Artista invitado: Blednost
29 de abril 2025.
Por Diego Reyes.
Fotografías por Sebastián Umaña.
Machine Girl se ha labrado un nombre en la escena musical contemporánea a través de álbumes de estudio que exploran las fronteras del Digital Hardcore y el Breakcore con una estética marcadamente inorgánica y sistematizada. Sus composiciones, caracterizadas por ritmos implacables y una producción pulcra, ofrecen una experiencia auditiva donde la aleatoriedad parece cuidadosamente erradicada en favor de una precisión casi cibernética. Esto se evidencia con su álbum debut WLFGRL (2014), disco cuya particularidad es que te encontró a ti y no al revés mediante la plataforma de YouTube. Tal como nosotros, muchos otros agradecen al algoritmo que permitió hallarlo. Hoy se manifiestan por primera vez en Chile presentando su nuevo disco MG Ultra lanzado a finales del año pasado.
Para comprender el contexto de esta propuesta sonora, es útil recordar los orígenes del Digital Hardcore a principios de los 90 en Alemania. Alec Empire y su banda Atari Teenage Riot emergieron como los pioneros del género con el álbum Delete Yourself! (1995), cuyo nombre es un juego de palabras de lenguaje digital que involucra la tecla “Delete” en inglés. Se caracterizó principalmente por exponer la energía del hardcore punk pero, obviamente, con la frialdad del sonido digital. Es más profundo que simplemente querer jugar con las herramientas de lo digital que supera las capacidades humanas puesto que era un método para revitalizar el Punk y, con ello, seguir el legado de críticas sociales y políticas. Alec fundó la discográfica Digital Hardcore Recordings y he ahí el porqué del nombre del género. Contemporáneo a ellos también estuvo Richard D. James o “Aphex Twin”, su seudónimo, que con Selected Ambient Works 85-92 (1992) estaba impulsando el origen del Techno Ambient, género que ni al mismo artista le agrada el epíteto, pero que logró aunar esta apacibilidad del ambiente con lo bailable del Techno. Es importante hacer este matiz porque Machine Girl vendría siendo una mezcla entre ambos, lo que empujó el género más allá.
Ha destacado por una aproximación que, si bien comparte la intensidad rítmica y la crudeza sonora de sus predecesores, a menudo se sumerge en texturas más abstractas, con espacios armónicos, futuristas más característicos del Breakcore y con también pasajes de Ambient. Pero son tantos los recursos digitales que una propuesta en vivo tiene pocas expectativas más que una fiesta electrónica con un DJ. Te hace preguntar si es válido intercambiar la experiencia del concierto a escucharlo fuerte en tu casa.
La noche en el Metrónomo comenzó con la energía de los teloneros Blednost, un exponente chileno del Hardcore Digital. El recinto es reconocido por ofrecer una calidad de sonido notable, especialmente en los bajos, y la banda desplegó una propuesta donde la voz distorsionada se integraba como un instrumento más en medio de ritmos sincopados que incitaban al baile frenético que a veces superan los 220 beats por minuto. A pesar de algunas inconsistencias en la mezcla de las pistas, comprensibles dada la aparente ausencia de un setlist predefinido, los nacionales lograron encender al público, anticipando la intensidad de la noche. Sin embargo, la adición de una batería orgánica al cuarto tema generó una incipiente contraposición sonora de lo digital con lo orgánico que, a muchos, no terminó de amalgamar.
Al cabo de un receso de media hora, Machine Girl inició a las 21:00 en punto. Si bien se ha consolidado en la escena del Digital Hardcore/Breakcore con producciones frenéticas y texturas digitales complejas, su directo revela una faceta completamente nueva y visceral. No solo estaba el frontman Matt Stephenson, sino también Sean Kelly en la batería y Lucy Caputi en la guitarra. Era una banda completa. Además de Machine Girl, el trabajo de ambos instrumentistas es angosto, pero que una vez parte «…BECAUSE I’M YOUNG ARROGANT AND HATE EVERYTHING YOU STAND FOR» o “BIYAAHEYSF” en corto, las dudas se disiparon. Era una experiencia nueva. Lo digital quedó de lado, como un recurso. Los instrumentos aportan mucho, demasiado. Lo transforman en algo más. La crudeza de esta producción gritaba Hardcore Punk e incluso Noise Metal. La banda no solo interpreta los temas, sino que los reinventa con una fuerza arrolladora, similar a cómo Death Grips eleva su propuesta con la presencia de Zack Hill en la batería. Esperaba que el frontman solamente cantase sobre una base, similar a la apuesta de Blednost. El trabajo del sonidista, Robin, es implacable, solo podemos vitorearlo.
