Parque Bicentenario de Cerrillos, 21 de marzo 2025.

Por Carlos Barahona.

En un clásico que marca por una parte el fin del verano y por otra el inicio de la temporada musical se ha convertido Lollapalooza, que para esta edición 2025, se ve fuertemente marcado por un line up variadísimo en estilos, propuestas, sonidos y público objetivo. El Parque Bicentenario Cerrillos una vez más es el punto neurálgico de esta cita, estando cada vez más preparado para recibir a miles de personas, siendo este año los días 21, 22 y 23 de marzo las fechas elegidas. Un fin de semana intenso, en el que trataremos de transmitir lo que será una experiencia llena de estilos, sonidos e imágenes que abarcan el amplio espectro de la música.

La jornada partió el viernes 21, incluso antes de la hora pactada para la apertura de puertas. Centenares de jóvenes ya estaban listos y dispuestos para conseguir la mejor ubicación. Los brillos, lentejuelas y colores platinados, morados y rojos predominan en el ambiente. La artista que genera más expectación en la jornada inaugural por lejos es la novel Olivia Rodrigo. Si bien al momento de poder ingresar al parque, la situación fue un poco caótica, literalmente con gente rodando y generando polvo por quedar lo más adelante del Cenco Malls Stage, nada pasó a mayores y no hubo desgracias que lamentar.

Enfocándonos en la dimensión musical, una de las gracias de asistir a un festival, además de disfrutar a tus artistas favoritos es poder descubrir a otros que no conoces, y que incluso se pueden convertir en parte del soundtrack de la vida. Una situación así sucedió con los encargados de poner la amplificación en máximo volumen. Son los rosarinos de Indios, quienes son parte de esta camada de rock pop argentino, que con cuerdas y riffs potentes pero cálidos, rápidamente cautivaron y se llevaron los aplausos del respetable. Liderados por Joaquín Vitola, marcaron un grato momento de distensión y fiesta.

Una de las gracias de Lollapalooza es que mientras termina un show, otro comienza rápidamente. Así fue el turno de Elena Rosé, quien abrió el escenario Banco de Chile a las 15:00 horas. Con su mezcla de pop urbano, letras sensuales y una vibra sofisticada, Elena interpretó temas como «La ducha» y «Bayamón», demostrando por qué ha pasado de compositora de grandes artistas a una voz propia en ascenso. Su entrega fresca y segura marcó un cálido inicio para un escenario que más tarde viviría momentos intensos.

El argentino Dante Spinetta se tomó el Cenco Malls Stage, a eso de las 15:45 horas. El ex Illya Kuryaki y figura clave del funk y el hip hop latino presentó una selección de temas de su álbum Mesa Dulce (2022), desplegando un groove inconfundible que animó a los primeros asistentes con una mezcla de sofisticación rítmica y carisma escénico. El sonido latino predominó en el ambiente de los escenarios más grande, ya que poco después, a las 16:30 horas, la chilena Soulfía encendió el Banco de Chile Stage con su combinación de R&B, soul y música urbana. Con una propuesta estilizada y sensual, la artista presentó su más reciente sencillo “Acaramelada”, además de otros éxitos de su repertorio, como “Pantera”. Su presencia confirmó que es una de las voces femeninas más sólidas de la nueva generación local, realizando una presentación en la que explotó toda su versatilidad vocal, con versiones pulidas y diversas de su repertorio, además de presentar la primera colaboración de la velada, al invitar a cantar con ella al fenómeno local del momento, Kid Voddoo. Es un agrado ver que artistas locales se toman los escenarios más importantes, en horarios en los que una alta cantidad de espectadores les pueden ver y conocer.

A las 17:15 horas, dos shows potentes comenzaron en simultáneo en diferentes escenarios. Por un lado, Joe Vasconcellos en el Cenco Malls Stage, con un show lleno de alegría y conexión con el público. Clásicos como “Las seis”, “Mágico” y “Huellas” hicieron cantar a coro a generaciones completas. Por otro, en el Perry’s Stage by Cenco Malls, Polimá Westcoast hizo bailar a una audiencia joven y entusiasta al ritmo de “Ultra Solo”, “Kawaii” y “Sextime”. El chileno, acompañado de una puesta en escena moderna, consolidó su lugar entre los artistas más populares del reguetón y trap internacional, rescatando por una parte sus orígenes, en una celebración de su identidad afro-sudamericana, y también invitando a otros exponentes del género, como Young Cister y Pablo Chill-e.

