Por Jaime Farfán.

Las seguidoras de Taylor Swift argumentan en los últimos meses que, uno de los grandes talentos de la cantante pop del momento, es su capacidad de adaptarse y afrontar diversos estilos. Aunque hay algo de cierto en eso, la carrera de la estadounidense palidece cuando se enfrenta al gran camaleón de esta última década, el imparable colectivo King Gizzard and the Lizard Wizard (KGLW). La banda australiana, conocida por su constante reinvención y exploración musical, y que ha publicado veinticinco discos en menos de quince años, debutará próximamente en Chile por partida doble. Son uno de los nombres principales en el cartel de Lollapalooza 2024, estando primero como sideshow el 14 de marzo en el Teatro Coliseo, y después el viernes 15, en una nueva versión del festival en el Parque Cerrillos.

Desde sus inicios en las aulas de una universidad de Melbourne, la banda ha destacado por su creatividad, chispa y manera innovadora de enfrentar la música. Ya sea diseñando una guitarra eléctrica capaz de desplegar microtonos por el 2017 en Flying Microtonal Banana, o lanzándose en ese mismo año en la misión de publicar cinco discos, o mutando desde la cruda banda de garage para I’m in Your Mind Fuzz a un áspero conjunto de heavy metal en Infest the Rats’ Nets, por mencionar algunas de sus etapas, KGLW no para de girar, dar sorpresas y transformarse, más que la Rosalía de “Saoko”.

La amplitud de su locura genera pasión entre sus seguidores. Es que adentrarse dentro de la discografía de los australianos es una aventura que requiere entereza y valor, pero que está repleta de tesoros, descubrimientos y satisfacciones. Cuando los fanáticos locales se enteraron que KGLW se presentaría en el próximo Lollapalooza, pidieron energéticamente un sideshow. Llegaron a organizar un petitorio en change.org, que juntó casi 500 adeptos. Una pequeña pero fiel barra, ansiosos por recibir a la banda y su conformación actual, liderada por Stu Mackenzie, acompañado por Ambrose Kenny-Smith, Joey Walker, Michael “Cavs” Cavanagh en las baterías, Cook Craig y Lucas Hardwood, todos hábiles músicos que suelen intercambiar instrumentos según el show lo requiera.

Desde el lanzamiento de The Silver Cord en octubre del año pasado, cambiaron las guitarras por los dinámicos sintetizadores disco, buscando inspiración en los sonidos de Giorgio Moroder y Donna Summer. Una odisea que desembarca en dos discos, es música libre de ataduras, en un primer lado que es breve, acotado, que inicia con un combo de cuatro temas, partiendo con Theia, hasta la ondulante Chang’e. El segundo lado es donde realmente la creatividad fluye, extendiendo los mismos temas del lado A hasta lograr noventa minutos de pura y salvaje estamina. Una brillante Swan Song madura en la versión extendida, en una musculosa fantasía de techno europeo.

Si te quieres sorprender, sin duda King Gizzard and the Lizard Wizard es la mejor apuesta que puedes tomar el primer día del Lollapalooza Chile de este año. Entre su amplio catálogo hay canciones para todos los gustos, algunas misteriosas experimentaciones, pegadizos coros pop, trepidantes e hipnóticos riffs de guitarra, y un profundo amor por la música. Así que no dejes de comprar tu entrada, ya sea para el sideshow en el Teatro Coliseo o para la edición 2024 del festival que, una vez más, conquistará tus oídos en el Parque de Cerrillos.

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