Por Rodolfo Galleguillos.
La multintrumentista estadounidense, ganadora de tres premios Grammy vuelve a Chile después de 9 años desde su última visita a revisar su más reciente trabajo discográfico: No More Water: The Gospel of James Baldwin del 2024, un tributo a escritores afroamericanos como el aludido en el título, y cuya recepción ha sido en general de aclamación tanto de la crítica especializada como de los fanáticos. Y sin duda era de esperar, ya que Ndegeocello además de tener una prolífica carrera en la música es una importante activista de los derechos de la gente afrodescendiente, como también de las diversidades y del lugar de la mujer dentro de la sociedad norteamericana como de otras partes del globo.
Nacida como Michell Lynn Johnson en Alemania y luego trasladada con su familia a Washington D.C, donde creció, se dedicada principalmente al bajo eléctrico y desde joven estuvo vinculada a la música por influencia de su padre, quien fuese saxofonista y quien la introdujo en grandes exponentes de diversos estilos. En su adolescencia y ya estudiando en distintas escuelas de arte adoptó su apodo actual que significa “libre como un pájaro” en suajili, idioma proveniente de varios países y culturas de África del Este.
Su trayectoria musical además de su carrera solista cuenta con un tremendo número de colaboraciones y anécdotas con otros músicos, como su intento fallido de entrar a la banda Living Colour, o su trabajo con músicos como Herbie Handcock, Robert Glasper, Madonna y Alanis Morrisette, lo que muestra su diversa paleta sonora y la capacidad de adaptarse a distintos estilos, que en general caracterizan su particular propuesta. Desde el jazz y el funk, al pop, rock, rap y R&B, Meshelle se ha consagrado como una artista de fusión y exponente impulsora del movimiento neosoul.
Hay que resaltar que su vida, si bien se ha mantenido discreta, ha tenido fuertes repercusiones a su alrededor. El año 2018 publicó Ventriluoquism, un disco cargado por su sentir por la muerte de sus padres, y también lleno de solidaridad a las diversidades de género y sexuales, a propósito de su propia bisexualidad. La portada del disco es un triángulo rosado invertido, figura que los nazis obligaron a usar a los hombres homosexuales para identificarlos, y cuya lectura actual busca subvertir aquel estigma en tiempos en donde las políticas de Donald Trump empezaron nuevamente a violentar a las diversidades.
Su último trabajo, en línea similar, busca traer nuevamente sus orígenes y revindicar la experiencia de los afrodescendientes en Norteamérica, ya que el “evangelio de James Baldwin” intenta resignificar y aceptar la formación cristiana de muchos oprimidos del continente, intentando dar un mensaje de aceptación y conciliación de raíces en contra de la tendencia a negarlos. Y a pesar de los potentes mensajes que transmite, prefiere mantener una faceta más modesta en torno a sus opiniones públicas, señalando en entrevistas que a través de la música logra prescindir de sus propias ataduras para intentar hacer dialogas cosas que considera más grandes que ella. Este 18 de Mayo en Club Chocolate realizará su esperado show, que supone ser una experiencia inolvidable y de resistencia para quienes la han seguido de cerca desde sus inicios hace más de 30 años, como también de quienes se han sumado recientemente a su fiel séquito de admiradores.