Por Nicolás Morán.

Desde que se lanzaran las entradas a fines del mes de noviembre del 2017, los fans de Katy Perry estaban ansiosos, y por fin esa ansiedad está llegando a su fin, porque este 8 de marzo tendremos nuevamente en Chile a una de las divas del pop actual más importantes del mundo. La artista hará su presentación en el escenario de la Pista Atlética del Estadio Nacional, y no cabe duda de que será un show apoteósico, porque su arte, es esencialmente eso, poner toda la carne a la parrilla para que sus seguidores disfruten.

Es bien sabido que la estadounidense, oriunda de California, tiene un espectáculo que se caracteriza por ser impresionante y bien cuidado. Además, tiende a usar mucho aparato técnico. Una puesta en escena que incluye: juegos de luces, bailarines y vestimentas estrafalarias, que desafían el sentido convencional del espectador, similar, en cierto modo, a lo que hace Lady Gaga en sus presentaciones, pero con un tono más colorido o inocente, si es que se quiere decir del algún modo.

Cuesta creerlo, sobre todo viendo sus atuendos y sus performances, pero para ubicar a Katy como la súper estrella pop que es hoy, tenemos que recordar que su pasado estaba asociado a la música cristiana y el bajo perfil. El año 2001, lanzó su primer disco bajo su nombre legal, por lo que este sería un trabajo más centrado en la música cristiana, llamado Katy Hudson, y si bien se reconocía que tenía potencial, en realidad no le entregó mucho reconocimiento. Se puede afirmar que su carrera fue un tanto errática hasta el 2007, cuando empezaría a trabajar con Capitol Records, siendo el inicio, y un hito importante, porque es el momento en el que empezó a trabajar con Dr. Luke como productor, y le da a Perry otra visión del negocio. Es en esta época que juntos hacen “Hot n’ Cold” y “I Kissed a girl”, que se convirtieron en éxitos rotundos, por lo que cuando se presentó el disco One of the Boys el año 2008, solo quedaba cosechar las ganancias, porque esos temas terminaron estando en el Top 1 en el Billboard Hot 100 de Estados Unidos, y también en múltiples países de todos los continentes.

Durante el 2010, y luego de ser jueza invitada en American Idol, presentó “California Gurls”, el primer sencillo de su tercera entrega, y que como cabía esperar, terminó siendo también un hit radial a gran escala, pero que palidece ante su hermana “Firework”, que ha vendido 6.8 millones de copias y se ha certificado 9 veces como platino.

Se afirma que Katy Perry es mujer de récord, y dentro de los más destacables, tenemos 2: El primero es que es la primera artista femenina en lograr alcanzar el número 1 con cinco canciones de un mismo álbum, y es la segunda artista en lograr esto, siendo el primero, el Rey del Pop, con Bad, el año 87. El segundo, es que es la primera artista que pasa más de sesenta y nueve semanas consecutivas en entre las primeras diez posiciones de la Billboard Hot 100 de los Estados Unidos. Por lo que con total seguridad, Teenage Dream es su disco más recordado y galardonado hasta la fecha. Tuvo éxito, consiguiendo ventas y aclamación, ya sea de sus fans, como de la crítica especializada.

Ya comenzando el 2012, empezó a trabajar en su cuarto disco, titulado Prism, que tuvo opiniones divididas en cuanto a la calidad musical. Con una faceta más oscura, este disco hace gala de un sonido que avanza hacia algo más adulto, pero que no terminaba de cuajar. Recién el 2013 vería la luz, y aunque tuvo buena aceptación comercial, solamente “Dark Horse” y “Roar” serían sencillos que pegaron, pero que no lograron despegar como con el anterior álbum. Esta percepción se ha mantenido dentro de la crítica con su último trabajo, Witness, lanzado el 9 de julio del 2017.

Lo complejo de este disco, es que no es “malo”, pero no se siente como Katy. Los fans encontraron de mal gusto el tema “Bon Appetit”, por su alto contenido sexual, y porque estaba en colaboración con los raperos de Migos, quienes causaron gran controversia por dichos homofóbicos. En fin, el tema no gustó y solo llegó al número 59 del Billboard, siendo este fenómeno repetido por “Swish Swish”, su tercer sencillo, que solo llegó al 46, lo que para una artista acostumbrada a ser número 1, es un fracaso. Así que salvo un par de temas, cuesta encontrar coherencia en el conjunto de canciones. No hay una identidad clara, y es el reflejo de un cambio de etapa en la vida de una persona que ya pasó su etapa adolescente, y se convierte en adulto.

Se le atribuye esta baja, además, a que dejó de trabajar con Dr. Luke, y los días de hits estilo “One of the Boys” se acabaron. Lo que da como resultado, ver a una cantante que no deja de ser talentosa, pero que se escucha lánguida luego de enormes trabajos de producción como Teenage Dream, y nos muestra lo importante que es tener un buen productor, que sepa leerte como artista y que sepa leer al público. Por lo que esta presentación, y en general, este tour, que se extiende por múltiples ciudades, es muy importante dentro de la carrera de Perry, ya que es la instancia para que se levante una vez más y nos muestre toda la potencia que, sin lugar a dudas, tiene para encendernos nuevamente.

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