Banda invitada: Bagval.
10 de mayo 2023.

Por Carlos Barahona.
Fotografías por Javier Martínez.

Cuando hace una década y media Bryan Giles, Aaron Beam, David Sullivan y John Sherman conformaron Red Fang, quiero imaginarme que la premisa que tuvieron fue del tipo “formemos una banda con guitarras bien pesadas que hagan cabecear a la gente, traspasemos nuestro gusto por lo nerd y que se note que nuestro es disfrutar de todo esto siempre con una buena cerveza en la mano”. Lo que no fueron capaces de visualizar fue con su aparición reverdecieron a la escena del Stoner rock y dando nuevos bríos a quienes aman el fuzz por sobre todas las cosas. Con un Kyuss que derivó en disputas legales y con unos Queens of the Stone Age más suavizados musicalmente, con Sleep que también en sus extensiones sonoras cambió, lo de Red Fang vino a revitalizar a nivel mundial el rock desértico.

Y la mejor que se les ocurrió para darse a conocer, fue aprovechar el boom de Youtube, fue lanzar hilarantes videos musicales: por ejemplo en “Prehistoric Dog” aparecen siendo masacrados por un grupete amantes del medioevo, mientras que en “Hank is Dead” promueven una exigente competencia de guitarras de aire, aunque su punto cúlmine es “Wires”, en el que explotan la antítesis máxima de un videoclip, al malgastar – o invertir, depende de tu gusto- seis mil dólares de su sello en comprar un auto viejo, ponerle un parachoques y dedicarse básicamente, en cinco minutos de duración, mostrarnos el cómo es atropellar y chocar pianos, maniquíes, copas, botellas de leches y sandías. Una obra maestra en lo audiovisual.

Toda esta frescura y relajo forjaron una gran banda de seguidores alrededor del mundo, que los ha hecho recorrer las diferentes esquinas continentales difundiendo su ruido y deleitando a miles de fans. Anoche nuevamente fue el turno de nuestro país y el Club Ambar, el acogedor recinto de Barrio Bellavista, el punto de encuentro de la fanaticada fiel de los formados en Oregon, Estados Unidos. En los cinco años que transcurrieron de su última venida, lanzaron un nuevo disco Arrows (2021), que, si bien tiene un sonido menos crudo y con tempos más ralentizados, siguen manteniendo su esencia y frescura. De hecho, el video clip de la canción homónima parece ser una secuela del de “Wires”, pero esta vez una katana rompe y corta todo a su paso.

Bajo este contexto, lo de anoche fue un punto de reencuentro con el público local, y como sana tradición, una banda de acá fue la encargada de abrir los fuegos. En esta oportunidad los seleccionados fueron los chicos de Bagval, quiénes este año cumplen una década sobre los escenarios, por lo que su presentación venía cargada de sorpresas y anuncios. Con un breve pero contundente setlist, presentaron canciones nuevas de lo que será su nueva placa. Su sonido stoner experimental, el que se plasma en la duración de sus temas, las complejidades técnicas y las capas que generan sus guitarras hicieron que esa clásica frialdad inicial de la audiencia se acabara rápidamente, por lo que se bajaron entre vítores del escenario. Recomendamos poner atención a canciones como “Panteones” y “Volcanes”, que son pedazos de tracks.

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Y en este punto ocurrió la primera sorpresa de la noche: contrario a un montón de bandas extranjeras y su uso excesivo de roadies y asistentes de sonidos, uno a uno los integrantes de Red Fang se subieron al escenario e instalaron su propio equipo de sonido, enchufaron sus instrumentos y probaron acordes de cuerdas, todo esto frente a la incrédula mirada de los asistentes, quiénes entre aplausos reconocían el gesto de humildad del grupo.

Con precisión de reloj inglés, a las 21 horas abrieron los fuegos con “Blood Like Cream” -perteneciente a la placa Whales and Leeches– masacrando desde el inicio al centenar de personas que se agolparon en el reducto de calle Pinto Lagarrigue. La perfección en la ejecución de cada uno de los integrantes y su concentración en lo que hacen confunde, puesto que también transmiten una tranquilidad y goce en lo que están haciendo. Podrían estar tocando frente a cincuenta personas o frente a un estadio repleto de bote a bote y la actitud seguiría siendo la misma, te lo aseguro.

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Siguieron con “Malverde”, en la que el público como hipnotizados por los riffs de Giles y Sullivan solo atinó a corear incesantemente “that’s the trick, that’s the trick, i can’t believe that you’re falling for it”. También los saltos y unos tímidos mosh pit fueron apareciendo, ante la complaciente mirada del cuarteto.

Aaron Beam, bajista y el recién nombrado Bryan Giles, guitarra, fueron los encargados de conversar amenamente con la audiencia, sacando toda asimetría entre ellos como famosos y la gente que los admira. Saludaron, tiraron besos, respondieron a los gritos de la gente, todo en un tono desenfadado y cordial. Notable resaltar lo admirados que quedaron del sonido de Bagval, refiriéndose Giles a ellos como una “jodida gran banda”. Si bien el setlist fue breve en comparación a otros shows – o puede que se nos haya hecho corto – la heterogeneidad de lo expuesto anoche fue un acto de generosidad ante la fanaticada. No faltó ningún corte de ningún disco y sonaron todos los hits, llevándonos por un carrusel de intensidades y velocidades. Si “Into the Eye” y “Sharks” se encargaron de entregar esa dosis de stoner más lenta y pesada – estilo “Dopesmoker” de Sleep“Arrows”, “Freeride” y “Number Thirteen” hicieron vibrar a la audiencia.

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Las cervezas no faltaron y en “Wires” – hitazo de ese gran disco llamado Murder the Mountains – generó la locura necesaria. Se podía notar las ganas de Aaron Beam de tirarse sobre el público, aunque en esta oportunidad se midió. Los años también van entregando cierta mesura.

Para finalizar, tiraron cuatro bombas que dejaron sin aliento a todo presente. “Dirt Wizard”, “Prehistoric Dog”, “Hank is Dead” y “Throw Up”, las que hicieron delirar a la gente. Este cuarteto de temas resume muy bien el sonido stoner rock de la banda y dejaron satisfecho a cada uno de los presentes.

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Agradeciendo la conexión y respeto de la audiencia, se bajaron del escenario, y siguiendo con este continuo de humildad, cada uno de estos cuatro titanes desenchufó sus instrumentos, desarmaron la batería y se fueron bebiendo unas más que merecidas cervezas, convirtiéndose en los más humanos de los dioses, como diría el oriental Eduardo Galeano. En resumen, lo de anoche fue una clásica magistral de como hacer buena música y pasarlo bien, pero como debiese ser: sin ínfulas ni pasarse la película del rockstar, sino que, todo lo contrario, disfruta la música, disfruta a tus amigos y que el resto del mundo, aunque se vaya a la mierda, no te quite las ganas de hacer lo que desees, manteniendo siempre la cuota de humildad intacta, puesto que, simplemente, polvo eres y en polvo te convertirás. Lección de vida de la vieja escuela, ni más ni menos.

Setlist:
Blood Like Cream
Malverde
Crows in Swine
Arrows
Into the Eye
Antidote
Wires
Freeride
Number Thirteen
Humans Remain Human Remains
Sharks
Dirt Wizard
Prehistoric Dog
Hank Is Dead
Throw Up

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