúltima canción del disco y ha sido calificada por su autor, Sergio Pizzorno, como “una de las mejores canciones que haya escrito”. Y la verdad es que es fácil coincidir con esa afirmación debido a que sin alejarse de lo que la banda es, pareciera tener otras reminiscencias y apuntar a convertirse en un himno épico que termine por ser el sello de una agrupación que ya cumplió las dos décadas de vida con un trabajo constante, sin interrupciones.

Con todas esas credenciales llegan los en algún momento apadrinados por Noel Gallagher al Teatro Caupolicán el próximo 25 de septiembre, trayendo consigo nada más que su música y energía para ser recibida por un público que hace mucho tiempo ya que los espera en una presentación individual y que promete entregar desde abajo del escenario la misma pasión que, se sabe, emanará desde arriba de él.

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