Más tarde, a las 18:15 horas, el argentino L-Gante hizo su esperado retorno a Chile, también en el Perry’s Stage. Su cumbia 420 y su flow característico sacudieron al público con temas como “L-Gante RKT” y su colaboración con Bizarrap. Entre banderas argentinas y celulares alzados, el artista convirtió el sector en una fiesta popular. Mientras esto ocurría, el Banco de Chile Stage se llenó de emoción con la esperada presentación de Girl in Red, la artista noruega que ha sabido capturar con honestidad los dilemas de la juventud contemporánea. Con su indie pop confesional, interpretó temas como “I wanna be your girlfriend”, “We fell in love in october” y “Serotonin”. Su show, íntimo pero poderoso, conectó profundamente con una audiencia joven y diversa, que la aplaudió como un símbolo de sensibilidad, libertad e identidad queer.

Posterior a esto, el joven estadounidense Benson Boone subió al Cenco Malls Stage con una propuesta más melódica y emocional. Con solo 22 años, el cantante demostró su potencia vocal y sensibilidad interpretativa con canciones como “Ghost Town” y “Beautiful Things”, generando un clima más íntimo en medio del vértigo del festival, pero también demostrando su potencia rockera, siendo uno de los debuts más esperados de la jornada de día viernes.

Mientras caía la noche, a las 20:00 horas, el legendario Claudio Narea sorprendía a todos con un show cargado de historia y energía en el Smart Fit Stage, en reemplazo de Fontaines D.C., quienes cancelaron su participación por problemas de salud de su vocalista. El exguitarrista de Los Prisioneros interpretó himnos como “Sexo” y “We Are Sudamerican Rockers”, además de clásicos de su banda a posteriori, Profetas y Frenéticos, reviviendo así la esencia de una banda fundamental para el cancionero popular chileno. En paralelo, el escenario Banco de Chile vibró con el groove caribeño de Rawayana, banda venezolana que ha sabido consolidarse como referente del “trippy pop” en América Latina. Con una mezcla de reggae, funk, psicodelia y crítica social disfrazada de baile, interpretaron temas como “Fuego Azul”, “High” y “Binikini”, rodeados de una atmósfera cálida y descontracturada que conectó de inmediato con el público.

El broche de oro llegó a las 21:30 horas, cuando Olivia Rodrigo, una de las figuras más esperadas del festival, subió al Cenco Malls Stage para cerrar la jornada. La cantante y compositora estadounidense conquistó al público con su honestidad, fuerza escénica y una voz que canaliza a la perfección la angustia y rebeldía de la generación Z. El repertorio incluyó sus mayores éxitos, como “Driver’s license”, “Good 4 u”, “Vampire” y “Get him back!”, acompañados por imágenes en pantalla que enfatizaban la estética de sus discos SOUR y GUTS. La joven artista no solo ofreció un espectáculo de altísimo nivel, sino que también se confirmó como un ícono emocional para miles de fans. Con una mezcla de potencia rockera, con fraseos que recordaban a mujeres icónicas como Gwen Stefani – Olivia hizo un íntimo cover de “Don’t speak” – y Kathleen Hannah de Bikini Kill, pero también con un sonido country que evocaba a pasajes de Taylor Swift, la naciente estrella de la música mundial se abre paso, posicionándose como una de las artistas populares más potentes en la escena del pop rock internacional. Otro elemento importante a destacar, y como reflexión, es la relevancia de que las nuevas generaciones crezcan teniendo a mujeres como referentes, llenas de fuerza, pero también de sensibilidad, abarcando espectros diversos de la complejidad humana, alejándonos de ejemplos más tóxicos llenos de virilidad y expresiones menos sensibles.

Mientras algunos ya comenzaban a abandonar el parque, a las 22:45 horas el trío australiano Rüfüs Du Sol se tomó el Banco de Chile Stage para cerrar la jornada con una experiencia sonora y visual absolutamente inmersiva. Con una puesta en escena cargada de luces envolventes, visuales caleidoscópicos y una precisión musical impecable, el grupo desplegó lo mejor de su repertorio, con temas como “Innerbloom”, “Alive” y “Next to Me”. Fue una clausura etérea, vibrante, casi mística, ideal para cerrar una jornada que lo tuvo todo.

Entre música, luces, outfits llamativos y una comunidad diversa, la primera jornada de Lollapalooza Chile 2025 ofreció una muestra potente del presente musical global e intergeneracional. Fue una maratón de emociones, estilos y voces que reflejaron los matices de una generación que busca y celebra la música como lenguaje de identidad, resistencia y encuentro. También fue una celebración del estilo y la autoexpresión. Los pastos del parque se transformaron en una pasarela de looks vibrantes, glitter, transparencias, plataformas, crop tops, maquillaje neón y outfits intervenidos a mano. La moda no fue solo una declaración estética, sino también política: libertad, identidad y pertenencia se manifestaron a través de cada accesorio.

Lollapalooza sigue siendo una radiografía emocional de las nuevas y viejas generaciones, abrazadas en un recorrido por múltiples estéticas musicales, probando una vez más que la música es un espacio fundamental para encontrarnos, expresar lo que somos y, sobre todo, sentirnos vivos.