NoB en Chile: La nostalgia desde el lejano oriente
Cúpula Multiespacio, 6 de abril 2017.

Por Nicolás Morán.
Fotografías por Felipe Morales.

Para los fanáticos de la música japonesa y la cultura oriental, este jueves en la Cúpula del Parque O’Higgins se llevó a cabo el concierto de NoB (Nobuo Yamada). Este artista nipón nos trajo la fuerza de las canciones de una de las series de dibujos animados, ícono de los años 90. Para los que crecimos viendo “Los Caballeros del Zodiaco”, significa revivir la infancia y los buenos momentos que pasamos viendo el “Club de los Tigritos”, pero me temo que más allá de eso, no conocía ninguna canción, salvo “Pegasus Fantasy”. Para mí, este concierto era netamente experimental.

Para la gente que se ha logrado meter mucho más en la cultura “Otaku”, es más complejo que solo una añoranza, significa tener a un artista del otro lado del mundo, mostrando todo lo que admiras, en tu país.

La capacidad de la Cúpula es para aproximadamente dos mil personas, y la verdad es que pensé que habría más personas pero, al parecer, el hecho de ser jueves le trajo problemas al evento, porque aunque era bastante popular entre niños, jóvenes y no tan jóvenes, en esta ocasión, el show convocó solamente a unas 200 personas. Otro punto que debo mencionar, es que se demoró media hora en empezar, quizás esperando que llegase más gente.

Antes del artista principal, hubo 2 bandas. La primera, Kitsune Metaru, cuya estética era muy interesante, y su vocalista era una chica joven, con una buena voz. Tocaban Metal, aunque sus letras abarcaban temas otakus como el tema “Neko Nyan”, que trataba sobre gatitos. Sinceramente no fueron de mi gusto, porque estaba mal ecualizado, de hecho, la voz principal no se escuchaba, aunque no niego que las interpretaciones en guitarra estaban estupendas, hay mucho talento ahí.

Luego se vino el grupo Antharess Anime, quienes eran, para definirlo lo más coloquialmente posible, la versión punk rock del Capitán Memo, y ya que no soy seguidor de la animación japonesa actual, poder revivir las canciones de Slum Dunk, Dragon Ball Z, Slayers, Pokémon, Digimon o el Gato Cósmico, me hizo sentir cómodo, porque es inevitable cantar con una sonrisa los “opening” de tus series de infancia.

Ya entrando de lleno con NoB, por lo que pudimos averiguar, tocó algunos temas “clásicos” dentro de su carrera y el audio estuvo bastante bien. Con respecto a la capacidad de manejar al público, logró, a punta de energía y dinamismo, conquistar al público.

De todos modos, el J-Rock (rock en japonés) pegó fuerte entre los años 2005 y 2012, con algunos remanentes que se mantienen hasta hoy, y hay que admitir, que la cultura pop occidental ha logrado imbuirse de la oriental gracias a la globalización, por lo que no es raro ver juntas exposiciones de animé y manga que convocan a miles de personas, que poseen intereses similares.

Con respecto a la estética del concierto, el cantante llegó con un estilo de vestimenta vistoso y de alta costura, usó bien los espacios, motivando a la gente a acercarse, por lo que el público respondió extasiado. Quizás no es tan conocido en Chile, pero sus admiradores son acérrimos.

La duración total del espectáculo bordeó las 2 horas y 15 minutos, que dejó felices a los espectadores. Había muchas edades confluyendo en un gusto común, y aunque no me sentía parte de ese gusto, me agradó ver que la gente que es tildada de “ñoña”, “rara” o “diferente”, es todo lo contrario. Muchos fueron con sus hijos, sus parejas, en grupo y algunos solos, y los vi felices. Niños de 5 años cantando Dragon Ball o Slam Dunk, me hizo recordar que yo también disfruté de eso en una época, y aunque han pasado varios años, el disfrute es el mismo, porque hoy, con varias más primaveras encima, todavía podemos hacer una Genkidama.

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