La atmósfera cambió aún más cuando en el séptimo tema “The Fortress”, Matt sacó un bajo eléctrico distorsionado y esto parece una mezcla entre breakcore y mathcore. No nos engañan: esta es una banda con corazón metalero. Entre los headbangs que lentamente me transforman en un thrasher, el cúmulo de gente en primera fila no cesan de moshear. Matt, como era esperado, habló con el público en espanglish para anunciar que nosotros “Are being grindhoused” y anunciando así el inicio del décimo tercer track “Grindhouse”. Después de aquello, bebió agua de su botella, para luego lanzarla al público que la recibió con dedicación. Este punto marcó el paso a los temas más “bailables” e intrínsecamente mosheables. Y con ello me hizo click la composición del público: matones calvos metaleros trulimaluli y gente con mallas negras en los antebrazos, típico del hardcore digital. Es para ambos.
Cuando anunció que quedaba una canción más, Matt se lanzó al público y estuvo gran parte de la duración de “Psychic Attack” siendo alzado antes de volver al escenario. Este era un track que no habíamos escuchado antes en estudio y al llegar a casa nos encontramos que suenan totalmente diferentes. Aparte de la misma base electrónica, no son realmente comparables. Los gritos del vocalista, guturales y desmedidos, junto con su sintetizador que arreglaban un muro de sonidos distorsionados.
Obviamente no era la última, y cuando Matt volvió hizo un pun sobre Chile “I must say one thing about Chile: you are not chill” *badum tss* hizo la batería. Para el cierre definitivo, se subió a la barra del bar de Metrónomo, algo que ya ha repetido en otros conciertos con el mismo track de “Batsu Forever”. Mientras el baterista y guitarrista la rompen con este Mathcore, Matt era arrastrado por el público… ¿hasta la salida? De un modo inaudito, apenas culminó la pieza, se dirigió al baño del recinto, para luego gestarse la salida del público.
La experiencia en vivo de Machine Girl desdibuja las fronteras entre el frenetismo digital de sus álbumes de estudio y la potencia arrolladora de una banda de Technical Metal como Car Bomb. La voz desinhibida de Matt, con una entrega que evoca la intensidad de un MC Ride, se entrelaza con un muro de sonido donde la batería retumba en el pecho y las guitarras escupen distorsiones que recuerdan a la precisión de Animals As Leaders o la brutalidad rítmica de Meshuggah. Si bien en estudio las comparaciones con LustSickPuppy son evidentes, el directo los catapulta a un territorio sónico donde la crudeza de la producción amplifica una visceralidad inesperada para una banda de raíz digital. El trabajo impecable del sonidista es fundamental para amalgamar esta tormenta sonora.
Concluímos que al retirarnos del concierto, los álbumes de estudio parecen insulsos en comparación a lo vivido. Honestamente, no nos considerabamos exactamente un fan. ¿Ahora? Nos sentimos privilegiados de haber asistido. Qué ganas de haber mosheado, pero hubieramos perdido el celular. Un espectáculo totalmente recomendable y que esperamos pueda volverlo a repetir. Come back to Chile again you freak!
Setlist:
…Because I’m Young Arrogant and Hate Everything You Stand For
Nu Nu Meta Phenomena
On Coming
Bitter Snares
Her Lizard
Dance In The Fire
The Fortress
Scroll Of Sorrow
Iconic Funk
Dread Architect
Innerface
Until I Die
Grindhouse
Cicadas
Xleepy
Athot
Schizodipshit
Psychic Attack
Black Glass
Batsu Forever
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