La Cumbre del Rock Chileno + 2018, Parte 1: Entre Jorge González y Violeta Parra
Club Hípico, 27 de enero 2018.

Por Jorge Fernández.
Fotografías por Víctor Santibáñez/Francisco Aguilar A.

Durante el día sábado 27 de enero, en el Club Hípico, tuvimos la oportunidad de ver diversas carreras. Algunas de jóvenes promesas, otras de verdaderos emblemas nacionales con más de 40 años de trayectoria, sin embargo, todos corrieron a la par. A nadie fue indiferente a quién tenían a su lado. O al frente. Lo cierto es que estas carreras no eran de caballos y sus jinetes, sino de músicos nacionales y sus éxitos, los cuales fueron montados con estilo y talento sinigual. Era la Cumbre del Rock Chileno + versión 2018 el evento que nos congregaba, era la devoción por la música de nuestro país y dio resultado, pues pese al calor fatigable, los miles de asistentes soportaron los devaneos estivales con holgura e hidalguía desde el primer minuto.

Esta vez, fueron cuatro los escenarios dispuestos. Dos de ellos sonaban al unísono de manera intermitente con el otro par. Cada uno contaba con un nombre ejemplar: Gato Alquinta, Víctor Jara, Jorge González y Violeta Parra. La siguiente nota, como primera parte, hará alusión a los dos últimos, lugares donde se congregó una camada variopinta y atractiva de músicos de los más diversos estilos.

La primera banda en aparecer en escena fue El Cruce y la verdad es que con la calidad que tienen, tal vez merecían una hora un tanto más estelar, no obstante, el público que ya había llegado en gran cantidad, disfrutó y aplaudió tras cada canción. Y es que tienen un sonido pegajoso, cargado del autodenominado blues criollo en el que restriegan talento a partir de todas sus expresiones, especialmente con la voz contagiosa de Felipe Toro y la armónica sostenida en manos de Claudio Bluesman Valenzuela. “La Chinita y Yo”, “Me gustan Todas” y la magnífica “A Encender el Blues” son solo una muestra de la tremenda performance de estos músicos de larga data.

Rama y Santropia también estuvieron al inicio del día. Mismo escenario y sonidos similares en carreras temporalmente dispares. Mientras los primeros tienen sus inicios por allá por 1997, los segundos tienen un disco a su haber y partieron recién hace unos cuantos años atrás. Ambos arrastraron sus marcas personales y generales e hicieron que varios de los presentes hasta ese momento, se congregaran en el escenario que recuerda a nuestra primera “rockera” nacional.

El pop fue un estilo que se hizo presente en gran parte de la jornada en estos escenarios, lo que da cuenta de lo misceláneo que fue el evento esta vez. En términos de género, fueron las mujeres las que sacaron la cara por esta vertiente y lo hicieron de gran manera. María Colores fue la primera en desplegar sus éxitos más reconocidos, entre los que destacaron “Un Lugar” y “Me Gusta la Vida”; lo de Camila Gallardo ya no es novedad: hace rato que viene hincando el diente en los oídos nacionales y eso la ha llevado a ser cada vez más reconocida. Su tremenda voz fue escuchada en todos los rincones del lugar destacando canciones como “Abrázame” y el reciente descubrimiento “Ven”, adelanto de su próximo disco; Denise Rosenthal es otra fémina nacional que viene, desde hace rato ya, haciendo las cosas bien. Su debut en los escenarios que conforman este magnánimo festival fue acompañado por un hermoso grupo de bailarinas durante parte de su presentación. Como siempre, además, destacaron temas como el apaciguado “Isidora” y su reconocido “Cambio de Piel”; lo de Supernova es más difícil de explicar. Basta decir con que su batería de éxitos pasados sigue vigente pese a las extrañas formaciones y deformaciones que han tenido a la fecha. Ya no son tres sino dos y ambas no eran de la misma generación, pero el molde dio resultado y el coro generalizado en canciones como “Maldito Amor” y “Tú y Yo” lo dejó absolutamente demostrado.

Siguiendo con el toque femenino, hubo dos bandas que tenían a una mujer encabezándolas. Ambas de épocas y estilos totalmente distintos, pero dejando en claro el poder que se puede crear al tener a una denominada frontwoman, por muy anglosajona que suene dicha determinación. Crisálida cuenta entre sus integrantes con la gran voz de Cinthia Santibáñez, quien maneja el escenario a su antojo y lo demuestra en cada interpretación vocal. La mítica banda Aguaturbia, por su parte, tiene entre sus filas a Denise, artista fundadora de la banda por allá por el año 1969. Entre rock progresivo de una y picodélico de otra, ambas bandas suscitaron interés del público durante sus pulcras presentaciones.

Entre la canción protesta y la esperanza alentadora de una paz interior. Podemos aunar a otro conjunto de músicos: Portavoz representa la primera acepción y así lo dejó demostrado, no solo en canciones como “Escribo Rap con R de Revolución” sino también en su discurso constante de lucha intransigente y contestaría en compañía de artistas de la talla de Matiah Chinaski o solo con su micrófono, escupiendo palabras y mirando a los ojos con rabia contenida; Movimiento Original y Gondwana desfilan por la segunda vereda. “Siempre Natural” de los primeros o “Armonía de Amor” de los segundos lo comprueban por sí mismos.

