Banda invitada: Mawiza.
22 de abril 2024.

Por Paulo Domic.
Fotografías por Francisco Aguilar A.

Después de 25 largos años, Mercyful Fate volvió a teñir de oscuridad una tarde santiaguina con su heavy metal único que tan profundamente ha impactado hasta en las vísceras de sus fieles fanáticos chilenos. Una espera que por años parecía solo una quimera y que finalmente se convirtió en un sueño cumplido para muchos de quienes estuvimos ahí presentes durante esa cita con la historia. Con el escenario aún caliente luego de dos tremendas jornadas que el Movistar Arena acogió durante The Metal Fest, la banda de Shermann y Diamond entregaron una presentación intensa y llena de clásicos que quedará en el recuerdo por siempre.

Hasta el verano europeo de 2022, Mercyful Fate no había tocado en vivo durante este milenio. Las 37 fechas que ofrecieron en el viejo continente y los Estados Unidos durante ese año, fueron todo un acontecimiento para sus numerosos fanáticos que solo a través de la carrera solista de su cantante, King Diamond, se aproximaron un poco al legado durante estas dos últimas décadas. Así que era de esperarse que el anuncio de la reunión del emblemático cantante con el guitarrista Hank Shermann sería una noticia enorme cuando ocurrió en 2019. Pero la pandemia se interpuso y finalmente tres años después pudieron volver a la carga en esta gira que ahora, luego de más de un año de inactividad, aterrizará en América Latina. Primero sobre nuestro Movistar Arena y el fin de semana próximo en el gigantesco Summer Breeze de Brasil.

La jornada la abrió el grupo chileno Mawiza, cultores de metal de raíz que interpretan cantando en mapudungún. Una banda que viene hace mucho tiempo haciendo bien las cosas y que, pese a que la galería virtual no estaba feliz de su anuncio en la antesala, el cuarteto estuvo totalmente a la altura. Formados en 2014, el objetivo de sus integrantes ha sido preservar las raíces ancestrales que corren por sus venas, junto con visibilizar su cultura e historia, manteniendo vivas sus tradiciones y difundiendo la lucha Mapuche. Ataviados con capuchones oscuros, desplegaron su potente propuesta ante un público aún creciente que con mucho respeto y bastante tranquilidad apreció su presentación de 30 minutos, donde se entregaron por completo a una audiencia que definitivamente venía por un metal distinto pero que de todas formas tuvo la deferencia de premiar su profesional puesta en escena con generosos aplausos, especialmente cuando interpretaron su cover de “Battery” de Metallica.

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Cerca de las 21:10 sale a escena la impresionante figura de King Diamond con su pontificio atuendo y satánica máscara cornamentada para desatar la locura total. La audiencia por fin despertó y se hizo sentir con fuerza para inmediatamente comenzar con un clásico como “The Oath” que hizo delirar a los fanáticos que por tanto tiempo esperaron ese momento. A continuación siguió “A Corpse Without Soul”, confirmando lo que ya habían adelantado en entrevistas previas: esta sería una noche de viejas canciones.

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La única excepción a esa regla fue “The Jackal of Salzburg”, canción que aún no es editada oficialmente y que ya llevan tocando bastante tiempo. El resto, fue un bombardeo constante de himnos que nos remontaron exclusivamente a su EP homónimo de 1982, Melissa de 1983 y Don’t Break the Oath de 1984. Básicamente lo mismo que vienen tocando desde el 2022, lo cual no fue un problema en lo absoluto ya que es ese el período de la historia de la banda que más atrae a sus fanáticos, el que representa el inicio de una revolución musical y estética en el heavy metal, llevándolo a un terreno de oscuridad que otras bandas como Saxon, Accept, Iron Maiden o Judas Priest no visitaban. Eso los puso cerca de una escena más underground que fue una fuerte influencia para bandas que comenzaban a construir sonidos más extremos y oscuros a través del black o el doom. La clave: riffs que siguiendo el legado de Black Sabbath clásico venían cargados de tonos siniestros, las líricas inspiradas en satanismo y ocultismo; y la voz única de King Diamond que, pese a que tiene muchos detractores, le da a Mercyful Fate su identidad terrorífica y teatral, más aún a través de su maquillaje y extravagante puesta en escena.

El recital fue corto. Esa fue la única si podemos decirle crítica que sonó al unísono entre los asistentes al finalizar el concierto. Porque en lo que respecta a sonido, selección de canciones, escenografía, intensidad de la banda y ejecución musical, no hay mucho que observar. La voz de King Diamond, con algunos naturales vaivenes considerando los 67 años del cantante, estuvo muy bien y su sola presencia hipnotiza como los ojos de una víbora. Un excepcional maestro de ceremonias para un ritual siniestro que terminó con “Satan’s Fall” y “To One Far Away”, dejando con gusto a poco a la audiencia, pero con el dulce sabor de regresar a casa con un recuerdo imborrable de una cita con la historia del metal. Sólo nos queda esperar que la promesa que hicieron de regresar se cumpla y que, en esa próxima oportunidad, podamos disfrutar de sus nuevas canciones y también del glorioso repertorio de los cinco discos que editaron en el segundo período de su historia, entre 1993 y 1999.

Setlist:
The Oath
A Corpse Without Soul
The Jackal of Salzburg
Curse of the Pharaohs
A Dangerous Meeting
Doomed by the Living Dead
Melissa
Black Funeral
Evil
Come to the Sabbath
Satan’s Fall
To One Far Away

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