Para que nunca más en Velódromo Estadio Nacional: Todos contra la violencia
22 de diciembre 2019.

Por Rodrigo Guzmán.
Fotografías por Agustín León.

Sobre el 18 de octubre ya se ha escrito bastante. No es para menos, pues el conflicto social por el que atraviesa el país es el más agudo desde la vuelta a la democracia. Cada día que pasa la lista de heridos, violentados y violentadas mantiene un preocupante y sostenido aumento. Y ante la ceguera y sordera de quienes regentan la conducción del Estado, la sociedad civil se ha organizado en diferentes instancias de colaboración y solidaridad. De esta manera el evento Para que nunca más, concierto consciente se organizó en base a una finalidad definida: ir en apoyo a las víctimas de la violencia policial, cuyo accionar dejó ciego al joven Gustavo Gatica y a Fabiola Campillay, junto a más de 350 personas con lesiones oculares y más de 3.400 heridos durante las manifestaciones, según datos entregados por el INDH.

Paula Calaf y Heitel Zurita, compañeros de Gustavo Gatica, fueron quienes idearon esta maratónica fecha, que logró congregar a más de 10.000 personas en el velódromo del Estadio Nacional desde el mediodía hasta la madrugada de este lunes. La fecha tuvo una serie de características que hicieron de este concierto un evento particular, pues se tuvo la idea de presentar a más de 50 conjuntos, solistas y humoristas a lo largo del día, dando cuenta así del deseo de colaborar en el estallido social chileno que distintos artistas nacionales han manifestado desde el primer día de movilizaciones, demostrando así que la música es también una trinchera y que es imposible disociar del contexto de producción donde se origina.

Dentro del amplio espectro de sonidos y propuestas, se pudo oír con claridad lo hecho por Alectrofobia, quienes rindieron tributo al legendario conjunto peruano Los Saicos, a través de ese reconocido estribillo “demoler, demoler, demoler, la estación de tren”, que invita a destruirlo todo desde el año 1965 y que al día de hoy, cobra más sentido que nunca.

En la senda del rock & roll, también se pudo observar la actuación de Katapulpo, cuyo sonido de un rock fresco, pero con altas cuotas de compromiso político llegó a ponerle cierta intensidad a la tarde, abrazada por un calor infernal. El corte “Fundo” cobró sentido claro en medio del clima político tenso que hoy todos vivimos.

Asimismo, Luna Rock puso lo suyo con una presentación cargada a un rock & roll de corte melódico, que a ratos dejaba oír la influencia de Deep Purple y otros en su música. Entre los temas que interpretaron, se destacó “Amnesia”, antecedido por las sentidas palabras de su vocalista sobre la importancia del olvido y la memoria. Siguiendo la misma lógica de la música de guitarras, vino la actuación de Sin Retorno, cuyo sonido tributario de La Renga puso algo de crudeza ante un público mayoritariamente cumbiero. De esta manera, Sin Retorno interpretó una versión del corte “El Revelde”, compuesto por el conjunto trasandino, y un corte propio titulado “Volando Bajo el Sol”, cuyo arpegio primario vino a darle unos toques algo más melódicos a una propuesta caracterizada por su abrasión.

Venus y Gordom vinieron a cerrar las presentaciones más discretas de carácter rockero. Ante una audiencia que a esas alturas esperaba impaciente la bailanta, las actuaciones de estos colectivos pasaron más bien desapercibidas, a pesar de las extensas trayectorias que los respaldaban, particularmente Venus, quienes se formaron en 1992 y lograron instalar en la radio un par de reconocidos singles (“Zorrita”/ “Borracho”). Antes de finalizar el brazo rockero del evento, Los Miserables hicieron su esperada aparición. Los track a interpretar fueron “Progreso”, “Te recuerdo Amanda”, “Sudor y barro”, “Los Dos Gallos” y “Adelita”, que fue interpretado con toda la intensidad que un clásico del cancionero chileno puede requerir.

El último conjunto de rock que se presentó en el velódromo fue Narea y Tapia, por supuesto. Uno de los himnos más sonados en medio de este estallido social es precisamente “El Baile de los que Sobran” y dicho corte fue coreado a todo pulmón por los asistentes, quienes volcaron todos sus reparos hacia el sistema socioeconómico imperante en un sólo verso: “Y no fue tan verdad, porque esos juegos al final, terminaron para otros en laureles y futuros y dejaron a mis amigos pateando piedras”. Fuera de las presentaciones de carácter tropical, la de Narea y Tapia fue quizás la más aclamada por el público. La transversalidad y actualidad que aún mantienen los temas compuestos por los sanmiguelinos podría ser el principal argumento para clasificarla como uno de los conjuntos más relevantes de la historia del rock nacional, sin embargo dichas características no hacen más que recordarnos, tristemente, que en 30 años las condiciones en las que vive la mayoría del país son limitadas y limitantes, por decir lo menos.

La otra columna principal que sostuvo la fecha vivida en el velódromo fue la cumbia. Los números de La Sonora Cinco estrellas, Santaferia, La Combo Tortuga, Tomo Como Rey, Noche de Brujas, Villa Cariño y Guachupé llegaron a orquestar una fiesta donde todo fue baile y algarabía. Con múltiples alusiones al consumo de alcohol, la fiesta y el amor, se tendió, quizás, a olvidar que la jornada vivida en el velódromo fue tanto de solidaridad como de denuncia ante los hechos acontecidos en el país hace ya más de dos meses.

Los números humorísticos también fueron parte del cartel. Fue así como Alison Mandel, Pedro Ruminot y Edo Caroe hicieron reír a carcajadas al velódromo entero. Con rutinas contingentes y llenas de ironía, el stand up comedy fue un alto necesario ante la enorme y diversa cantidad de conjuntos musicales que se presentaron. Lamentablemente, el éxito de dichos comediantes no se vio replicado en las presentaciones de Mauricio Palma y su personaje Violento Parra, quien no logró entusiasmar al público con una rutina plagada de un humor corrosivo y negrísimo. Asimismo, la rutina de Jorge Alís tampoco replicó la gloria que en otros festivales se ha adjudicado. Quizás la extensa jornada y la avanzada hora a la que estos comediantes se presentaron les jugó una mala pasada, pues ninguno de los dos logró cultivar algo más que unos tenues aplausos.

Todo lo que inició como un evento bien organizado y planificado fue decantando con el paso de las horas. Problemas de audio en la amplificación y un molesto reverb en el sector sur-oeste de las gradas, impidió disfrutar al máximo de la presentación de Portavoz. Sin embargo, hubo presentaciones notables como la de Quique Neira y Noche de Brujas, que en términos de sonido e interpretación sonaron impecables. A pesar de que hubo un par de shows que no se realizaron, todo en el ambiente se llenó de alegría y compañerismo, ante un clima político y social hostil y convulsionado. En este sentido, el esfuerzo que supuso el concierto “Para que Nunca Más” fue una muestra de unión civil y solidaridad, que ante los crímenes perpetrados por el Estado durante estos dos meses de revuelta parece más necesario que nunca.

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