Lo de Matanza es algo único que no se puede encasillar con ninguna de las bandas y artistas mencionados ni con los que se mencionarán, tal vez. En ellos, que fueron los encargados de cerrar la jornada, existe un punto medio entre la música electrónica, en fusión constante con las raíces latinoamericanas y, especialmente, nacionales. Salieron en extremo tarde, pero no por eso no pudieron hacer bailar y disfrutar a todos quienes estuvieron con ellos hasta el final.

Si de usar sintetizadores se trata y fusionarlos de manera compacta con ese rock experimental potente de los años 80, no hay nada más que hacer que hablar de una banda como Electrodomésticos. De la mano del tremendo Carlos Cabezas como frontman, en el escenario dedicado a Jorge González realizaron una presentación que recordó, principalmente, todos los éxitos que han marcado su intermitente, pero a la vez potente carrera musical. Canciones como “Detrás del Alma” y la ultra reconocida “El Frío Misterio” brillaron en todo su esplendor.

El rock más pop y masivo estuvo a cargo de dos agrupaciones y un artista que a estas alturas, ya está consagrado dentro de los escenarios, pese a pertenecer a una reciente generación. López es una banda que aún no ha logrado cuajar del todo con el público. Quizás mucho tiene que ver la comparación inmediata con Los Bunkers, pues dos de sus integrantes pertenecían a esta agrupación. Lo cierto es que poco a poco van logrando dar con la tecla precisa. Así por lo menos se notó en los coros más recurrentes de la gente con respecto a los temas de su placa homónima de 2016 o con la cercanía que lograron al presentar nuevas canciones para su repertorio 2018; De Saloon es una banda nacional insigne de los escenarios de la primera década de este nuevo milenio. No hace mucho volvieron al ruedo y eso se notó en los cientos de fanáticos que se congregaron a la hora de su presentación para corear todos sus éxitos entre los cuales destacan “Déjalo Ya”, “Para Ti” y “Té” solo por nombrar unos cuantos; Gepe es de esos artistas distintos e innovadores con el que no sabemos realmente que esperar hasta que las cosas suceden. Su fusión musical, su fascinación por montar un espectáculo de calidad y el talento enmarcado en su composición y en el sonido de sus instrumentos son los pilares fundamentales que sostienen su presentación. “Fiesta”, “Hablar de Ti”, “En la Naturaleza”, “Fruta y Té” y una referencia directa a la gran artista nacional Margot Loyola, son solo una muestra de lo heterogéneo y magnífico que logra el espectáculo de este cantante sanmiguelino.

Otra banda generacional que transita por la misma vereda es Ases Falsos. Con una presentación de músicos que saben lo que hacen y la solidez sempiterna de Cristóbal Briceño desplegaron un arsenal de canciones populares y reconocidas entre las que destacaron “Fuerza Especial”, “Simetría” y “Pacífico” que comenzó con una cita a la memoria del gran Nicanor Parra, personaje muy mencionado durante toda la jornada musical.

Joe Vasconcellos también es carta segura. Si bien no hay mucho nuevo que mostrar, sí es una fiesta escucharlo en todo momento. Y es que temas como “Mágico”, “Solo por Esta Noche”, “Hijo del Sol Luminoso” y “La Funa” son cantados de punta a cabo por todos quienes respiran con su música mixturizada de sensaciones.

Hablar de lo que provoca Chancho en Piedra en sus fanáticos es redundar. Son sólidos con el setlist que se propongan, pues su repertorio musical permite que puedan modificarlo a su antojo. Esta vez tuvimos la oportunidad de escuchar tanto canciones ya consagradas de su reciente disco como algunas piezas emblemáticas de sus primeras placas. Entre estas últimas, se hace necesario mencionar a “Güeina” y, por sobre todo a “Sinfonía de Cuna”, su homenaje en vida de hace más de dos décadas a nuestro antipoeta nacional.

Y, siguiendo con esta maratónica jornada y con el culto a Nicanor, se hizo presente en el escenario un show de parte del clan vivo de los Parra: Javiera y Ángel recorrieron Chile y diversas partes del mundo tributando Las Últimas Composiciones de su abuela Violeta. La presentación no estuvo exenta de homenajes familiares pues en ella aparecieron diversos nombres que ya no están con nosotros: Roberto Parra al empezar las cuecas y su padre Ángel previo al «Rin del Angelito», pero sin duda, lo mejor de todo, fue que las últimas palabras del concierto y de la canción “La Cueca de los Poetas” fueron “Corre que ya te pilla Nicanor Parra” con un fondo blanquinegro en forma de mosaico dedicado al rostro del gran escritor.

En toda Cumbre del Rock se hace un homenaje especial a algún artista o grupo consolidado. El turno esta vez correspondió a la legendaria banda Los Jaivas, con una trayectoria de más de medio siglo y con tremendos éxitos de la talla de “Mira Niñita”, “Todos Juntos” y “Sube a Nacer Conmigo Hermano” por nombrar algunas de modo azaroso y popular. Pero hablar de Los Jaivas merece más que una intervención como parte de un show y ya tendrán la medicina correspondiente para sanar la herida de esta breve mención.

Lo cierto es que, pese al devastador calor de la tarde y al retraso sostenido de las presentaciones, que se mantuvo durante todo el día y que hizo que, en ocasiones, más de dos bandas se presentaran al mismo tiempo, la maratónica jornada nos dejó puras alegrías y, lo mejor de todo es que fueron alegrías nuestras, de sangre nacional y cargadas de un virtuosismo que no tiene nada que envidiar a otros festivales musicales.

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