16 de mayo 2023.

Por Manuela Beltrán.
Fotografías por Matías Schwartz.

El Club Subterráneo albergó este martes, gracias a la curatoría musical de Stgo Fusión, a la destacada saxofonista londinense Nubya García, en concierto de calidad musical exuberante, de aquellas sorpresas que aparecen en Santiago. De madre es guyanesa y padre trinitense-británico, Nubya comenzó su gira por América Latina en su concierto en Chile, luego viaja a Argentina, para terminar en Brasil. Una exploradora de ritmos mundiales, y que mejor manera de acercarse a la mística latina que viniendo precisamente a las tierras sureñas.

Se abre el telón y comienza la ovación. Entra primero el baterista, Sam Jones, quien se sienta y de inmediato empieza a tocar. Le siguen en el teclado Deschanel Gordon y luego Daniel Casimir al gigante contrabajo. Se acomodan en sus posiciones y entra Nubya Garcia, el Club Subterráneo se transforma en cueva de jazz. Antes de empezar la artista lo autoriza todo, “bailen, griten, muévanse por el espacio, hagan lo que quieran”, el concierto es del público.

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Comienza la primera canción con sus elaboradas melodías, que paulatinamente se elevar en bases dub que van in crescendo. El saxo también hace pausas, para dejar que los teclados se apoderen del espacio. La canción es el corte del mismo nombre del último álbum de Nubya García, el aclamado Source. Un disco que ha recibido una recepción muy grandilocuente por la prensa Londinense y mundial. “Este es el primer tour sudamericano y este es el primer concierto de la gira”, comenta Nubya en la primera pausa arriba del escenario, a lo que el público ovaciona. Para completar su mensaje Nubya dice: “Esto es el claro ejemplo de que de las cosas no suceden de un día para otro, llevamos planificando esto desde hace mucho tiempo, así gracias a cada persona de esta sala”.

Presenta la canción “The Message Continous”, y después de un solo de contrabajo, un pitido entra inoportuno, interrumpe a Nubya y su saxofón, pero se reintegra a la improvisación. Nubya en realidad lo da todo con su instrumento y en la pausa pide una toalla y se seca el sudor del rostro. La gente en el público está muy atenta y en movimiento y a cada fin de improvisación para aplaudir, todo aquel movimiento provoca muchas emociones y sensaciones.

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“Esta es una nueva, no ha sido publicada, no tiene nombre todavía, necesito de su ayuda para nombrarla, que me digan cómo les hace sentir, en sus mentes, espero que la disfruten”. La canción sin nombre es una deliciosa jam en la que notas graves de saxo adquieren protagonismo gracias a los otros instrumentos que la enmarcan. Juegan los solos de teclados y la batería cuyos platillos pasan de estruendos a momentos de mucha suavidad, en la que el saxo también se calma. Nubya hace pausas, para dejarle espacio al teclado doble y al bajo.

“Nunca me gusta decidir una setlist porque me gusta sentir la vibración de la sala” Desde el público le gritan “¡Cumbia!” a lo que ella responde por defecto e inmediatamente en inglés “si, pero no todavía, quizás es un poco temprano para esa”. Se toma su tiempo en realidad, todo en este concierto es sobre tomarse el tiempo. Son maestra y maestros de jugar con los tiempos, se ve que han trabajado juntos en sus melodías. Empieza otra canción en la que Nubya deleita con un solo de saxofón en el que hace como sonidos dobles, hipnóticos, desde un solo soplido, también secuencias que cuando llegan a una nota grave, vibra el techo del Club Subterráneo. Todo el público está en silencio, extremadamente atento y desde atrás se escucha que alguien le pide silencio a otra persona. Nubya sube la intensidad de su solo y como llamando a su bandada para despegar, empieza el bajo a tocar acompañándola, luego los 4 músicos vuelan en un jam de intensidad y prolijidad. Nubya hace señas todo el tiempo, levantando el brazo para indicar los cambios de las canciones con la complicidad de una banda que se conoce y que viaja junta tocando desde hace tiempo. El bajo también juega durante su solo, entre notas agudas y graves explora todo el mástil del instrumento. Nubya se acomoda los lentes, toma aire y prosigue luego de su pausa.

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Para la última canción los músicos y sobre todo el baterista comienza un ritmo que hace que el público super animado comience a gritar muy corto y amigable “¡eh, eh, eh, eh!” Como algo usual, muy chileno. Nubya sonríe y motiva al grupo de la primera fila que sigan saltando. Nubya empieza a soplar el viento, e inmediatamente se reconoce la más famosa de las canciones actuales, “La Cumbia Me Está Llamando”, con movimientos cortitos de hombros baila mientras toca. Los músicos se meten en melodías super de Latin Jazz que hace que desde el público alguien hasta silbe la típica clave tropical de son cubano para acompañar. Toda una melodía integral, con cambio llenos de complicidades que no necesitan ninguna señal, ninguna mirada, sólo telepatía y seguro mucho ensayo previo.

Cada vez que termina una canción Nubya presenta a los músicos por su nombre, los debió haber presentado unas cuatro o cinco veces en todo el concierto. “Deschanel Gordon en teclados, Daniel Casimir en bajo y Sam Jones en batería”. Sale lamentando que esa era la última canción, que no controla el tiempo, pero de inmediato vuelve agradeciendo tener tiempo para una más. Sube al escenario otra vez con un corto de tequila y le hace brindis al público.

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Nubya se presenta a si misma, contando que es de Londres, nacida y criada en Candem Town, que ama su pueblo, pero que a veces puede ser muy difícil por lo agitado y estresante que puede llegar a ser. Presenta la última canción haciendo un paralelo de eso con Santiago, “la mitad del país vive en esta ciudad, debe ser difícil”, comenta. La canción “Pace”, es precisamente un llamado de atención para tomarse el tiempo de desacelerar y pasar tiempo con la familia, con los amigos, con la comunidad. Nubya toma un rollito de hierbas aromáticas encendido como incienso y lo deja humeando a su lado para que se armonicen las energías a su alrededor. Entre percusiones veloces, los instrumentos van adquiriendo templanza en las melodías, el piano y el saxo se ralentizan mostrándose más simples, o simplemente con menos complejidades. El baterista pone un pandero sobre el hi-hat un momento.

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Ya para terminar Nubya se saca los lentes, los deja en la mesita junto con los pedales de sus instrumentos, al lado del vaso vacío de tequila y los últimos humos del incienso. Con los ojos cerrados soplando como un sueño de Lisa Simpson en trance, suenan brillosos estruendos, gritos de saxofón. Respira por nariz para los últimos sonidos como de aves. Y cuando parecía el final entra como comenzó con bases en los teclados reggea, terminando de mezclar todo en el escenario, dubstep, jazz pasando por soul, hasta llegar a la cumbia colombiana y las músicas de la diáspora africana. Una viajera que se acerca a América Latina para impregnarse aún más de las músicas del mundo.

Setlist:
Source
The Message Continous
Unreleased
La Cumbia Me Está Llamando
Encore
Pace

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