6 de septiembre 2025.

Por Ricardo Olivero.
Fotografías por Marcelo González.

Este sábado 6 de septiembre, fuimos atrapados nuevamente por el carnaval y el desenfreno de La Floripondio. En un Club Chocolate repleto, la banda hizo bailar y cantar a más de mil asistentes, quienes ratificaron por qué «La Flori» es una de las agrupaciones más queridas y seguidas en el territorio nacional. Han pasado 30 años desde aquel reportaje del extinto programa El Mirador de TVN, que en 1995 nos mostraba a Aldo “El Macha” Asenjo combinando las presentaciones de la banda con su labor de vender verduras, tocando con amplificadores de piso y una micro abandonada como telón de fondo en Villa Alemana. Esos orígenes contrastan con lo vivido anoche: un local con las entradas completamente agotadas, y un público disfrutando de la «licuadora musical» que desplegó la banda con su sello inconfundible de ska, punk, reggae, cumbia y rock. Su show ratificó el estatus de ser uno de los conjuntos más importantes de nuestro país.

El Macha no es solo el líder carismático de la banda, sino también un creador innato que supo transitar desde las catacumbas del underground a la elaboración de proyectos masivos y populares como Chico Trujillo y Bloque Depresivo. Sin embargo, La Floripondio se mantiene como la piedra angular de esas expresiones, combinando con éxito el descontento social y el mensaje de fondo con la fiesta popular y la cotidianidad de un país que, de norte a sur, se siente identificado con su música.

La fiesta comenzó con material nuevo que encendió los motores para luego disparar con “Bollo” y proseguir con el tema “Vacunaska”, un clásico indiscutido de la banda que dio inicio a la locura de la gente. El frenesí no cesó durante toda la presentación. La banda nos bombardeó con más desenfreno con temas como “1, 2, 3 a levantarse” o la mítica “El ska de Lolo Mario”, que a esa hora tenía a todo el Chocolate bailando al ritmo demencial de la banda.

Los clásicos no paraban, y fue así como “Dime qué pasa” y “Bailando como mono” se tomaron la noche, generando a esas alturas una suerte de karaoke que hacía retumbar el Club hasta los cimientos. “Vacaciones para siempre”, del disco Paria, nos remonta al cambio de estación venidero y nos hace soñar a todos con lo lindo que sería que fuera febrero. Pero al menos nos dio un descanso por una noche, bailando este himno del placer y del goce, que se mezclaba perfecto con “Tiemblan los bares”, del disco Gimnasia para momias, que encendió aún más la fiesta y mantuvo al público activo en su danza frenética.

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Hubo espacio para las zampoñas y el charango en temas como “Tundiki” o el clásico “7×7/10×10”, recordando el turno de faenas mineras y los sonidos del norte del país. Esto demostró la importancia de lo originario para la banda, que ha sabido no solo acoplarlo a su sonido, sino que también reivindicarlo a través de él, enalteciendo a los pueblos originarios tanto del norte como del sur. Lo mezclan con su toque personal en una amalgama perfecta que toca la fibra más íntima de la gente, sobre todo la de provincia, que es de donde proviene la banda.

En las visuales de apoyo, hubo espacio para el recuerdo del destacado músico nacional oriundo de Antofagasta, Claudio «Pajarito» Araya, quien lamentablemente falleció en 2024. Las imágenes nos mostraron que su influencia y legado en todos los proyectos de El Macha siguen vigentes, y que el rescate sonoro de su labor es el mejor homenaje que se le puede hacer. También en las imágenes vimos al carismático, mítico e histórico guitarrista de la banda, Rodrigo “Pescao” Neira, que si bien no está presente en el escenario (y se extraña mucho), sigue en el alma de la banda. Esta se encarga de hacer un guiño a su fanaticada más histórica, con las imágenes de «Pescao» tocando y bailando al son de sus composiciones.

El repaso de su setlist tuvo algunas variaciones de sus últimas presentaciones en la capital, pero mantuvo un esqueleto de consagración y gusto de la gente, que repasa varias de sus placas más significativas como La manda del ladrón de Melipilla, Dime qué pasó, Atontahuayoprensao o Hipertenso. Sin duda, siempre quedan clásicos afuera de su extensa discografía (algunos por acá aún soñamos con volver a escuchar “Zunga de cuero” en vivo), pero el show es impecable y con poca interacción con el público. La música es el actor principal, y la banda logra una conexión única con su público, que está dispuesto a seguir repletando el local donde sea que se presenten. El show fue cerrando con “Nunca fuimos tan caribeños”, la clásica “Vuelan las protestas” y “Si hago lo que quiero me convierto en descontrol”, un himno contra la moral y las buenas costumbres que nos invitan a empezar la celebración de septiembre con todo lo que tengamos.

Una nueva jornada redonda para la banda y el público. Un merecido éxito para los que vienen de muy abajo y la consolidación de un pilar fundamental de la música chilena a estas alturas, que como siempre nos invitó a «fumar bueno y a pasarlo la raja». Terminado el show, nos fuimos rapidito, «porque bailando en discotecas no me voy a quedar». ¡Larga vida a la Flori!

Setlist:
Tema nuevo
Bollo
Vacunaska
1, 2, 3 a levantarse
Tsunami
El Ska de Lolo Mario
Dime qué pasa
Bailando como mono
Elegante
Vacaciones para siempre
Tundiki
7 por 7 / 10 por 10
Mapochoes
Tiemblan los bares
Fiebre
Crecí deformado
Entre fantasmas
Fumen bueno
Fuck you
Arabish
Andamos en nada
Nunca fuimos tan caribeños
Y es de día
Vuelan las protestas
Si hago lo que quiero me convierto en descontrol

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